Capitulo 4

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–Luego te diré, ahora debemos deshacernos de este auto. –Le conteste a Tessa.
–¿Y en qué andaremos?
–Déjame pensar...¡Lo tengo! Debemos chocar este auto y dejarlo donde sea.
–¿Y a dónde nos iremos?
–A un hotel y no un cinco estrellas amiga, debemos sacrificarnos un poco... y daremos nombres falsos.
–Pero nos pueden identificar con los números de tarjeta o describiéndonos.
–Ok, ya arreglo eso. –Quedé pensativa'', ¿Cómo rayos me deshago de ese idiota sexy?''.
–¿Qué tanto estarías dispuesta a sacrificar por no ir a ese internado? –Me dijo Tessa.
–En este instante, todo ¿Qué tienes en mente?
–Efectivo, pagar con efectivo. Cambiarnos el look mega rápido y fingirnos lesbianas.
–Bien, hecho. Ya estás aprendiendo. –Chocamos las manos.
–Bien, me dirigo hacia un salón a que nos cambien el peinado, luego vamos a una tienda alejada de la ciudad para la ropa y sacamos dinero de las tarjetas, pero espera ¿No te las han cancelado ya?
–Ay Tessa. Una debe estar preparada para situaciones como esta. Hice una tarjeta a mi nombre únicamente sin el más mínimo contacto con mis padres a una cuenta sin límite.
–Eres una genio.
–Sin halagos por favor. –Dije riendo.
Nos dirigimos al salón.
–Tessa ¿Qué es este lugar? –Le susurré.
–Aquí trabaja un amigo mío que fue despedido del salón que voy hace unos meses.
–Dime que no lo despidieron por hacer un mal corte. –Dije.
–No. La jefa lo hallo en el baño dándose de halones con otro chico.
Tessa y yo soltamos una carcajada.
Entramos.
–Tessa, cariño. No pensé que vendrías aquí. –Dijo él dándole doble beso.
–Es que mi amiga y yo queremos un cambio de look radical pero muy calladito. –Le contestó Tessa.
–Soy una tumba. Hola hermosa. –Se dirigió a mí.
–Marlena, él es Bennie. –Dijo Tessa
–Hola ¿Podemos hacer esto rápido?
–Por acá.
Ambas nos sentamos frente a los espejos. Bennie me atendió a mí y otra chica a Tessa.
–Dime ¿Qué tan radical lo quieres?
–Rojo, flequillo y liso ¡Es todo!
–¿Estás segura? Tienes un hermoso cabello castaño y ondulado.
–¿De quién es la cabeza? ¡Hazme lo que te digo pero ya!
–Ok ok. –Comenzó a cepillarme el cabello.
–Negro y corto... –Dijo Tessa.
–¡M@#%$&, Tessa! –Grité.
–¿Qué pasa? –Asustada.
–Existen las malditas pelucas. Tráenos una peluca roja, con fleco y lisa y una negra y corta ¡Pero ya! –Bennie salió corriendo a buscar las pelucas.
–¡Y no te quedes con nadie en el baño! –Gritó Tessa.
Bennie regresó y nos las colocó.
Tessa y yo salimos.
–¡Pero son $500!
–Bennie, no andamos con efectivo. Prometo pagarte pronto. –Le contestó Tessa.
Subimos al auto y huímos del lugar y nos fuimos a una tienda, compramos ropa normal pero de otro estilo, luego echamos a andar el auto hasta que chocó con un árbol en un parque, salimos corriendo y caminamos como unos 20 minutos hasta que hallamos un hotel.
–Pero que discreto. –Dijo Tessa al mirar el hotel.
–Entre más grande más se les dificultará hallarnos.
Nos tomamos de la mano y entramos.
–Buenas noches, Señoritas. ¿En qué podemos atenderlas?
–Mi novia y yo queremos pasar una noche candente. Dénos una maldita habitación.
–(tecleando)– ¿Con registro o anónimas?
–Anónimas. –Dijo Tessa.
–Pero que tímida eres bebé, así no te portas en la cama.
–Es que mi lado salvaje sólo es para tí.
–Tarjeta o efectivo? –Dijo la recepcionista.
–Tarjeta. –Saqué mi tarjeta especial.
–¿Tus padres no saben de la existencia de esa tarjeta, cierto? –Susurro Tessa.
–No tienen ni idea. Ahora actúa lésbica o no nos creerán.
–Aquí tienen, señoritas. Sus llaves. Botones, por favor guíelas a su habitación. –Seguimos al idiota bonotes, subimos al décimo piso y entramos a la habitación.
–Si quieres que hagamos el amor debes convencerme. –Bromeó Tessa.
–Loca. ¿Qué hora es?
–Cuatro de la mañana.
–Nunca pensé decir esto pero Tessa, debemos irnos a dormir.
–Está bien. –Nos quitamos la ropa y usamos una más holgada que habíamos comprado y nos recostamos en la cama, luego de unos minutos nos quedamos dormidas.
En la mañana desperté.
–¡Tessa! –La desperté.
–¡No, Damiano. No estamos en el hotel Flamingo! –Dijo exaltada.
Di una carcajada.
–Tessa, que negra conciencia tienes que ya ni duermes bien.
–¿No nos hallaron?
–¡No! Lo logramos, amiga.
–Bien, voy a darme una ducha. Llama a la recepción para que nos manden el desayuno.
–Bien. –Tomé el teléfono que estaba al lado de la cama.
–¿Hola? –Contestó la recepcionista.
–Quería ordenar dos órdenes de desayuno imperial, porfavor.
–Sí, señorita. –Colgó.
Salté de la cama y me paré sobre ella, me quité la camisa quedando únicamente en ropa interior y comencé a bailar como loca, Tessa salio en una bata.
–¡Ganamos! –Tessa se lanzó a la cama conmigo y comenzamos a saltar sobre ella.
–No nos llevarán a ése estúpido internado. –(Se abre la puerta)
–No estés tan segura... –Dijo Damiano entrando a la habitación.

NIÑA MAL [Damiano David]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora