En la billetera solo encontré algo de dinero, lo poco que pude gastar en alcohol, también encontré una foto de una mujer que traía el cabello amarrado en dos coletas altas, y perfecto físico. Ese chico de moño parecía muy interesado en aquella mujer. Será alguna actriz, supongo. Dudo mucho que sea su novia, ese tipo era muy rudo para una mujer adorable.
Ahora me iba de regreso al único lugar donde podía descansar, no perfectamente, pero al menos podía cerrar los ojos por cinco minutos. La policía no me buscaba allí. Un pequeño y viejo estacionamiento que nadie usa, solo personas como yo: sin hogar, sin dinero y sin familia.
Cruzo las piernas sobre en el suelo húmedo y sucio, saco el cuaderno de mi mochila y la pluma para dibujar lo que he vivido hoy. Suena estúpido, es estúpido, lo sé. Me quedan pocas páginas en blanco, donde podré dibujar o escribir lo miserable que es mi vida. Este cuaderno es lo único que permite que me mantenga fuera de todo lo malo, fuera de las drogas y el alcohol. Mi vida es una basura, y creo que lo será hasta el día en que muera o sea arrestada por la policía, encerrada en una pequeña celda donde nadie me encontrará por algo que yo no hice.
Los trazos de la pluma hacen que sonría, porque en vez de escribir toda la locura de aquel director de esa extraña preparatoria de payasos, dibujo al chico que siempre tuvo los ojos cerrados y no decía casi ninguna palabra. Él me ayudó a escapar de la policía, sin embargo, fue para llevarme a ese lugar. Ahora sé que debió ser una orden. Pero, ¿por qué yo? ¿Por qué me querrían a mí?
Soy una chica de 17 años, que vive en las calles y se alimenta de pura basura. Sin olvidar que también el hecho de "seducir viejos" era mi oportunidad de tomar una ducha cada día. Sus insultos eran lo primero que escuchaba en las mañanas.
Me pongo la capucha de mi sudadera para ocultar mi cabeza y un poco de mi rostro al escuchar esa voz ebria y gruesa. La persona que describiría en una sola palabra: mierda. Él se estaba acercando, maldiciendo a todas las mujeres y niños que se encontraban cerca a su camino, el camino que lo dirigía hacia mí.
Rob, un alcohólico, más que yo, me ha maltratado desde que conocí este lugar.
—Una puta basura. —escupió, y pateó mi mochila en dirrección a un charco. Al instante guardé mi cuaderno detrás mío, dejando caer la pluma. El cuaderno no podía ser tocado por sus asquerosas manos.
Tragué saliva, le tenía miedo, creo que siempre le tuve. Ese tipo era alto y obeso, su barba traía insectos, y viste ropa holgada para esconder sus botellas de líquidos que, hasta yo desconocía su contenido. Lo sé al verlo cagar por accidente en los callejones una vez, lo que me dejó con náuseas por tres meses.
—Qué demonios escondiste, pequeña puta.
—No es nada. —dije por lo bajo, pero su mano me tomó fuertemente del cuello, no podía defenderme de su fuerza. Estar callada me salvaba de ser golpeada por él. Me quedaba aguantar, no llorar, y no mirarlo a los ojos.
Me lanzó al suelo y se alejó, insultándome y pisando mi mochila. Un inmenso alivio me invadió. Sabía lo que él le hacía a las mujeres. Estoy a salvo ahora. Y traer puesto una sudadera y unos shorts grandes, alejaba su deseo de querer aprovecharse. La ropa grande aleja los instintos desagradables de los hombres pervertidos, y de Rob. Solo.. a veces.
Me pongo de pie y toco el área afectada, para luego soltar un quejido de dolor, mi cuello seguramente iba a amanecer con una marca notoria. Mis tenis que hace poco compré de segunda están manchados de lodo y mierda. Levanto mi mochila y le quito el lodo y, cuando la abro, veo que la única botella de agua que me quedaba, estaba vacía. Cuando Rob la pateó se derramó todo. Es un hijo de..
Niego con la cabeza, si sigo pensando en él, tendré pesadillas. Igual las tengo, pero no quiero que él aparezca en ellas.
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𝗖𝗹𝗮𝘀𝗲 𝗝𝘂𝗷𝘂𝘁𝘀𝘂 • JJK
CasualeEsta no es cualquier preparatoria. Es una preparatoria de asesinos. Una preparatoria que está debajo de una simple tienda de carnicería en Tokyo, la cual tiene los mejores estudiantes en asesinatos y secuestros. Ellos poco a poco aprenderán todos lo...