𝘿𝙚 𝙎𝙚𝙪́𝙡 𝙖 𝘿𝙖𝙚𝙜𝙪

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Erase una vez en Seúl el corazón roto de Choi YeonJun.

Bueno, no estaba roto literalmente pero se sentía como si le hubieran dado una paliza tremenda. Tras haberse disculpado con TaeHyun y BeomGyu, se había aislado en su habitación, sin explicación alguna.

Su madre estaba demasiado ocupada para notar que su hijo se hundía en su tristeza. Por otro lado, su demandante padre lo sacó de la cama y obligó a empacar.

- ¿A donde voy? - murmuró.

- Donde tu abuela, ya empezó el verano, vago -

- Ah... -

Las maletas estuvieron hechas y se detuvo en la puerta, girando hacia donde su madre, quien le sonrió.

- Buena suerte cariño - lo despidió, antes de que su celular sonara y se fuera de su vista.

-  Tengo una sorpresa para tu regreso - comentó su padre, con un semblante más suave.

YeonJun solo asintió, antes de caminar hacia el auto y subirse en el mismo, despidiendose con un gesto de su mano.

Se acomodó en el asiento y se colocó sus audífonos, cansado. Le hubiera gustado un poco más de preocupación de sus padres por su estado emocional.

Por otro lado, SooBin también estaba empacando junto a su madre, quien bromeaba con él mientras le daba guardando sus calcetas.

- Obedece en todo a su padre - pidió ella, acariciando su cabello.

- Si mamá - respondió, cerrando la maleta - no te preocupes, estaré bien.

- Eso ya lo sé, pero me preocupa que te sientas forzado a hacer todo esto - explicó, tomando la misma.

- No me incomoda - aclaró, abrazándola - después de todo, es mi padre también.

- Me alegra que pienses así -

Tras separarse, ambos se alejaron y bajaron las escaleras, topandose con su padrastro en la entrada de la casa. No le caía completamente bien, pero iba a respetar la desición de su madre, y trataría de hacerla feliz.

- Buena suerte - le oyó decir, y él asintió.

- Adiós -

Salió de su casa, topandose con la vieja camioneta de alquiler que tenía el amigo de su padre. El señor Kim NamJoon era un trabajador de la granja de su abuelo en Daegu, y un gran amigo de la familia Choi.

Lo saludó y subió a su camioneta, mirando por última vez su barrio antes de perderlo de vista.

- Estas calles son cada vez más problemáticas - comentó NamJoon, suspirando - ¿cómo vives acá?

- No es tan difícil hyung - objetó, riendo levemente - es cuestión de acostumbrarse al tráfico, los traseuntes y la vida en general.

- Por ello la vida en el campo es más sabrosa - replicó el mayor - allá el único problema son los animales salvajes, pero la granja de tu abuelo es un santuario.

- Lo sé, me lo dices cada verano -

- Es que pareces olvidarlo muchacho - se detuvo en el parqueadero de la estación del tren - ¿repelente para mosquitos? ¿Acaso quieres matarlos?

- No, solo quiero que cuando se me acerquen sepan que no soy comida -

- Tienes razón - abrió la puerta - estas tan huesudo, ¿cómo podrías ser comida?

SooBin hizo un puchero y NamJoon rió, jalando las maletas.

- Es cruel, hyung -

- Mejor ve a registrarnos, que ese sistema es muy complicado para mí -

un amor ən daəgu ☆ yəonbin/soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora