(Tiago PZK/Pacheco y Rusherking/Thomas Tobar)
Eran cerca de la una de la noche y varios pibes habían decidido salir a despejarse un rato. Un par de tragos, un poco de baile, luz tenue y música fuerte.
A diferencia de las salidas a comer de cada sábado, habían elegido un boliche, uno muy popular en la zona donde vivían.
Las luces rojas y azules se movían en el gran salón. La gente en la pista era mucha al igual que en todo el lugar.
Encontraron una mesa libre y se sentaron sin pensarlo.La idea era poder ayudar a Mauro (Lombardo) a poder olvidar, aunque sea un rato a su ex, Paulo.
-No creo que sea buena idea.- Habló el de cara tatuada a Thomas.
-Vos tranquilo, despejate un toque, a nadie le gusta verte así de mal.
Tobar se levantó de su lugar y con ayuda de Monzón fue a comprar algo para tomar. El lugar estaba medio aburrido a su parecer, pero de todas formas querían hacer algo para tratar de subirle el ánimo a su amigo.
La barra estaba media vacía ya que la mayoría estaba bailando o habían llegado más temprano y ya tenían su trago en mano.
-Hola, dos fernet de litro y tres cervezas, rubias.
-Hablando de rubias... mirá quién está allá.- El peliblanco apuntó al otro extremo de la barra y ahí lo vió, sentado tomando algo que no distinguía que era. -Digo rubia porque se tiño, ¡Ah mira! Se tiño, pensé que era un fla-
-Boludo, ¿Viste cómo está vestido?- El pantalón de vestir junto a esa camisa blanca desarreglada le quedaba tremendamente bien.
Al verlo sentado moviendo su cabeza al ritmo de la música, su corazón había empezado a latir rápido igual que la primera vez que lo vió en la escuela.
Porque sí, era la típica historia de dos pibes que se hicieron amigos y uno se enamoró del otro. Pero los años habían pasado, habían crecido y ya no eran los mismos pendejos de dieciséis. Pero a pesar de los años, los sentimientos de Thomas nunca se habían ido.
No lo veía hace un montón, como dos o tres años, desde que terminaron el secundario y cada uno siguió su lado. Tobar se fue a una universidad casi donde terminaba la ciudad y Pacheco solo salió a conseguir trabajo.
Pero ahí lo tenía, a cinco asientos de él.
Tan hermoso como la última vez que lo vió, con ese corte tan raro que le gustaba usar pero que le encantaba, esos ojos oscuros tan profundos, aquellos labios tan carnosos y rojos.
Simplemente perfecto, como la primera vez.
Lo vió levantarse de su asiento y caminar hacia donde estaba él. Parecía que no lo había conocido, pero vió aquellos ojos clavarse en los de él mientras seguía su paso a lo que parecía ser el baño, haciendolo temblar bajo su profunda mirada.
-¿Me miró? Capaz flashe cualquiera.
El ojiverde levantó sus hombros y se fue empezando a llevar los tragos que habían comprado.
Pero Tobar no hizo nada, solo pudo quedarse en la barra como esperando a que volviera a pasar. Pero no pasó. Esperó diez minutos y se fue frustrado, seguro se había ido del lugar.
Volvió con sus amigos y se dió cuenta que tal vez había estado más de diez minutos en la barra. En los mismos asientos del lugar Mauro y Matías se besaban como si fuera la última vez, pero faltaban los otros dos, Enzo y Lombardo.
Agarró uno de los vasos de cerveza y se fue a la pista a tratar de bailar, ya que no sabía hacerlo.
Y como si la única luz fuerte del lugar lo alumbrara, lo vió bailando en medio del montón de gente. Veía sus movimientos desde lejos, tan atentamente que cualquiera pensaba que era un loco.
Pero había quedado tan embobado por como movía aquella cadera mientras agitaba su pelo desordenandolo un poco.
Y aunque más de una persona trataba de bailar a la par suyo, él sólo los corría, porque así era el. Le gustaba ver al mundo girar a su alrededor, y así era hasta que se percató de Thomas y lo vió ahí parado con la mirada fija en él y su atrapante cuerpo.
Con una simple sonrisa y una mirada apasionada logró que Thomas se le acerque, como si sus cuerpos fueran atraídos por alguna fuerza.
-Veo que no bailas con nadie, ¿Si te lo propongo yo me vas a girar la cara igual que al resto?
-¿Ni un hola me vas a decir Thomi?- El mayor se sorprendió al ver que sí lo recordaba, solo había jugado un poco cuando lo vio en la barra. -¿Qué? ¿Sorprendido? Dale no te hagas.
Se dió vuelta dispuesto a seguir bailando solo, pero sintió unas manos en su cintura y enseguida supo que lo tenía como quería.
-Dale Ti, no me dejes acá solo. ¿Bailamos o nos vamos? Sabes que querés pasarla conmigo.
-Primero invitame un vodka, después decido si quiero estar con vos, todavía no estoy seguro.
Pasó delante suyo mirándolo de reojo. Hace mucho no lo veía y aquellos sentimientos adolescentes habían vuelto.
-Dos shots de vodka por favor.
Se sentaron en la barra mientras la charla fluía, aunque habían decidido ser algo de una noche se querían volver a conocer.
De a rato se le acercaba alguien, tanto hombres como mujeres, tirándole chamuyos de cuarta mientras el los alejaba amablemente.
-¿Por qué hechas a todos?- Preguntó con bastante curiosidad buscando qué era lo que quería. Alguien tan lindo tenía a todos detrás, y así era.
-Porque todos quieren lo mismo.- Lo miró a los ojos y quiso preguntar a qué se refería, pero su mueca de "tristeza" le dijo todo. -Si tenés lindo cuerpo tenés que andar acostandote con alguien al azar, si no lo haces es un "desperdicio".
Soltó el menor mientras empezaba a sentir sus ojos picar y humedecerse. Giró su vista y pasó sus dedos quitando las casi lágrimas.
Tobar decidió no decir nada al respecto para no incomodar al menor. El bartender les entregó sus tragos y los dejó solos.
Así como si fuera agua se lo tomaron y pidieron otro con la excusa de entrar en confianza.
-¿Vamos?- Preguntó mientras sus ojos brillaban por las luces del lugar, el tatuaje debajo del ojo apenas se distinguía y Thomas solo pudo sentirse como un pendejo de catorce enamorado.
Asintió yéndose del lugar, no sin antes avisarle a sus amigos que se iría y abrazar a Mauro que estaba llorando mientras repetía que el fernet le hacía acordar al cordobés que una vez fue su novio, pero por la familia de este fueron separados.
Salieron casi corriendo del lugar entre risas y caricias.
Se subieron al primer taxi vacío que encontraron y se fueron al departamento de Tiago, ya que este no compartía casa.
Iban entre chistes y miradas profundas en la parte trasera del auto, contagiandole la risa al conductor de alguna u otra cosa que hablaban.
-Que sigan estando juntos por muchos años.
Dijo el taxista luego de que se bajaran y le pagaran. Ambos se sonrojaron un poco y no alcanzaron a decirle que no estaban juntos, aunque para Tobar no era mala idea serlo.
Pacheco abrió la puerta y dejó pasar al contrario primero, para luego cerrar bien.
-Thomi...- El nombrado se giró para verlo luego de que se sacó la campera que tenía puesta. -a las siete hay un eclipse, ¿Te quedaras a verlo conmigo?
-Mi mejor eclipse son tu ojos, ese es mi favorito. Pero igual sí quiero mirarlo con vos, mientras me prometas no volver a irte por años.
-Te lo prometo...
1283 palabras
• tiramisu •
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ramé || trapers (os)
FanfictionRamé; algo que es caótico y hermoso al mismo tiempo. Si quieren un shipp en especial pidanlo. Actualizaciones cuando se me ocurra qué escribir. No hay intenciones de ofender y/o sexualizar a las personas/personajes que aparecen acá. Todo es joda.