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Días pansa y cada vez me siento hundido, ni el trabajo me ayuda a dejar de pensar, al contrario me recuerda como empezamos junto entrar a este lugar, su sonrisa, sus motivaciones que de alentarme, ahora solo cumplo con un trabajo.

Mi madre viene todos los días se lleva a las niñas, le agradezco no sé qué haría sin ella cada vez que las veo me hace recordar lo que perdí y lo que tanto soñó a que costo de que, no es lo único me veo en el espejo y veo la línea casi visible de aquella operación la tengo en  mi pecho.

Jamás llenaran este vacío, mi compañera de vida la he perdió, si por mi fuera la seguiría peor Kamia y Lena me retienen en este mundo, tal vez si no existiera  moriría  para estar con ella. Soy egoísta porque en vez de estar con ellas en cada minuto las alejo.

Es demasiado para mí, solo quiero un poco de su voz, de su cuerpo sentirla de nuevo.

—Levitt te deje tu almuerzo en la lonchera hijo, debe comer, las traeré en ala noche como siempre —me comenta solo afirmo.

Beso la frente de mi madre con aquellas dos criaturas saliendo e esa casa, necesito cambiarme no quiero estar ahí donde me recuerda a ella.

Solo han pasado dos meses, es poco para asimilarlo, conduzco hasta llegar al hospital, todo es igual me saludan y algunos saben lo he pasado, no debería venir y tomarme la licencia pero estar en casa no ayuda así que no espere mucho en volver a lo mío.

Veo a Emma, con su teléfono está discutiendo con su compañero, él ha decido irse a Canada y quiere que ella se vaya con él, pero toda su vida ella ha estado aquí es complicado, me mira despidiéndose.

—Levitt hoy tendremos tres partos programados —ella me habla normal sabe que eso me ayuda y no estar pensando en Kila.

—Bien, quieres que asita.

—sabes que eres mi mano derecha.

—Hasta que te vayas. —le hago el  comentario.

—Eso aún está por decidirse, Levitt he crecido aquí he visto a muchos crecer, pero irme nunca lo vi, es una oportunidad para el pero yo...

—Debes decirle, no  es bueno estar separados.

Veo a mi compañera de trabajo son muchos años que ha estado con Fidel, del cual nunca han tenido hijos, siempre me pregunta el  porqué, ambos tiene una vida muy ocupada y amaban su trabajo, son pocos lobos y creo que es por lo mismo que ella y yo nos llevamos bien.

—Como está tus niñas creciendo supongo.

—Sí, pero no es suficiente les hace falta...

—El calor de madre, lo se debes ponértelas en el pecho para que te escuchen tu corazón Levitt.

—Eso solo que me da pavor que les pase algo al cargarlas.

—Quita ese miedo. Son tus tu carne y un pedazo de Kila así que animo cariño ahora debemos trabajar, me urge del parto de Gabriela y tu deja veo a quien más a pasó a espera de parto, oh por la diosa —exclama. —no sabía que era Clarie.

— ¿Clarie esta embazada? —preguntó confundió.

—sí, pensé que los sabias bueno te comentaron.

—La verdad que no me alegro  por ella.

—Por lo que veo serán dos varoncitos quien dice en la nota.

—Dos.

—Se pusieron de acuerdo ustedes, en fin vamos muchachote a trabajar.

Las horas pasan cuando puedo percibo un olor entrado, veo aquella muer rubia de ojos claros siendo apoyada por aquel lobo que la mira con admiración, siento una sensación extraña en mi cuerpo más cuando la veo con su vientre abultado.

Voy aprisa deteniéndome rápido ella me mira con una sonrisa, el hombre que esta con ella me saluda amablemente, su olor en su vientre es extraño. Y es cuando me doy cuenta que uno será alfa.

—Hola Levitt —me sonríe como siempre lo ha hecho.

—Clarie estas...

—Muy embarazada.

corazon de Alfa libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora