|7| La junta de maestros

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Me fue imposible no soltar un grito demasiado agudo cuando todo quedó a oscuras. Pegué mi espalda a la puerta, y mi pecho subía y bajaba. Cada parte de mi cuerpo presentía peligro.

Entonces, justo arriba de mí, una luz se prendió y me apuntó, provocando que soltara otro grito.

—Dios. —toqué mi pecho.

—Da diez pasos al frente.

A pesar de haber una luz sobre mí, todo lo demás estaba a oscuras, no sabía ni de dónde había hablado esa persona. Pero estaba segura que debía de hacerle caso. Caminé, pero olvidé contar los pasos.

—Dije diez. —volvió a hablar.

—Perdón. ¿Cuántos di?

—Dieciocho.

Demonios. No puedo concentrarme. Esto sería una junta normal. Entonces, ¿dónde carajos están los maestros con sus aburridos trajes y el salón con ventanas que dan a un lindo jardín?

—Bueno... Yo..

—No te di permiso de hablar.

Ni ti di pirmiso di hiblir.

¡En vez de decirme eso, deberías de aparecer y dejarte ver!

Su tono fue muy relajado. Además, estoy segura que es mujer. Quizá solo es una. Puedo enfrentarla. He lidiado con muchas mujeres, las cuales la mayoría eran casadas, porque claramente seducía a sus esposos. Obviamente ellos lo hacían primero, así que no soy la mala. Perfecto, estoy lista. Debo demostrar lo que soy, lo fuerte y seria que soy.

Voy sonriendo un poco sin separar mis labios, y levanto mi vista en la dirección donde habló hace unos segundos. No me equivoco, ella está ahí, frente a mí. No le temo sea como sea. Nada me da miedo.

—Mira, yo..

De pronto, otras luces más se encienden, y los muestran frente a mis ojos.

Oh por...

Cinco personas me estaban viendo fijamente, desde unos asientos altos. Esto parecía la corte. Y me sentí diminuta.

—¿Tú qué? —habló una que traía algo en el rostro. Se movió un poco en su asiento y la luz le dio en el rostro, mostrándome la gran cicatriz. Yo pasé saliva y señalé la puerta:

—Yo ya me iba...

—¿Tan rápido? —dijo otra, que traía un cigarrillo entre los dedos. Dejé de ver sus ojeras y retrocedí.

—Es que.. no tendí mi cama. El director se enojará.

—¿Yaga? Él no está aquí.

Ya me di cuenta desde que entré, joder. Él fue el desgraciado que me trajo a esta preparatoria. Es su culpa. Tengo que escapar.

Tan pronto volví a ver la puerta, un cuchillo pasó a un centímetro de mi cuello y se quedó clavado en la pared.

—Pareces nerviosa.

—¿De verdad? No creo. —reí, muriendo por dentro.

Ten... Tengo que.. huir. ¡Joder, ni la voz de mi cabeza puede hablar claramente! No pienso en nada para escapar de este lugar. Ese cuchillo pudo haberme dado, pude morir. Mi cuellito..

𝗖𝗹𝗮𝘀𝗲 𝗝𝘂𝗷𝘂𝘁𝘀𝘂 • JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora