14 de febrero || pauki

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(Mauro/Duki y Paulo Londra)

Los catorce de febrero era lindos, y para algunos más que otros. Los chocolates, rosas y peluches eran los principales regalos de todos.

La gente reservaba mesas en restaurantes elegantes y se ponía sus mejores prendas para salir con sus parejas.

Algunos tenían noches de tragos y bailes, y otros tenían noches de pura pasión.

Todos menos Mauro, que lamentablemente había terminado con su pareja el día anterior.

Aunque eso no lo ponía triste y eso le resultaba bastante raro ya que, según él, esa chica era la de sus sueños y el amor que le tenía era muy grande.

Por otra parte, para Paulo solo era un día más. No tenía pareja ni estaba tratando algo con alguien, y peor aún no declaraba su amor.

Una de las peores cosas que le habían ocurrido había sido enamorarse de su mejor amigo aunque eso sonara un tanto exagerado. Pero para él era así, vivía con el constante dolor de escuchar a Mauro lo que había hecho con su, ahora ex, mientras el reprimía las ganas de caminar por alguna calle con su mano agarrada a la de Lombardo.

De todas formas trataba de no sentirse así, siempre debía ponerse feliz por su amigo y apoyarlo en todo. Y eso era lo que iba a ser, o al menos intentar.

La noche anterior, o sea el trece de febrero, le llegó un audio de Mauro diciéndole entre sollozos que había roto con su novia. O mejor dicho que ella le había terminado.

Londra hasta le ofreció ir a su casa esa misma noche y tratar de subirle los ánimos, pero su amigo se negó y le dijo que estaría bien.

No insistió y le propuso verse al día siguiente, y eso estaba por hacer. Por primera vez iba a pasar un catorce de febrero con alguien, y no solo era alguien, era con la persona que le había robado el corazón.

Por un lado se sentía feliz por eso ya que lo sentiría como un adelanto a declararse, y por otro lado se sentía mal, no habían pasado ni veinticuatro horas de la separación de Mauro.

Pero pasara lo que pasara, él iba a estar ahí para él.

Toco el timbre del departamento de su amigo y esperó a que bajara. Con su pie golpeaba el piso constantemente y miraba fijamente la caja con un gran moño entre sus manos, ¿De verdad le gustaría su regalo?

Escuchó ruido de pasos y levantó su vista, su amigo llegaba en pijama y pantuflas, con cara de dormido y una pequeña sonrisa.

-Amigo, ¿Te desperté?- Preguntó Paulo no quierendo molestar si es que el otro quería descansar.

-No, no, solo estaba, ya sabes... pensando.

Asintió sin saber qué decir exactamente y solo entraron al edificio. En el ascensor ninguno habló, hasta se sintió un poco incómodo pero solo era el momento, la mala situación que pasaba Mauro y los nervios que pasaba Paulo.

El rubio veía de reojo como su amigo jugaba con sus dedos y no se quedaba quieto, se movia en el lugar a cada rato, y eso que no tardaron mucho en llegar al departamento.

Al cruzar la puerta Mauro lo abrazó, casi tirando la gran caja que tenía Paulo en sus manos.

-Te extrañé mucho.- Le susurró en el pecho, mientras el otro lo abrazaba con un brazo, y con la otra mano trataba de que el regalo no se le cayera.

-Yo igual Mau, ¿Cómo estás?

-Ahí estoy...- Se sacó las pantuflas y se fue al sillón, siendo seguido por el ojiazul. Abrió sus ojos con sorpresa y señaló la gran caja azul de moño blanco.- ¿Qué es eso?

-Ouh, es un regalo para vos. No sé si te va a gustar pero bueno.

Mauro agarró rápidamente la caja y empezó abrirla, era como ver a un nene en navidad. Al ver lo que su regalo era uno de los tantos buzos con dibujos animados que le gustaban, solo se lanzó a Paulo como agradecimiento.

-¡Amigo es buenísimo! ¡Gracias!

Paulo solo sonreía, hace mucho ningún amigo lo abrazaba así que no sabía como reaccionar, igual solo era Mauro. Palmeó su espalda mientras le decía que no tenía que agradecer nada.

-No amigo posta, no sé, te hago unos fideos.

-No en serio, es mi regalo de catorce de febrero... dea re trolo.

-Si mal.- Ambos se rieron pero Paulo sentía esa leve presión en el pecho, aquella a la que estaba acostumbrado. -¿Qué hacemos? Podemos mirar una peli o algo.

-Si dale, poné alguno yo paso al baño.

Mauro le sonrió y se puso a buscar alguna película en la tele, mientras Londra se alejaba y volteaba a ver esa sonrisa.

Esa sonrisa tan hermosa que tenía, esa que le gustaba ver siempre. Pero aunque quisiera verla al despertar no iba a poder porque no era correspondido.

Porque Mauro era su amigo, no su catorce de febrero.

821 palabras
tiramisu

ramé || trapers (os)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora