- Cap. 5 -

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¿Acaso el universo estaba conspirando a su favor? ¿Le estaba otorgando lo que más deseaba en ese momento? Sólo quería que alguien la abrazara, quería la validez de ser apretada con delicadeza contra el cuerpo de alguien más, quería sentirse protegida.

En ese momento estaba llorando desconsoladamente en el hombro de Riku, no sabía que hacer, si era correcto o no, pues ella había empezado a desconfiar últimamente de él, se prometió no volver a ser la misma de antes, no confiaría ni en su amor prohibido...

¿Amor prohíbido? ¿De dónde salió ese título? Ella no amaba a Riku, el día de su "declaración" Le dijo que le gustaba por su forma de ser con ella y los demás. Sólo se lo dijo como un amigo que era... Pero, ¿Por qué no se sacaba de la cabeza aquel tierno abrazo que el le concedió? La peli blanca no sabía nada del amor romántico, y dudaba de que sintiera amor por el pirata.

Ahora menos iba a ser su primer amor, de amigos a enemigos sólo fue un paso, aunque ella no quería que fueran contrincantes, tenía que aceptarlo, pues el le sirve a la mujer que causó la muerte de su hermana, y nunca se lo iba a perdonar. Aún seguía sin entender el por qué al meterse en la cabeza que Riku era un enemigo más, su corazón se sentía afligido y con ganas de romperse, era como el vidrio de una ventana al ser atacado por piedras, se rompía poco a poco hasta quedar en mil pedazos.

Tal vez sólo era una excusa para no ser tachada como débil, pues en ese instante se sentía tan bien con el abrazo que le otorgaba su contrario, una paz y armonía emanaba en su cuerpo, su mente se hallaba pacífica porque a pesar de no dar explicación por el cual lloraba, Riku sólo la abrazaba y acariciaba su cabellera blanca, cómo transmitiéndole las palabras "Todo va a estar bien".

¡En ese momento se sentía tan relajada! Era como si él nunca hubiese sido un sirviente de Zero.

- Riku... _ La peli blanca acurrucó su cara en el pecho de aquel hombre de ojos esmeralda, pasando sus manos, que ya no temblaban por la tristeza o el miedo, al rededor de su cintura, sentía que estaba abrazando a un peluche, que comodidad se siente ser arrullada en los brazos que más anhelas sin ser juzgada.

El chico de pelo rojizo sólo se entretenía entrelazando sus dedos con las hebras del cabello blanco de la princesa mitad demonio, era tan sedoso y olía tan bien, su olor le recordaba a canela y manzanas, su fruta favorita; al abrazar a Towa pudo tantear su cuerpo, este le recordaba a los relojes de arena, definitivamente el traje varonil que cargaba puesto engañaba el ojo ajeno, el deseo de deslizar sus dedos por las firmes curvas de la albina era enorme, el tan sólo imaginarlo ponía su mundo de pies a cabeza. Pero en esos momentos Towa no estaba en condiciones para soportar actos apasionados, así que sólo se conformó con que sus brazos rodearan la tan hermosa figura que tenía abrazada entre el. En el momento en que la oji borgoña acomodada su rostro angelical en su pecho, no perdió la oportunidad para enfrascar su rostro en el platinado cabello de ella, ahí, pudo confirmar que aquel olor a canela y manzanas si provenía de la corta melena de Towa.

Aquello le daba una sensación dulce y fresca, ¿En verdad ella era hija del Gran Sesshōmaru? Tal vez lo dudaba de vez en cuando, puesto que detrás de ese rostro angelical, tenía la sangre y determinación fría del Lord del Oeste, pero no dudaba nunca en que era la primogénita de Rin, esa doncella era igual de amable e inocente a su princesa, transmitían el mismo aura de confianza y dulzura. De verdad Towa era la mezcla equilibrada de ambos padres, y eso, la hacía perfecta.

- Disculpa por habernos encontrado de esta manera _ Decía la peli plateada separándose de tan acogedor abrazo que le brindó su archi-enemigo _ Lo que pasó es que me puse a pensar en cosas negativas y pues...

- ☆ Viaje entre épocas a través de sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora