𝙇𝙖 𝙋𝙧𝙤𝙢𝙚𝙩𝙞𝙙𝙖 𝙙𝙚 𝙔𝙚𝙤𝙣𝙅𝙪𝙣

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Se despertó temprano, muy temprano.
Se vistió como pudo y bajó corriendo las escaleras, entrando a la cocina y deteniéndose de golpe al ver a una persona que no conocía en el lugar.

- ¿Quién eres tú? -

SeokJin se giró y notó como su pequeño traía ropa para salir, por lo que suspiró y avanzó hacia él.

- Es tu prometida - susurró - llegó hoy a la madrugada.

- ¿Mi qué? - se alejó un poco, extrañado - es una broma, ¿cierto?

- Bueno...eso es lo que dice en la carta que envió tu padre - aclaró, señalando un papel en mano - tu abuela está conversando arriba con él.

YeonJun negó con la cabeza, confundido y dolido: ¿acaso sus padres no lo querían tranquilo? Parecía que buscaban provocarlo cada que podían.

- Yo...yo no puedo, con esto - dijo, molesto - me tengo que ir.

- Pero, ¿a dónde Junnie?! -

- ¡Con SooBin! - exclamó, antes de salir por la puerta y desaparecer del lugar.

Anoche, tras calmar al más alto, había encontrado una vieja bicicleta que le había pertenecido a SeokJin; y YeonJun no desperdiciaría nada en estos tiempos.

- ¡Hey! ¡vuelve acá Junnie! - pidió Rosé, angustiada.

Pero el pelirosa no hizo caso, y pedaleó todo lo que sus piernas le permitieron.

La brisa mañanera lo recibió, al igual que el movimiento de los campos de trigos y maíz; una tenue niebla le cubrió el camino hacia la granja de los Choi, anunciando que el día sería gris.

Se negó a llorar.

Porque sería absurdo y cansado llorar por algo que sabía que pasaría; ¿llorar por algo enminente? Que absurdo. Además, él tenía algo más importante que hacer ese día que dedicarle lágrimas a sus padres.

- Hasta que llegas, ¿se te pegaron las sábanas, Apolo? -

Cuando vio como SooBin lo recibía con una ligera sonrisa, el peso de sus problemas se disolvió.

Tengo mi corazón hecho para ti...

- ¿Y a ti? ¿Hicieron un nido los pájaros en tu cabeza? -

Él más alto negó, divertido.

- ¿Ese es mi "lujoso" transporte? - señaló, enarcando una ceja.

- Claro que sí: el tiempo está pobre y probablemente me quede sin herencia, ¿vienes? -

YeonJun vió como el contrario dudaba un poco, pero finalmente se rindió y subió a la parte trasera de la bicicleta, subiéndose en los soportes y aferrandose a sus hombros.

Mira lo que hiciste, lo que hiciste...

- Me llego a caer y te juro que... -

- Calmado, Dafne - se burló, relajado - llegaremos enteros al pueblo, cariño.

Lo que estás haciéndome...

- ¿Dafne? -

- ¿Acaso nunca has leído mitología griega? - bromeó YeonJun, empezando a pedalear - y yo creí que eras inteligente, Soo.

El camino era largo.
SooBin se dejó llevar por la locura de YeonJun, quien parecía estar lleno de perspicacía aquella mañana: con el cabello sin agarrar, ropa colorida y una enorme sonrisa, le dio la impresión de ser otro.

¿Acaso se había arreglado así solo para ir con él al pueblo?

- ¿Quienes eran Apolo y Dafne realmente? - preguntó, curioso.

un amor ən daəgu ☆ yəonbin/soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora