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¿¡Jin!? ¡¿Seokjin, qué sucedió?!— Se escuchó desde su teléfono en el suelo, sin embargo difícilmente prestó atención a eso.

Su mirada no se apartó en ningún momento del desconocido que estaba junto a la ventana buscando como abrirla.

—¡No estaba intentando escapar, lo juro!— Chilló el castaño apartándose de la ventana fugazmente, refugiándose detrás de las cortinas.

Se agachó cautelosamente a agarrar su móvil, viendo como la llamada ya había sido colgada.

—¡Soy cinturón verde en taekwondo, ni se te ocurra moverte!— Sentenció mientras avanzaba despacio hacia la cocina, sin despegar su mirada del desconocido. —¿Dónde tienes al perro? ¡Responde!—

Jin sentía que le iba a dar un ataque de histeria si resultaba que ese tipo le había hecho algo al pequeñín, ¿cómo se suponía que le iban a explicar a Min Yoongi la situación? Y lo peor es que la peor parte se la llevaría Taehyung.

Y hablando del rey de Roma, la puerta se abrió abruptamente dejando ver al rubio entrar por la puerta con total preocupación. —¿Jin? ¡Jin!— Suspiró fuertemente de alivio al ver a su amigo sin ningún rasguño.

Pero parecía estar en una especie de trance. Miró en la dirección que miraba él y su mirada se iluminó, para luego dar paso a un ceño fruncido. Se comenzó a acercar al chico que seguía escondido. —Tardaste mucho, ¿eh?— Lo miró de forma amenazante.

—¡Tae! ¡No te acerques! ¿Y si es peligroso?

Las palabras del peliplata le hicieron detenerse y retroceder, pues vinieron a su mente las imágenes de la vez que fue a casa de su amigo de infancia, cualquier pizca de determinación que sintió había sido reemplazada por temor, cuando sintió que las piernas le flaquearon hizo lo posible por acercarse a su mejor amigo.

—Es él, el chico que estaba en casa de Yoongi.— Le susurró.

—¿Estás seguro?— Cuestionó en el mismo tono de voz.

—Muy seguro.

—Entonces, tú. ¿Quién eres y qué haces aquí?— Trato de que su voz sonara amenazante, pero sus palabras vacilaron un poco al final.

El chico castaño salió detrás de las cortinas, estaba desnudo lo que hizo que los dos arrugaran un poco su cara. —Soy... Hoseok.— Murmuró ladeando levemente su cabeza hacia los dos chicos que parecían estar tensos. —Desde aquí puedo oler su miedo, ¿por qué tienen miedo?— Esas palabras pudieron haber sonado amenazantes de no ser que el chico tenía una sonrisa radiante e inocente en su rostro.

—No eres peligroso, ¿o si?— El contrario negó con la cabeza.

—¿Por qué sería peligroso? Me cae bien Tae, me gusta cuando me rasca detras de las orejas.— Comenzó a jugar con sus manos bajo la mirada espectante de los dos amigos.

—Bien, no parece un mal tipo.

—Las apariencias engañan, Seokjinie.

—Lo sé, por eso no bajemos la guardia.— Le susurró. —Entonces, Hoseok, ¿quieres... té?—

—¡No sé que es eso, pero sí!— Chilló emocionado dando un pequeño aplauso, en lo que al par respecta, parecía más bien un loco.

—Déjame buscarle un albornoz, no soporto verlo sin nada.— Murmuró un incómodo rubio mientras se dirigía a su habitación y sacaba una bata de baño y se la tiraba al chico.

—¿Qué es esto?— Interrogó con curiosidad mientras empezaba a olerlo. —No parece ropa de humanos.—

—Si es.— Taehyung se acercó con pasos algo vacilantes mientras le ayudaba a colocarse la prenda.

Tú no eres mi Holly. •||• Yoonseok/Sope.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora