pañuelo || litcko

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(Matías/Ecko y Mauro/Lit KIllah)

Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Invierno, pleno julio para ser exactos de 1973.

Había nevado toda la noche y la temperatura era de varios grados bajo cero, aún recuerdo la brisa helada traspasar mi ropa y como me helaba hasta los huesos. No sentía mis manos pero mi corazón se mantenía calentito, alegre por volver a mi hogar después de años.

A pesar del frío tan intenso, una multitud de personas permanecieron en el camino que une el muelle con el pueblo para recibirnos a nosotros, los soldados que llegábamos como prisioneros de guerra en el buque ingles.
 
La gente nos recibía como a unos súper héroes y nos felicitaban. Pero alguien entre la multitud llamo mi atención. Un chico con un bebé en brazos que me miraba fijo.

Me acerqué a él sin dejar de verlo, y una vez que lo tuve al frente, sin cruzar palabra alguna, estiró su mano y me pidió que le diera mi pañuelo.

"¿Para qué lo quiere?", le pregunté confundido, con apenas 19 años de edad. Él me contestó, "Para dárselo a mi bebé cuando crezca, y así decirle que era de un soldado que fue a pelear por él."

Jamás podré borrarlo de mi memoria. Y sigo sin hacerlo.

Nunca supe su nombre, nunca hablamos. El acto de darle mi pañuelo ya había sido considerado raro  e incluso inadecuado ya que era un acto de hombre a hombre, no de hombre a mujer.

Pensé que lo encontraría algún día y así poder saber quién era el chico de ojos verdes que me había atrapado de una manera distinta. 

Pensé que como vivíamos en un pueblo chico me lo cruzaría nuevamente, o que estaría junto al bebé en el mismo camino que une el muelle con el pueblo despidiendo a los soldados cuando nos llevaban a campo de guerra dos meses después de esa vez.

Pero no, el chico de ojos verdes ya no estuvo nunca más, ni tampoco su niño.

De esa partida no volví a mi pueblo por un año, capaz un poco más. Por lo que sabía hasta nos habían sacado del país. Me sentía solo, extrañaba a mis papás, y sobre todo a mi amigo Damián.

Él había ido conmigo, o bueno lo habían seleccionado para ir. Aún recuerdo esa última mirada que me dio como pidiéndome que huyera de la trinchera, que yo logre salvarme como él no pudo.

Lo pero fue bajar de la camioneta solo y ver como la sonrisa de los papás de mi amigo, que lo esperaban junto al muelle, se iba desvaneciendo poco a poco.

Al llegar a casa grité un hola para que me vengan a recibir, pero no contestó nadie. Pensé que no habría nadie, pero al llegar al comedor vi a una chica, tal vez un poco más joven que yo.

Recuerdo como la sangre se me heló y me sentí muy mal por alguna razón al oír que ella era mi prometida. Inmediatamente el chico de ojos verdes vino a mi mente, pero no pude hacer más que solo aceptar que Julieta sería mi futura esposa.

La boda se hizo en solo dos semanas y yo no sabía si era mejor esta aquí o en guerra. 

Como mis papás eran personas sociables vino casi todo el pueblo, la iglesia estaba llena y mi mamá no dejaba de recordarme lo feliz que iba a ser con aquella chica y los hijos que íbamos a tener. Pero ella no sabía que Julieta no tenía los mismos ojos que el chico del muelle, que ella no tenía el pañuelo que le di a él.

El pastor no dejaba de hablar y yo lo único que quería hacer era irme. Julieta dijo "Sí, acepto" y me dijeron que iba yo.

Empecé a mirar a toda la gente del salón como buscando una salida, Damián me hubiera sacado de aquí. Hasta el día de hoy no sé si lo que hice fue lo correcto, capaz si mis ojos no hubieran chocado con los de él hubiera dicho que sí y estaría con Julieta hasta el día de hoy.

Pero no, él estaba ahí en puerta de la iglesia con su bebé atado a su torso, y sobretodo, con mi pañuelo en su cuello.

Me sonrió de costado y supe lo que tenía que hacer. Me bajé del altar mientras mi mamá gritaba como una histérica que vuelva, pero yo no quería hacerlo, yo quería irme con el chico de ojos verdes.

Corrí hasta la puerta y tomé la mano del chico antes que alguien me lo impidiera. Agarré el auto que nos habían dado a Julieta y a mí como regalo de bodas y simplemente nos fuimos.

Me fui con él, Mauro, el chico de ojos verdes que una vez me pidió mi pañuelo para su bebé.

805 palabras
tiramisu •

ramé || trapers (os)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora