Lo siento biberón

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Estoy exhausta, parezco tener unos cien años de vida, he corrido toda la tarde en el parque con Molly y luego de ir a mi casa en busca de ropa y un traje de baño tuve que nadar como una loca en la piscina con la niña, mientras ella estaba con flotadores yo sentía morir mi energía lentamente, la hamburguesa en el McDonald's no sirvió de nada en mi organismo, en el de ella hizo demasiado efecto.

Son las diez y tengo tantas ganas de dormir que albergo la idea de no ducharme y dejar que la cama del cuarto de invitados absorba el agua con cloro que llevo encima.

Gracias a el cielo, Molly ya cayó en los brazos de Morfeo.

Voy con cuidado hacia el cuarto de invitados, busco en la mochila el pijama.

Luego de ducharme y lavar la ropa de ambas, voy a la cocina preparo dos vasos de leche, el mío lo pongo en el microondas, le echo un poco de azúcar y café después de tomármelo y lavar el vaso, coloco la leche de Molly en su biberón.

Voy a su habitación, recorro la casa a oscuras, subo las escaleras y veo una sombra en el pasillo.

<<Estás más dormida que despierta, no puede haber una sombra en una casa con más seguridad que un manicomio>>

No puede haber nadie aquí, antes de marcharse Leo revisó las puertas y ventanas, no había nada fuera de lo común.

Escucho pasos, ¡maldita sea!

Si de una cosa estoy clara es que no voy a decir la típica frase de las películas de terror.

No soy tan estúpida para decir: “¿Alguien anda ahí?”

Me siento como una cucaracha, una pobre cucaracha que teme ser atrapada.

<<Y si es un psicópata >>

<<Soy una mujer fuerte. Soy una mujer fuerte>> repito en mi cabeza para darme ánimos.

Todas tenemos una Black Willow interior ¿no?

Veo sobre mi hombro, no puedo volver a la cocina en busca de un sartén como haría Rapunzel, pero ni yo tengo el pelo rubio, ni esto es una película infantil llena de estupideces que no se pueden hacer en la vida real porque presentarán cargos en tu contra y terminaras en una maloliente celda con una drogadicta loca llamada Penélope que tendrá el pelo de colores y una peculiar forma de vestir.

<<¿Y si le tiro el biberón por la cabeza?>>

Sí, esa es una buena idea, lo noqueo, corro a la habitación de Molly, cierro con seguro, busco el móvil que está cargando y llamo a emergencias.

La sombra se acerca.

<<Lo siento biberón pero esta noche descubrirás lo que es volar>>

Uno. Dos. Tres.

¡Bam!

Bésame como si me odiaras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora