Pensé que esos golpes en la pared iban a durar solo un rato, pero no dejan de sonar. Y lo peor era que mi cama estaba pegada a esa maldita pared donde se escuchaban gemidos y golpes de su cama contra la madera. Pobre cama.
Me quito las sábanas de mi cuerpo para coger el pequeño reloj y ver que eran las 3 de la madrugada, ¡la hora del demonio! Ese idiota que no conozco me ha levantado a esta hora. Por los suaves ronquidos de Miwa, sé que ella está acostumbrada a fuertes sonidos, pero aun así no quiero prender la luz, no quiero despertarla.
Que el demonio no me coma, que el demonio no me coma, repito mientras mis pies tocan el frío suelo.
Mis pies no encuentran las pantuflas que el director me compró. Estiro mis brazos y las empiezo a buscar pero en su lugar cojo algo suave y.. parecía que tenía orejas. No lo pienso mucho y las pongo en mis pies. Sea lo que sea, seguramente es de Miwa. Solo lo tomaré prestado. Con torpeza, me dirijo hacia la puerta para abrirla lentamente y sin hacer mucho ruido.
Sin embargo, dos sonidos chillones resuenan por toda la habitación cuando doy pasos. Eso hace que mi corazón dé un brinco, asustándome. Salgo rápidamente de la habitación, con esos ruidos siguiéndome.
Cuando estoy en el pasillo, pongo los ojos en blanco al ver las pantuflas que me había puesto: eran de conejitos y estos fueron los causantes de ese ruido chillón. Ya es tarde para volver y cambiarlos, solo le diré a ese idiota que mueva su cama para que los golpes no se oigan tan fuertes. Me froto los ojos, frente a esa maldita puerta. Espero que me haga caso y comprenda que mi sueño no es cualquier cosa, yo necesito dormir, de eso vivo.
Antes de que mis nudillos toquen la puerta, una chica sale de esa habitación, chocando su hombro con el mío. Ni siquiera se disculpa, solo se va, arreglándose el cabello. Ya tuve suficiente, ¿es que acaso estos estudiantes no se toman un momento para estudiar o hacer tareas? ¿Solo sexo? Pongo una mano en mi rostro. Mejor no me quejo, yo no he ido al colegio. Pero tengo un poco de conocimiento que aprendí en la iglesia.
Acerco mi mano a la madera de la puerta y, antes de golpear, una mano me toma y me jala dentro de la habitación.
Esa persona me pone contra la pared, no le puedo ver el rostro. La habitación estaba a oscuras, y apenas puedo pensar en qué estaba sucediendo ahora. Una mano sujeta mis muñecas y las pone arriba de mi cabeza y las pega a la pared.
—¿Delante o por detrás?
Siento un apretón en mi nalga derecha. Abro los ojos y me quedo boquiabierta.
Madre mía.
—¡Por ningún lado! —me aparto de él, y sin tener que verlo, mi mano impacta en su mejilla. Encuentro el interruptor, lo presiono, y ahí estaba él.
Con la mano en la mejilla, algo sorprendido por lo que yo le acababa de hacer.
Su cabello blanco como la cáscara de huevo estaba desordenado, pero estúpidamente le veía atractivo. Llevaba puesto unos blancos pantalones sueltos de pijama y una camiseta gris. Satoru, uno de los chicos más populares —como me lo había dicho Miwa— estaba parado frente a mí. Su cara confundida cambió, y una sonrisa coqueta apareció en su rostro.
—Auch.. —apartó la mano de su mejilla y dio unos pasos hacia mí, invadiendo mi espacio personal. Me mantuve seria, con la mirada en alto. "Él era alto"—. Tú.. ¿Quién eres?
—Eso no importa. Tú me agarraste una nalga, ¡y la apretaste!
—¿Y no te gustó?
Lo pensé.
Demonios. Ni siquiera debo pensarlo.
—Maldito, claro que no.
Sonrió, divertido, dio un vistazo hacia abajo y luego volvió su vista a mis ojos.
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𝗖𝗹𝗮𝘀𝗲 𝗝𝘂𝗷𝘂𝘁𝘀𝘂 • JJK
RandomEsta no es cualquier preparatoria. Es una preparatoria de asesinos. Una preparatoria que está debajo de una simple tienda de carnicería en Tokyo, la cual tiene los mejores estudiantes en asesinatos y secuestros. Ellos poco a poco aprenderán todos lo...