Capitulo 13

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–¿A dónde vas? La sesión de tenis en por allá. –Dijo Leigh.
–Voy a la oficina de la directora, verdulera.
–Ah si, olvidaba que anoche te cacharon con seis chicos semidesnudos en una habitación.
–Y a ti te van a cachar con una docena de plátanos verdes atravezados.
–Eres una estúpida, no dejo que nadie me hable así. –Dijo
–Si...ajá me retiro, aquí huele a apio podrido ¡Ah no! Es tu entrepierna, adiós. –Leigh me haló del cabello, yo la aventé.
–Tú a mí no me vuelves a tocar. A ti lo que te falta dentro es un cerebro pero lastimosamente no te entra nada mas que verduras. –Di una carcajada y me fui.
Subí hasta la habitación, antes tomé dos sogas que había en un cuarto de mantenimiento, una la até a la ventana y la dejé caer fuera del edificio, bajé por ella y llegué al campo, quedé frente al enorme árbol.
Luego de varios intentos atravesé la otra soga por una rama, até la otra soga que estaba amarrada a mi cintura para no perderla y comencé a escalar con los pies en en árbol y mis manos tirando por la soga de la rama. Me costaba mucho subir, a la mitad de la soga no aguante y me solté hasta que fui atrapada por unos brazos.
–¿Vas a algún lado?
–¡Jude! –Grité.
–Supuse que necesitarías ayuda. –Dijo ella encogiéndose de hombros.
–¿Cómo huiste del campo? –Pregunté.
–Le dije a la profesora que me había lastimado el tobillo y me dejó ir a descansar a la habitación sóla ¡Error! –Respondió.
–Eres genial. Bueno, ayúdame.
–Mira, te muestro como es más fácil. –haló la soga y esta cayó al suelo.
–¿Qué haces? ¡Me costó subirla! –Dije.
Jude le hizo nudos cada medio metro, la tiró y de un sólo intento la atravezó al otro lado de la rama.
–Así es mejor. –Sonrió.
–No me imagino cuantas veces hiciste esto para salir de tu casa e irte a los clubes. –Dije sorprendida.
–Incontables veces. –Reímos.
Jude sostuvo de un lado la soga mientras yo subía por el otro, era sorprendente la fuerza que tenía esa chica.
–¡Qué fuerte eres!
–Hay que serlo para sostenerse de los tubos.
Al fin subí al muro y amarré la otra soga al árbol.
–Ahora sube a la habitación, cierra la ventana y pásale la cortina por si se le ocurre llegar a alguien, te mantienes pendiente de la ventana para darte la señal. –Dije desde arriba.
–Las traes bien frías.
–A punto de congelar. –Bromeé.
Amarré la otra soga al árbol y me bajé por los mismos nudos, estaba en un campo vacío y corrí hasta cansarme, caminé un poco más y llegué a la carretera, este iba a ser una de esas veces igual a la que tuve con Tessa la noche antes de venirme.
Detuve una camioneta, ahí venían unas monjitas.
–Disculpen hermanas, me perdí y no sé como regresar. –Dije.
–¿che cosa? –Dijo una de las monjas, ¡¡¡Joder!!! ¡¡Estoy en Roma!!
–Mi sono perso, non so come tornare a casa.(Estoy perdida no sé como regresar a casa) –Dije, sabía hablar italiano perfectamente porque mi mamá era italiana y desde pequeña me lo había enseñado.
–Ti porteremo. (Te lleváremos). –Contestó otra monja.
–¡Un hurra por las monjas! –Subí a la camioneta.
Todo el camino pasé inventándoles mil y una historias hasta que llegamos al centro de Roma, me bajé y entré en un supermercado.
–¿Cómo rayos regresaré? En fin, vine a algo, luego me ocupo de eso. –Me dije.
Entré al supermercado y tomé algunas botellas, fui a la caja.
–Su identificación, por favor. –Dijo la cajera.
–¿Perdón? –Dije.
–Licor sólo es vendido a mayores de 18 años, necesito su identificación.
–Maldita perra, ¡Tengo 16 años!
–Lo siento, señorita. No puede llevarlas.
–Métete el lícor dentro de tu trasero de mayor de 18 años.
Le lancé una botella a la cabeza, esta se quebró y de la cabeza de la mujer empezó a sangrar.
–¡M#&%$! –Salí corriendo fuera del supermercado con todas las botellas, la seguridad comenzó a seguirme, pero yo me metí dentro de un baño público, oí como corrían y se alejaban. A los minutos salí, iba cargada, llevaba muchas bebidas, aunque extrañaba la que le había lanzado a la mujer.
Tomé un taxi y le dije que me llevara al internado. Una vez que estuvimos cerca, o sea que estaba a la vista me bajé y fui hacia el lado donde estaba la soga, por suerte seguía ahí, pero claro, seguramente me estaban buscando. La soga la bajé y até todas las bebidas a un extremo, halé con fuerza hasta que estaban arriba, luego descaradamente me fui a la entrada principal, los guardias me metieron inmediatamente y uno me llevó con la directora.
–La encontramos fuera del edificio. –Le dijo el guardia.
–¡No puede ser! ¡Qué hacías afuera! –Grito la Directora. Wow, no se habían dado cuenta de que me había ido.
–Le bailé eróticamente a un guardia y me dejó salir, el otro me metió de nuevo. –Dije.
–¡Eso no es cierto! –Dijo el guardia.
–Porque tú no estabas cuando me dejó salir. –Replique.
–¿Había otro guardia en turno hace algunas horas? –Preguntó la directora.
–Si, Phill. Pero no creo que... –Dijo el guardia.
–Cuando regrese lo manda para acá. Retírese. –Ordenó la Directora.
El guardia se fue y yo quedé con la directora.
–Esto es increíble, han venido muchas chicas mal a este reformatorio pero ninguna ha sido tan descarada como tú.
–No, no. No se llama descaro, se llama honestidad. Las demás son unas hipócritas.
–¡Cómo quieras llamarle!
–No me regañe, mejor vamos a la reunión social que hay en media hora. –Dijo.
–Lo siento, pero tienes prohibido ir a la reunión social, te quedarás en tu habitación durante toda la noche. –¡Uyy no me diga! ¡Pero qué tragedia!, pensé.
–¡Por favor déjeme ir! –¿Apoco no soy buena actriz?
–¡Es tu castigo! Lo siento de verdad, retírate ya.
Me levanté y me fui ''resignada''
Subí a la habitación, ahí esataba Jude.
–¿Qué pasó? –Me preguntó.
–No iré a la reunión, me lo prohibió por lo que hice ayer.
–Eres increíble ¿Dónde están las cosas?
–Allá arriba. –Señalé a la ventana.
Abrimos la ventana, Allie y Andy llegaron.
–¿Qué hacen? –Dijo Allie.
–Necesitamos traer aquello que está alla. –Todas miraron las bolsas con botellas.
–¿Cómo las consegiste? No se le venden a menores de edad. –Preguntó Andy.
–Asesiné a una mujer ¿Ahora cómo las traemos? –Contesté.
–Escalando hasta el árbol. –Dijo Andy.
–Pero ya no hay más sogas en el cuarto de mantenimiento. –Dije.
–Entonces hay que escalar hasta allá por esta soga ¿La reforzaste bien? –Dijo Allie.
–Claro, no podía arriesgarme a que se cayeran las bebidas en el camino.
–Bien, irá la menos pesada. –Dijo Jude.
–¡¡Allie!! –Dijimos todas a la vez.
–Ok yo voy, pero si quedó inválida el resto de mi vida, Marlena tendrá que afeitarme allá abajo por el resto de su vida. –Dijo.
–¡Lárgate! –Dijo Jude.
Subió por la soga, se deslizaba por ella como que si era canopy, nosotras le echábamos porrar y reíamos al verla.
–Dejen de hacerme reír o me caeré.
Allie llegó al árbol, tomó las bebidas y lanzó bolsa por bolsa, estas resbalaban por la soga y llegaban a nuestras manos, las escondimos bajo las camas. Luego Allie se devolvió de la misma manera, todo había salido exitoso.
–¿Crees que no las hallen? –Preguntó Jude.
–No han hallado la verdura bajo la cama de Leigh no hallarán esto. –Dije.
Todas reímos. Para disimular, Allie y Andy bajaron a la reunión. Habían dado ya las diez de la noche, la reunión del internado terminaba a las doce.
A las diez treinta comenzaron a llegar los chicos guiados por Jude, luego llegaron algunas chicas. Los presenté a todos. Éramos 25 chicos y 32 chicas en una habiatación, todos estábamos muy apretados, así que decidí armar dos lugares. Subí a una cama.
–Bueno, 8 chicos y 10 chicas se me van a la habitación de al lado, 8 chicos y 10 se me van a la del otro lado y el resto se queda aquí, no quiero que estén entrando y saliendo los chicos. Se me van ya, llevaremos las bebidas allá. –Ordene.
–Oye ¿Y cómo te fue anoche? –Me preguntó Chris.
–Nah! No me pasó nada.
–¿Qué te traes con el hijo de la directora? –Preguntó Andy.
–¿Con Damiano? ¿Ese idiota? –Bufé.
–Si, su padre es muy estricto. –Dijo Nate.
–No sabía que el padre de Damiano era el director del internado de hombres. –Dije.
–Así es. Pobre hijo, lo tienen entre internado e internado. –Dijo Bryan.
–Anoche cuando te fuiste nos amenazó, dijo que nos haría trizas si nos metíamos contigo. –Dijo Nate.
–¿Eso dijo? –Pregunté.
–Está bien clavado contigo. –Me dijo Andy.
–Ése imbécil no está clavado, ni lo mencionen que me arruinan la fiesta. Nate, mejor pásame otro trago. –Dije.
Todo era una fiesta loca, al final habían quedado 15 chicos y 20 chicas en mi habitación, y 10 chicos y 12 chicas en la otra. Había música, bebidas, semidesnudos y todas las cochinadas que quieran imaginarse.
Ya eran las once y media, la fiesta apenas comenzaba. Allie estaba en una cama con dos chicos haciendo de todo. Andy estaba con Andy teniendo cosas hot en el baño de la habitación. Jude presenciaba un stripper de tres chicos junto con otras cinco chicas, todos estaban embriagándose, casi todas tenían un chico encima, las camas eran un desastre, una pareja hasta estaba en pleno acto bajo la cama de Allie, pero ahí los dejamos, la vida se disfruta. Pasaban las horas, todos andaban bien perdidos, incluyéndome. Al fin terminó la reunión social, así que la Perreigh y sus perros falderos subieron y escucharon el alboroto, las puertas estaban cerradas así que no podían entrar. Hasta que llegó al directora pero igual nadie abrió.
–¡Que se prenda este lugar! –Dije.
Todos empezaron a gritar "¡Mucha ropa!¡Mucha ropa!"
Yo empecé a quitarme la camisa, la abanicaba sobre mi cabeza, deslicé mi pantalón hasta quedar en ropa interior, la mayoría de los presentes estaban desnudos, pocos en ropa interior y nadie vestido completamente, yo era la única con ropa...hasta ahora.
Bajé de la cama, todos seguían gritando, me senté sobre las piernas de un chico y restregué su cara en mis pechos.
–Si, sigue. –Dijo el chico.
Me levanté y me tiré sobre otro chico, este me atrapó, yo comencé a reír como loca.
–Damiano, gracias por atraparme. –Le dije.
–¿Damiano? –Dijo el chico confundido.
–No debes estar con la Perreigh, no ves que le ha de oler a tofu.
–Seré quien tu quieras. –Me dijo el chico.
–¡Quítate! –Lo aventé.
–Amiga, esto está buenísimo. –Me dijo Jude ebria.– No había tomado en meses, te amo.
–Yo también te amo. –Le dije.
–¡Eres una borracha!
–¡Y tú una teibolera!
–Pero nunca perra como Leigh. –Dijo Jude.
–¡Nah! Esa es Perreigh. Vente mi amiga, vamos a fajar unos cueros. –Dije.
Íbamos abrazadas hasta que nos caímos en una cama.
–¡Esta tipa esta loca! ¡Pero yo la amo! –Gritó Jude.
–¡Cállate, loca! ¡Que no ves que Simonetta te va a castigar! –Dí una carcajada.
–Damiano te va a castigar a ti. –Me dijo.
–¡A Damianl me lo paso por el trasero! ¡Ese idiota quiere estar con la Perreigh pero yo lo quiero! –Dije.
La puerta seguía sonando. Nadie abria.
–¡¡Uff!! ¡Tenía más de seis meses sin tener de los buenos! –Dijo Andy ebria.
–¡Eres una tonta! ¡Como yo nunca he tenido eso! –Se suponía que nadie debía saber que si,...era virgen, pero como dicen los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
–¡¿Nunca?! –Gritó Jude.
–¡Nah! Todos quieren y nadie puede. –Dije.
–¡Ven, fájate a este! Verás que bien se siente. –Dijo Andy y me lanzó hacia Nate.
–Vente Marlena te vamos a hacer mujer. –Dijo ebrio también.
–Pregúntale si quiere primero ¿No? –Dijo Jude.
–Claro que quiere, eso todo el mundo lo quiere. –Dijo Andy.
Era toda una platica de borrachos, casi ni se entendía lo que hablábamos.
Nate comezó a besarme el cuello y tocarme las piernas.
–Si, Damiano...quiero hacerlo contigo. –Comencé a besarlo.
–¡Tonta, cree que es Damiano! –Dijo Jude y Allie y Jade dieron una carcajada.
Nate me acariciaba los senos y me lanzó a la cama, se recostó sobre mí, los golpes en la puerta ya no se escuchaban por la música tan fuerte.
–Damiano, te he estado esperando mucho tiempo, sólo contigo me siento segura.
–Yo soy Nate, tonta.
–¿Quién? –Me aparté.
–Nate.
–¡Qué asco! –Me levanté.
–¿A dónde vas? –Me dijo Nate.
–Marlena regresa, aún te falta. –Me dijo Allie.
–Amiga ¿Dónde vas? –Dijo Jude.
–Me largo, voy a buscar a Damiano...me quiero acostar con él no con ningún pelado de estos. –Abrí la puerta.
Damiano, la directora, Leigh y dos personas de seguridad estaban ahí.

NIÑA MAL [Damiano David]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora