¿Qué hacías espiando?

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Tantas veces que leí el cuento de “La Caperucita” y mírame me dejé engañar por un vil lobo vestido de abuela.

Estamos en la misma habitación, hay demasiada piel al descubierto y te lo aseguro este chico no es una imitación barata de Leonardo DiCaprio

Leonardo…

Leonard …

Novio....

Leonard novio

Pelea

Entonces recuerdo nuestro encontronazo de el lunes.

—Umm—digo mientras Leonard me besa el cuello. Sé qué debemos parar, pero por un poco más no pasa nada.

Estamos en mi cama él encima mío apoyado en su mano izquierda y una rodilla entre mis piernas, nos besamos como dos locos empedernidos. Hace menos de diez minutos veíamos una película. “El diario de Noa”, parece que tanta pasión desbordó la nuestra y vaya que lo hizo.

—Debemos… parar…— me agito debajo suyo

—Espera un poco—dice y vuelve a la carga

Leo y yo nos conocemos desde hace poco menos de un año. Era un sábado mamá y yo habíamos ido a Thrid Street Promenade de compras por mi decimoséptimo cumpleaños, estaba tan entretenida que casi choco con un perro que salía de un spa, mientras su dueña me insultaba a mi madre le robaban el bolso, un chico corrió tras el vándalo y todos gritábamos que lo atrapara—incluida la mujer del perro, con su canino en brazos ladrando —Se convirtió en el centro de atención, decenas de espectadores enfocados en verificar si el objeto regresaba a manos de la dueña. El chico apareció, todos vitoreamos de alegría, el bolso llegó sano y salvo a manos de mi madre. Entre agradecimientos y palmadas en la espalda, la multitud se dispersó, dejando a un Leo sofocado. Lo irónico de la situación ¿Quién lleva a un perro al spa?  

Al mes siguiente nos volvimos a encontrar y les aseguro que no en las mismas circunstancias, estaba en una fiesta con Levie y al subir las escaleras en busca de mi amiga tropecé con alguien, ya se imaginan mi sorpresa al darme cuenta de quién era.

—Hola de nuevo —no sé por qué me gustó tanto la forma en que lo dijo.

Pasamos horas hablado ese día, al cabo de mes y tres citas me pidió ser su novia y acepté.

Es un chico lindo y normal, cabello castaño, casi rubio debido al sol de Los Ángeles. Ojos verdes ocre y sonrisa angelical.

Volví a la realidad cuando comenzó a besar mi cuello. Sé lo que vendrá a continuación y no me agradaba la idea.

—He esperado por esto tanto tiempo—restregó su erección contra mi muslo.

¡Oh, no!

—Debemos parar.

—¿Por qué? —me miró a los ojos y se detuvo.

—No… aún no estoy lista. —Era virgen y tenía la regla, aunque me muriera de ganas de hacerlo, no podía.  

No tengo miedo al sexo, ni siquiera un poco, pero no lo sé, siento que aún no estoy preparada

—¿Sabes? Ya me estoy cansando de esto—Se levantó de la cama a la velocidad de la luz—de tus jueguitos sin sentido ¡¿por qué empezar algo que no ibas a terminar?!

Usualmente no soy violenta o agresiva con mis palabras, pero desde hace unas semanas lleva queriendo tener relaciones y no sé, yo no quiero aún.

Bésame como si me odiaras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora