|6| Cuadros del lobo

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—¿Yo... Pu.. puedo.. pasar?

—Ya estás dentro.

Cierto, qué bruta. ¿Por qué carajos me siento así de babosa? Le he visto en toalla, sé cómo es su perfecto torso. Y ahora lo estoy viendo también. Parece gustarle andar mostrando esa perfección. Entonces, dejando de lado su perfecto torso, caminé hacia él, pero me detuve cuando se levantó.

—Puedes hablar desde ahí. —me dijo.

Me pareció que algo lo puso en alerta. Más bien, fue como si no quisiese que me acercase. Como si.. escondiera algo. Tuve que asentir por la mirada que me dio. Había un pequeño lavado al lado suyo, y él no apartó la mirada cuando se dirigió a este para quitar la arcilla de sus manos.

—¿Entonces? —dijo, y bajó la mirada a mi cuerpo.

Traía el uniforme puesto, pero en la parte de abajo solo llevo una falda, luego mis bragas. Caray, me va a dar algo por todo lo que me imagino estando en una habitación con este chico. Hizo un trío, no sé qué más pudo hacer. Empiezo a arrepentirme de haber venido.

—Yo.. no vine por sexo.

—Lástima.

—Por dos.. —Él alzó una ceja—. Perdón. —ladeé la mano.

Sukuna agarró una pequeña toalla y, a medida que se secaba las manos, se fue acercando. Miré el suelo, luego la luz, la única que alumbraba un pequeño espacio de la habitación, y finalmente le miré cuando estuvo frente a mí.

—¿Por qué viniste? —él estaba tan cerca, que sentía el peligro, yo quería salir de la habitación corriendo. Y no era por lo atractivo, era la sensación, el ambiente había cambiado; diferente, profundo—. Sojin, este es un lugar que está prohibido para cualquiera. ¿Quién te trajo?

Demonios, Yuuji, maldije cuando sentí algo frío y peligroso en mi cuello. Sus uñas eran cortas cuando llegué, ¿cómo carajos crecieron en tan poco tiempo? Estas se movían por la piel de mi cuello como si fueran pequeños cuchillos. En vez de pasar saliva, me acerqué más a su rostro, y dije seriamente:

—Vine sola.

De repente, sus movimientos pararon. Su boca, sus labios, los sentí cerca a mi oreja.

—Si es así, ¿cuál fue la clave que pusiste en la puerta? —susurró.

¿Qué? ¿Había clave? Yo entré por el empujón que Yuuji me dio. No había ninguna clave.

—No hay clave. —respondí, pero dudé de mis palabras.

—La hay. —se alejó un poco para mirarme a los ojos.

—Ah cierto, cierto. Sí la hay —le seguí—. Era..

A pesar de haber estado atenta a todo lo que mencionó Yuuji, no puedo recordar ninguna clave. Miré a Sukuna, y sus profundos ojos rojos se veían más y más oscuros. Lo único que hice fue retroceder muy rápido hacia la luz. Fue torpe, pero me alejé lo suficiente para no sentir esa sensación de sueño.

De repente, por el rabillo del ojo, algo captó mi atención. Fue brillante y verde. Giré mi rostro, aunque fuera peligroso ignorar a Sukuna. Entonces, los vi, unos ojos verdes me observaban. Al principio fue confuso, porque eran demasiado reales para ser unos simples cuadros. Cada detalle, cada pintada, cada repaso, todo era perfecto.

No sé de pintura, pero mis ojos estaban bendecidos por aquellos cuadros de lobos con ojos verdes. Otros solo eran de ojos, y también del mismo color verde, y tenían pestañas increíblemente largas. Pero..

—Me parece que los vi antes..

—Y será la última vez. —lo escuché, pero no pude decir nada.

𝗖𝗹𝗮𝘀𝗲 𝗝𝘂𝗷𝘂𝘁𝘀𝘂 • JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora