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18 de septiembre de 1996.

En la mañana siguiente, a la hora del desayuno los estudiantes ya se encontraban en el gran comedor.

Sin embargo, una castaña y un pelinegro corrían en dirección a las puertas del gran comedor, iban tan deprisa que cuando se dieron cuenta, fue demasiado tarde.

La castaña se había estrellado contra la espalda de un hombre castaño, el cual iba acompañado de otras personas, el hombre con el cual se había estrellado, era Benjamín Nott, padre de Theo Nott.

— Le ofrezco mis disculpas, Lord Nott, no era mi intención chocar con usted. — se disculpó Hermione dando una mini reverencia demostrando el respeto que se le debe dar a un lord.

Puede que Hermione sea hija de muggles, pero desde que se entero que era una bruja y que existía el mundo mágico, decidió que estudiaría y aprendería todo lo que fuera posible de aquel mundo, de ahí el hecho que sepa como tratar con un Lord o una lady, además de que su mamá siempre le enseñó todo tipo de etiquetas que existieran, por esos sus buenos modales en todo momento sin importar la situación.

Decir que Benjamín estaba sorprendido era poco, el, al igual que sus amigos, quedo deslumbrado con la castaña, pues desde la caída del señor tenebroso, su apellido, junto con el apellido Malfoy, Parkinson, Greengrass y Zabini, no imponía tanto respeto y que una jovencita de la edad de su hijo demostrara tal respeto ante él, era más que sorprendente.

— No hay de que disculparse, señorita, fue un accidente y a cualquiera le puede ocurrir. — contesto Benjamín saliendo de su pequeña conmoción, recordando como él y sus amigos eran igual.

— De ser así, Lord Nott, me retiró. — hablo nuevamente Hermione preparándose para entrar al gran comedor. — Señores, fue un placer verlos. — y sin más que decir entro al gran comedor seguida de Harry que estaba orgulloso de la castaña.

Benjamín miro a sus amigos buscando algún tipo de explicación, pues según Lucius, aquella jovencita era de padres muggles y no todos los hijos de muggles demuestran el mismo respeto que ella, sin embargo, cuando iba hablar con sus amigos de lo sucedido fue interrumpido por un par de pelirrojos que llegaban con sus hijos ya graduados de Hogwarts, además de ser acompañados por tres rubias, un ya mejorado Sirius Black, un ex profesor de Hogwarts, dos pelinegros, una metamorfomaga y, por último, un joven búlgaro.

Sin querer juntarse con los recién llegados, decidieron seguir el ejemplo de la castaña entrando al gran comedor, en donde se encontraron las típicas cuatro mesas de cada casa, con su típica mascara sin emociones se fueron a sentar con los Slytherin.

— Papá ¿Qué haces aquí? — pregunto Theo mirando a su papá y tíos

— Parece que no estas contento de verme, Theo. — bromeó Ben con su hijo. — Dumbledore nos mando a llamar, espero que no hayan hecho nada estúpido. — dijo esta vez mirando a todos sus sobrinos.

— Estudiantes e invitados, sé que se están preguntando el por que he de necesitar su presencia con extrema urgencia, lo que estoy apunto de anunciar pude parecerles irreal y hasta pueden llegar a pensar que estoy loco, así que, sin inconvenientes, me complace presentar a la tercera generación. — como era de esperarse, las reacciones no se hicieron esperar.

— Creo que vivir tantos años ya le está haciendo daño al viejo. — la burla de Blaise hizo reír a sus amigos, pero también que sus tías y su mamá lo regañaran.

— Odio admitirlo, pero esta vez Blaise tiene razón, la edad ya le está afectando a Dumbledore. — confirmo Draco lo dicho por su amigo.

Todo tipo de comentarios se lograban escuchar por el gran comedor, sin embargo, las voces cesaron cuando un montón de encapuchados ingresaron por las puertas del gran comedor y se sentaron en la mesa que Dumbledore les había preparado, tanto estudiantes como profesores e invitados estaban sorprendidos de que lo dicho por el director fuera cierto.

Secretos De Hogwarts (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora