𝙇𝙤𝙨 𝙈𝙞𝙨𝙩𝙚𝙧𝙞𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙑𝙞𝙙𝙖

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YooBin no entendía muchas cosas.
Una de ellas era el porqué del compromiso entre YeonJun y su persona; su familia se caería de espalda al ver como YeonJun dormía abrazado a SooBin.

Era de tarde, y tras pasar media día en la comisaria, ambos llegaron a comer y terminaron quedándose dormidos debajo el árbol de sauce que había en la mansión. Felix les había sacado incluso una foto, mientras ChangBin opinaba con su novio que tal se veían juntos.

- Son bonitos, ¿no? -

Respingó al oír aquella voz.
No se giró, y no porque fuera mal educada; sino porque aquella chica le ponía los pelos de punta.

- Supongo -

- No supongas - comentó Arin - solo míralos detenidamente y me das una opinión.

- Pues sí se ven bien juntos... -

- ¡Lo ves! Es muy sencillo -

YooBin asintió, clavándose las uñas en su mano para evitar sonrojarse. SooBin se removió en su lugar, aferrándose más a la cintura de YeonJun.

Maldición, ambos parecían perfectos el uno para el otro.

- ¿Y chicas? ¿Qué tienen de planes para hoy? - cuestionó Rosé, llegando a su lado.

- Nada unnie, por ahora - aseguró Arin -  ¿y usted? ¿Alguna encantadora cita o nada?

- Oh, no por suerte - sonrió - iré a leer un rato y luego haré galletas.

- ¿Enserio que nada? ¿Ningún chico del pueblo o algo parecido? Y si me lo permite, la acompañaré a hacer galletas luego -

- Bueno, creo que los chicos ya se dieron cuenta de que no me voy por ese lado - bromeó, encogiendo sus hombros - mejor para mí, ya que me da pena rechazarlos.

- ¿Está esperando a alguien? - preguntó con voz leve YooBin, confundida.

- Oh no, claro que no - sacudió su cabeza de manera suave - no me gustan los chicos, es todo.

- ¿Qué? -

Rosé ladeó la cabeza, curiosa: ¿acaso era nuevo para aquella chica oir sobre eso?

- Sí, soy lesbiana - aseguró, mirándola fijamente - así se le llama a las chicas que solo gustan de chicas.

- O-Oh, entiendo, ya veo... - murmuró.

YooBin retuvo el aire mientras se daba media vuelta y se alejaba de las dos muchachas a su lado, algo aterrada por todo lo que había oído: su padre la había enseñado que esa gente era desviada, y que estaba mal.

Estaba teniendo una pequeña crisis por ello, porque le estaba pasando exactamente lo mismo: al parecer, le gustaba Arin. Lo descubrió gracias a que presentó sus típicos síntomas de ilusión cuando intercambió palabra con aquella joven.

Quería tirarse de un puente y dejar de pensar en ello. Estaba consternada, confundida y algo asustada: no sabía si el nuevo mundo que estaba experimentando era bueno o no.

Salió a la terraza, sentándose en el suelo y cubriendose el rostro con sus manos, aterrada: ¿qué debía hacer? Ni siquiera la conocía bien y ya estaba ilusionada por ella. ¿Cómo se lo diría a su madre? ¿Ella lo aceptaría? ¿Y su padre? ¿Qué le haría su padre al enterarse?

Todo dentro de su cabeza estaba demasiado oscuro, y el remolino en su pecho no parecía querer cesar, volviendo todo más tedioso.

De pronto, un poco de luz entró en ella, revelándole al quitar sus manos a unos preciosos ojos, que la observaban con detalle y cuidado.

un amor ən daəgu ☆ yəonbin/soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora