Capitulo VII: Luz azul

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~Franccesca~

Quería enterrar mi cabeza a tres metros bajo tierra pero no podía, tenía que conformarme con esconderme entre en cuello de Maleka.

— ¡Te dije que de compañia! — Le gruñó a Eegan.

— Me dijiste que buscara rápido, los de compañia estaban ocupados. — Devolvió

Realmente no sabía porqué estaba llorando, porqué me sentí mal cuando estuve allá abajo o porqué no pude hacerlo.

— No sirves para esto, por suerte mandé a otra chica de inmediato o hubiera tenido problemas — Me miró con odio — Vete a tu casa niña.

— No, no, no quiero hacerlo — Dije mirándolos a los dos.

— ¿Es una puta broma? Saliste corriendo — Señaló la puerta — Bueno... Mal corrió a sacarte de hecho.

— Entré en pánico, lo siento. — Me ahogue conmigo misma — Necesito el dinero.

— Fran ya te dije que te puedo prestar — Ella me tomó por los hombros para me concentrara en ella.

— ¡NO! — Saltaron los dos — Quiero ganarlo y punto.

— Pues abre las malditas piernas de una puta vez. — Corrió a la barra para tomar un trago.

Me levanté para salir de aquí y sin darme cuenta Maleka me siguió, llegamos juntas hasta su auto. Que para agregar tenía la asquerosa cara de ese señor en mi cabeza, era tan desagradable que no quería cerrarlos ojos de nuevo.

—Si quieres el dinero tienes que hacerlo, Sol.

— Lo sé, pero no es tan fácil. — Mi voz que quebraba — Pero sí, volveré mañana.

— Bien. Solo piensa que es un novio tuyo o un juego — Tomó mi mano — Es eso, solo un juego.

—Está bien.

— Bien, perra — Besó está misma y reímos juntas pasando el mal momento. — Ahí detrás esta una maleta, dentro estan unos vestidos que puedes usar, es peligroso que uses tu ropa habitual por si un cliente te reconoce en la calle. Mañana hay un cliente de compañia, normalmente solo toma con la chicas y se va pero tratalo bien y no te vayas, por favor.

Asentí con la cabeza, estuvimos un rato procesando todo hasta que condujo hacía mi casa y me dejó ahí. Al entrar mi madre estaba dormida, me di un baño para quitar está sensación de suciedad y me metí a la cama.

•••

— ¿Estás lista niña? — Me preguntó Eegan de nuevo en el ascensor.

— ¿Se te olvida que solo eres 4 años mayor que yo verdad? Imbécil — Voltee mi ojos

— Ey, que no se te olvide quien es tu jefe.

—Me reí con sarcasmo, aunque no me gustara, era la verdad — Por fin eres divertido, imbécil.

— Si no fueras un favor de Mal te echaría a los perros.

— Tú me tocas un pelo y te corto las bolas.

—Ja, al menos tienes carácter enana. — Sonrió de lado y me miro por el rabillo de su ojo — Ese vestido es de Mal, se lo regalé yo. No lo luces tan mal después de todo.

— No recuerdo haberte preguntado.

— Ay por favor, te hice un cumplido. Si no quieres ser mi amiga está bien, pero solo trato de llevarme bien con mis chicas.

—Bien, ya deja el drama.

En cuanto se abrieron las puertas del ascensor me despedí de mi jefe y caminé por el pequeño pasillo del piso que al parecer era el último. Pensé que usaban el centro comercial abandonado para esto, pero por lo visto tenían varias cedes regadas por la ciudad.

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