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Desperté con el sonido de la alarma, nisiquiera recordaba haberme quedado dormido. La fiebre se me fue por completo, aunque los ojos me ardían un poco no es nada que no se calme con un poco de agua así que me levanté y comencé a prepararme para el día.

Baje a desayunar y como siempre mis padres estaban ahí esperándome.

-Buenos días- salude a ambos para luego sentarme en la mesa.

-Buenos días hijo, ¿cómo te sientes hoy?- preguntó mi padre sin despegar la vista de lo que sea que estuviera leyendo en el periódico.

-Mucho mejor, la fiebre se fue así que iré a entrenar temprano- ya perdí todo un día de entrenamiento, no puedo atrasarme y perjudicar a los demás.

-¿Seguro cariño? Porque si quieres puedo llamar a la escuela y a tu entrenador para- la interrumpí porque sabía a donde se dirigía.

-Estoy bien mamá, no te preocupes, además hoy tienes que trabajar hasta tarde por quedarte conmigo ayer ¿verdad?- le recordé mientras comía.

-Tienes razón, pero si empiezas a sentirte mal no dudes en llamarme a mí o tu padre ¿entendido?- sólo fue fiebre, tampoco es como si fuera a desangrarme.

-Vale, pero insisto estoy bien- no parecía muy convencida pero dejó de hablar al respecto.

Terminé de desayunar y busqué mis cosas para irme, me despedí de mis padres brevemente y salí de la casa para dirigirme al punto donde me encuentro con Tsukki.
No tarde mucho en llegar, ahí parado estaba el rubio esperando con sus audífonos puestos.

-Buenos días Tsukki- le sonreí saludando.

-Buenos días- se quitó los audífonos y empezó a caminar hacia la preparatoria.

Hubo unos pocos minutos de silencio, pero algo en mí no se sentía tranquilo así que traté de entablar conversación.

- ¿Qué tal dormiste anoche?- no sabía muy bien que preguntar o decir para comenzar.

-Bien supongo, ¿Qué tal tú?- esperaba una respuesta simple como tal.

-Me dormí algo tarde, estuve todo el día de ayer en cama así que costó conciliar el sueño- no nos perdamos en detalles.

-Es verdad ¿Ya no te sientes mal?- no me gusta preocupar a los demás sin embargo es un lindo gesto de alguien como él, solo negué con la cabeza en respuesta.
-Eso es bueno, aún así no te sobre exijas demás o podrías recaer-

-Suenas como mi madre, pero me gusta que me cuides-

-¿Qué?- por primera vez en todo el trayecto el más alto volteó a verme, ahí fue cuando me dí cuenta de lo que había dicho.

- ¡Que me cuide!¡M-Me refiero a-a mi madre! Si a mi madre, y-ya sabes cómo es de atenta conmigo jeje- de repente estaba nervioso, esperaba que Tsukki no le diera importancia a lo que dije.

-Claro... de todas formas debes cuidarte más, ¿qué harás cuando tus padres o yo no estemos para cuidarte?-

-Probablemente esperar mi muerte, no quiero vivir en un mundo sin una dosis diaria del sarcasmo de Tsukki- es broma pero de igualmente no me gustaría eso.

-Que gracioso eres Yamaguchi-

-Ahí está, puedo sobrevivir con eso por hoy- le sonreí y él sólo rodó los ojos, aunque no diré que vi una pequeña sonrisa luego.

Hablamos un poco más sobre cosas triviales y nuestras familias, estaba tan metido en la conversación que no me di cuenta de que habíamos llegado a la escuela, nos dirigimos hacia la sala del club donde ya habían llegado Kageyama, Hinata y los de segundo año.

¿Yamaguchi es un Fudanshi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora