psycho || mauzo

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(Enzo Sauthier/FMK y
Mauro Monzón/Lit Killah)

Sé de memoria tu horario de ingreso y de salida de la escuela, aunque eso era lo de menos ya que vamos juntos.

Sé de quiénes te rodes, sabía quienes eran malos para vos, o sea todos tus amigos, pero vos no te dabas cuenta.

Sé dónde vivís, conozco a tu hermana y a tus papás. Hasta sé dónde queda la casa de tus abuelos maternos, tus abuelos favoritos.

Sé que cada mes vas a la peluquería que queda a cuatro cuadras de tu casa a teñírte de rubio y a retocarte el corte ese que tan bien te queda.

Sé dónde entrenas los lunes, miércoles y viernes a las seis de la tarde con tu equipo de fútbol de la escuela. También sé que después de entrenar se van a tomar un café, excepto los viernes, donde se juntan en la casa de tu amigo Thomas.

Sé que vas a clases de canto, cantas muy bien de hecho. Más de una vez te escuché detrás de la puerta del aula de teatro, esa donde te gusta ir para estar solo ya que nadie la usa.

Sé que sos muy bueno cocinando, en la repostería te va muy bien, sos exelente.

Conozco el tatuaje que tenés en el muslo derecho, ese que te hiciste una vez sin permiso de nadie y que ocultas de todos. Si, hablo del ángel que tira una flecha con fuego.

Sé que te preocupas mucho por como te veas en público, que te maquillas para tapar imperfecciones y que cada tres meses te vas a hacer limpiezas de cara.

Sé que te gusta el rosa, cualquier tipo de rosa, así queblo uso todos los días. Hasta me compre un buzo rosa y unas zapatillas rosas.

Te conozco tanto que siento que sos mi novio, cosa que me gustaría mucho pero vos ni me conocés. Simplemente me ignoras y te vas con tus amigos y todas esas chicas que dicen amarte cuando en realidad no buscan más que dañarte.

Porque todos quieren hacerte daño, todos menos yo. Yo jamás te haría algo porque te amo, y vos también lo hacés, solo que todavía no caíste ante mis encantos.

Antes de salir del aula me miraste por tres segundos, casi cuatro. Me sentí realmente bien, y más porque estabas sonriendo. Me sonreiste, capaz si sabes de mi existencia.

Salí de la habitación para ir a almorzar en el banco debajo del árbol, donde tenía una perfecta vista tuya y de tus amigos comiendo, pero especialmente tuyo.

Teníamos media hora de descanso, diez minutos antes de entrar a clases te vas al baño solo y allí tenemos privacidad porque voy con vos, aunque yo me quede en un cubículo encerrado solamente escuchandote.

Después compartimos una sola materia, historia, donde vos sos tan bueno y yo tan malo. Ahí aprovecho que no entiendo nada para poder mirarte de espaldas a mí todo el tiempo que pueda.

Salí de mi segunda clase al mismo tiempo que vos, en el pasillo de la escuela mientras iba a la salida te crucé y me miraste, por segunda vez. Te quedaste mirándome un rato más largo que el anterior, fueron seis segundos exactos.

Sentí que esas miradas significaron algo, quizás hasta te sabés mi nombre.

Cambié mis planes de repente, le mandé un mensaje a mamá diciéndole que no me venga a buscar, que debía estudiar con un compañero. Pero era mentira, hoy te acompañaría a casa sin que sepas.

Esperé a que te decidas irte, siempre esperabas a que todos tu amiguitos se vayan y ahí recién te ibas, re tarde.

Caminaba casi media cuadra lejos tuyo, no quería que mal pienses sobre mí, aunque no estuviera haciendo nada malo.

Caminabas raro, eso era causa de tu dolor de rodilla, hace dos semanas te golpearon fuerte jugando al fútbol y te quedó muy sensible. Para mí tendrías que haber ido al hospital.

Te ví doblar hacia la izquierda a dos cuadras de tu casa, es raro que tomaras otro camino, siempre vas por el mismo. Te seguí, de todas formas quería saber a dónde ibas.

-¿Qué hacés flaco?- Me preguntaste acorralandome contra la pared cuando doble en la esquina.

Me había asutado pero a la vez me puse nervioso, nunca había tenido contacto tan cercano con vos, que anhelaba desde que me comenzaste a gustar, hace dos años.

-Dale contestame gato, me venís siguiendo hace como siete cuadras, encima me re fichas en la escuela qué te pasa, ni te conozco.

-De cerca sos más lindo, ¿Te lo habían dicho?

Te alejaste de mí como si fuera a hacerte algo y me miraste confundido. Claramente no sabes ni quién era ni porque te seguí. aunque yo no te seguía, solo te estaba acompañando.

-¿Quién sos hermano?- Te notaba medio enojado, porqué no te calmas si yo no te voy a lastimar.

-Eso no importa Enzo, acá importas vos.- Traté de acariciar tu cara pero te alejaste más. -¿Cómo está tu rodilla? Tendrías que haber ido al médico, mira si te lesionaste.

-¿Cómo sabes de eso? Ni te conozco chabón.

-Yo te conozco Enzo, mucho más de lo que crees. Yo te quiero mucho, ¿Vos? Claro, no sabés quién soy. ¿Te gusta mi buzo? Me lo compré porque a vos te gusta el rosa.

Te miré con una sonrisa mientras estiraba mi buzo para que lo veas, pero solo estabas muy serio y enojado, o eso percibí yo.

Me agarraste del cuello del buzo y me apoyaste contra la pared, de nuevo. No te genía así de agresivo.

-Escuchame pelotudo, deja de seguirme y de mirarme, no sé cómo mierda sabes cosas de mí si en mi puta vida te hablé. Te veo otra vez cerca mío fuera de la escuela y te meto una denuncia.- Te habías puesto rojo del enojo, y yo sólo podía verte enbobado. -Efermo.

Me soltó un poco brusco y se fué, se dió la vuelta una vez más y se desapareció entre las calles.

-Enfermo... enfermo por vos.

Corrí a mi casa mientras me reía, sin saber porqué. Estaba felíz, ahora no solo me veías, si no que también sabías de mi existencia hace tiempo.

Y aunque me llamaste así, de una forma que para alguien es fea, para mí fue más hermosa que mil ramos de flores.

1062 palabras
tiramisu

ramé || trapers (os)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora