𝙆𝙏 𝙮 𝙇𝙤𝙨 𝘽𝙖̀𝙧𝙗𝙖𝙧𝙤𝙨

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- ¡Alejense de SooBin! -

YeonJun tomó una de las cañas en medio la hierva, colocandose en frente de SooBin, quien sostenía su mayor, el cual tenía una herída en el hombro.

- Niño, solo es un niño -

Habían tres de esos intrusos que había concido cuando estos bajaron al pueblo al inicio del mes.

- ¿Niño? ¡prueben a este niño! - dijo, agitando la caña de lado a lado, con persistencia - este niño tiene entrenamiento en artes marciales, ¡atrás!

- Hey, toma esto - le dijo YoonGi, entregándole el rastrillo.

- Excelente - objetó, sonriente - ¡ahora atrévanse a lastimarlos!

Los tres bárbaros empezaron a retroceder, fundiendose con la hierva. YeonJun empezó a avanzar, queriendo alcanzarlos y hacerles lo mismo que le hicieron al mayor; pero la fría mano de SooBin lo detuvo.

- Déjalos y ayudame con Yoon hyung - pidió, preocupado.

- Tienes razón, perdón -

Ayudó a cargar al mayor, empezando a caminar hacia la salida, siendo guiados por Min. Pronto el resto de adultos se dieron cuenta y NamJoon corrió hacia ellos, ayudándolos a salir de la hierva.

- ¡¿Pero qué sucedió!? - chilló JiMin, con lágrimas en los ojos.

- Aparecieron de la nada - murmuró YoonGi - son esos salvajes de las montañas.

- No, no. Ayudenme a llevarlo adentro, necesito llamar al doctor MooBin a que lo cure -

- Estoy bien -

- ¡Tu hombro está sangrando! ¿Cómo puedes decir que estás bien? Estúpido -

Todos estaban tan concentrados en el mayor, que nadie se volteó a ver como estaban los dos menores, que permanecían apoyados en la cerca.

- Tus manos... - susurró SooBin.

- ¿Ah? -

YeonJun se miró las palmas, encontrando con que estaban llenas de pequeños cortes y las líneas de sangre empezaban a acumularse.

- Debo curarte eso -

- Estaré bien - aseguró el pelirosa, encogiendo los hombros - no es nada grave.

- No me hagas insistirte y sígueme - aclaró el alto, frunciendo el ceño.

El más bajo levantó las manos, en señal de paz. La casa por dentro era rústica y con diseños clásicos, como un museo antiguo. La cocina era el sitio más acogedor, por lo que pudo notar el pelirosa: con tonos más claros y cuadros menos asustadizos.

- Siéntate - le ordenó SooBin - iré por el botiquín, no te muevas.

Definitivamente la cocina era la mejor: había fruta en el centro de la isla y en los muebles, lista para tomarla y comersela; los diseños de las paredes y los pequeños vidriales en las ventanas eran alegres, llenos de luz; los muebles eran algo viejos pero limpios; y el olor en general del lugar era una mezcla entre miel, café tostado y menta.

- Insisto en que no es nada -

SooBin no lo miró a los ojos al instante.
Tomó otra silla y se sentó cerca, tomando la mano contraria con delicadeza y acentándola en la mesa.

- Estan llenas de sangre, ¿y dices que no es nada? Conmigo no tienes porqué hacerte el valiente -

YeonJun se guardó sus quejas y se dedicó a matar el tiempo tarareando la canción que traía en mente, mientras dejaba que el contrario desinfectara sus herídas, limpiara la sangre y lo vendara.

un amor ən daəgu ☆ yəonbin/soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora