Capitulo 14

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–Uy, suegrita, no debería presenciar el faje que haré con Damiano. –Reí borracha, me caí y Damiano me atrapó. –Van dos.
–Otra vez borracha. –Dijo Damiano.
La directora entró a la habitación con los de seguridad.
–¡¡Es demasiado!! ¡Todos se visten! Los hombres se van para su internado y las chicas a dormir. –Dijo la Directora.
Nadie le hacía caso, todo le mundo andaba perdido, a los pocos minutos todos quedaron dormidos en el suelo, sólo yo quedaba un poco consciente.
–¡Esto es un caos! Esta niña ha arruinado sesenta años de história de este internado, voy a tener que expulsarla.
–Mamá, no te alteres. Déjame ayudarte, tú ya sabías como era ella, no es su culpa.
–¿La defiendes?
–No la justifico, sólo que te advertí de ella. No podías esperar una santa, mira todo esto, si logras componer su comportamiento será algo histórico y el internado se llevará el crédito.
–No lo sé, luego lo hablamos ¿Qué hago con este caos? ¡Jamás había estado en medio de algo así! –Dijo la Directora.
–Pon a los de seguridad a que pongan a la gente en alguna cama. Despues de todos son millonarios, sus padres no te pagan para dejarlos en el suelo dormidos. Que duerman dos chicas por cama y dos chicos por cama hasta que quepan todos. –Dijo Damiano.
–Seguridad, por favor háganlo, yo necesito ir a tomar un calmante.
Yo seguía en los brazos de Damiano. Sentí que la directora se fue y Damiano caminó conmigo en brazos, escuché la voz de Leigh.
Leigh: –¿A dónde la llevas? Tírala en cualquier lado.
Damiano: –Debes estar bromeando.
Leigh: –¿Por qué la cargas?
Damiano: –Está inconsciente ¿No ves?
Leigh: –Déjala en mi habitación, yo la cuidaré.
Damiano: –¿Para que la rapes mientras duerme? Sé como eres, Leigh.
Entramos a la habitación de Damiano.
Leigh: –No me digas que la dejarás dormir aqui.
Damiano: –Con los chicos del internado las camas estarán agotadas, sólo le ayudo a mi madre.
Me recostó en su cama con suavidad.
Leigh: –Damiano...sé lo que dijiste a noche pero...estoy dispuesta a olvidarlo.
Damiano: –Leigh, no es el momento de eso, luego lo hablaremos. Déjame sólo por favor.
Leigh: –¿Con ella?
Damiano: –Está inconsciente. No seas celosa mi Leigh.
¡Hija de p€&%$!
Leigh: –Esta bien Damiano, si te hace falta espacio para tí, mi cama está disponible. –Sonrió.
Damiano: -Lo tendré en mente, buenas noches. –Le dio un beso en la mejilla.
Cerró la puerta, me miró y se acerco.
–¿Qué haremos contigo? Eres un desastre. Espera la tremenda regañada que te dará mañana mi madre y espera la que te daré yo. Como permitiste que te vieran en ropa interior.
Abrí los ojos.
–¿Damiano? –Dije.
–Descansa, que mañana te viene duro.
–Quédate conmigo. –Lo miré a los ojos.
–Eres mi pequeño caos. –Se arrecostó a la par mía.
Cerré los ojos y quedé completamente dormida....
A lo lejos sentí el resplandor en mi rostro y mi cabeza estallando, abrí los ojos y me levanté.
–Ayyyyy ¡Me mueroooooo! –Me quejé.
Damiano estaba de pie recostado en la puerta viéndome.
–¡Eso te pasa por borracha! –Dijo.
–¿Qué hago aquí? –Pregunté.
–Durmiendo ¿Qué no ves?
–Desgraciadamente si, durmiendo entre tus pulgas. –Me levanté, me mareé de dolor.
–Hueles a alcohol y tienes resaca. Ve a bañarte y baja por una taza de café. –Dijo.
–¿Qué pasó anoche? –Mi cabeza estallaba, la sentía de 500 kilos.
–¿Qué paso anoche? ¡Te escapaste a la calle! ¡Trajiste alcohol, hiciste una fiesta, trajiste hombres al internado, emborrachaste a todo el mundo, todos estaban desnudos, te desnudaste frente a todos, te embriagaste, destruíste el prestigio de este internado! ¿Quieres que siga? –Gritaba muy furioso.
–¡No me grites, imbécil! Me duele más la cabeza con tus gritos.
–Es lo menos que te mereces ¡Eres un desastre! ¡A saber con cuantos te acostaste a noche y ni lo recuerdas!
–¡Mi vida íntima no te importa, inepto! ¡Yo hago lo que quiera y que quede claro de una vez! –Le grite.
–¡Es que...no puedo creerlo! Intenté confiar en ti, darte una oportunidad de que ibas a ser diferente y mira...¡Me prometiste no vovlerle a faltar el respeto a mi madre y lo has hecho como has querido! ¡Esta muy angustiada y todo por tu culpa! ¡Ahora que les diremos a los padres de toda esta gente! ¿Que vino una sicópata sexual fiestera y arruinó la rehabilitación de todas estas personas?
–Diles lo que quieras, yo ni quería venir, ustedes me trajeron a la fuerza, así soy yo...y así me aceptaron, nadie los manda a aceptarme.
–¡Eres una decepción! ¡Una pérdida de espacio en el mundo!
–¡Tú eres una maldita pérdida de espacio en el mundo! ¡No sabes vivir, sentir! Te desquitas conmigo que estés aquí. ¿Crees que no me he dado cuenta? Tú no estás aquí por tu gusto y porque hayas trabajado para ello. ¡Estás aquí porque te obligan! ¡Niégamelo, Damiano! ¡Niega que eras una perdición igual que yo y tus padres te metieron a este trabajo para componerte! –Grite furiosa.
–¡Eso....No es tu asunto!
–¡Claro, mis asuntos son de todo el mundo, pero los tuyo de nadie más que tuyos! ¡Vete al carajo, Damiano! ¡Métele todas las verduras que le quepan a Leigh! –Intenté salir de la habitación, la cabeza me zumbaba.
–No vas a ningun lado. –Me detuvo.
–¡Si me voy! Y si no te gusta, me vale.
–¿No te cansas? ¡No te aburre decepcionar a todo el mundo!
–Soy lo que soy, no decepciono a nadie porque siempre he sido así. –Me fui, bajé las escaleras y llegué al comedor.
Ahí estaba todo el mundo muriendo de resaca.
–Me voy a arrancar la cabeza. –Dijo Jude.
–¿Se fueron ya los chicos? –Pregunté.
–Si...¡Pero que noche! Ya me hacía falta. –Dijo Allie.
–¿Estamos en problemas? –Pregunté.
–¡Atención todas! Como ya saben, me tienen muy decepcionada con su comportamiento. Todas van a trabajar en voluntariado; luego de aquí pasarán al gran salón a una reunión para saber que tipo de voluntariado harán. –Dijo la directora y se fue.
–Nos portamos mal. –Rio Allie.
–¡Nooo! ¿Quién dice? ¿De dónde sacas eso, Allie? –Dije.
Todas las chicas se nos acercaban para felicitarnos por la gran fiesta.
–¡Por Dios! La población de este internado se duplicará en nueve meses. –Dijo Jude.
–Sobre todo por Andy que anoche no paró con su tocayo. –Dijo Allie.
–Ni lo mencionen, amanecí con los músculos ligados. –Contestó Andy.
–Son unas locas. –Reí.
–Marlena ¿Tú hiciste algo? –Preguntó Jude.
–¡M&%$#! No recuerdo. –Dije.
Sonó el timbre y nos fuimos todas al gran salón, estaba preocupada. Dentro de mí sabía muy bien que era virgen, me las daba de la muy coqueta y fiestera peor nunca había tenido nada con ningun chico, en ese aspecto era una santurrona. Tenía miedo de que haya perdido mi virgnidad en una de esas locuras. Ya había estado en esas fiestas locas pero nunca me había emborrachado hasta desmayar. Nos sentamos en las sillas que habían ahí. Había un pequeño escenario donde estaban algunos de seguridad, Damiano y la directora. Habían muchas sillas vacías detras de nosotras, a los segundos entraron el director del internado de chicos con todos los chicos, que se sentaron atrás, en sus rostros se miraban sus resacas, todos rieron al vernos.
–¡Silencio! –Gritó la Directora.
El director subió y se hizo a la par de Damiano.
–Sólo queremos decirles que lo que hicieron estuvo mal, muy mal. Los involucrados tendrán su castigo. Uno por uno subirán y tomarán un papel de este tazón, ahí dentro estará escrito su castigo. Los que no hayan estado involucrados se quedarán en los internados sin castigo, o sea como cinco chicas y dos chicos. –Dijo el director y todos rieron.
–¡Silencio! –Gritó la directora, todos callaron.
–Vamos a animar esta reunión. –Le dije a Jude.
–¿Qué piensas hacer? –Me contestó.
–Ya verás, pero cerraré con broche de oro. –Dije.
Cada vez llamaban por nombres y todos se levantaban, cada uno tenía su castigo.
–Jude Thirlwall. –Ella se levantó, introdujo su mano y sacó una papel, la directora lo tomó.– Voluntariado en asilo de ancianos.
–¡¡Qué!! –Gritó y todos rieron. Jude se sentó.
–Allie Grim. –Ella se levantó, hizo lo mismo.– ...Voluntaria en el asilo de ancianos.
Así fueron pasando uno por uno hasta que se acabaron los papeles.
–¿A mí no me harán nada? ¿Soy demasiado sexy para ser castigada? –Dije.
–A mi me huele que te viene duro. –Me dijo Jude.
–Bueno, ya es hora. –Me levanté y me paré sobre la silla llamando la atención de todos los internos e internas.
–¿Disculpa? –Dijo la directora.
–¡Que siga la fiesta! –Me quité la camisa y la lancé.
Todos comenzaron a gritar, aplaudir y hacer bulla.
–¡Silencio todos! –Ordeno el director y todos callaron.– ¡Señorita, bájese de ahí!
–Esto se hace así. –Tomé la camisa, la pasé entre mis piernas y comencé a restregar para delante y para atrás.
–¡Pero que inmoralidad es esta! –Gritó la directora.
–Si quiere le hago uno privado, director. –Dije y todos dieron una carcajada.
–¡Se baja ya! –bajó del escenario el director y se dirigió hacia mí.
Yo bajé y salí corriendo, me quité el sostén, tapé mis senos con mi brazos y le empecé a dar a ''latigazos'' con el sostén a todo el mundo. El director me perseguía, yo corría en círculos por todo el lugar, parecía que andaba jugando ''tú las traes'' con el director, todos morían de ver el espectáculo, yo sólo quería más problemas para ser expulsada, total no iba a volver a ver a todos estos pelados. El director quedó frente a mí, yo empecé a ''latigar'' con el sotén en el aire hacia él.
–Atrás bestia, ¡Atras! –Simulé a un domador de tigres, todos estaban doblados de la risa.
–¡Eres una niña muy mala! –Gritó furioso el director.
–Lo que usted quiere es ver mis bubis, yo no tengo culpa que su mujer no tenga nada de pechos ¡Le aconsejo unos implantes! ¡Pregúntele a Leigh con cual cirujano se los puso ella! –Grité, todos morían de la risa.
–¡¡Ven acá, loca desquiciada!! –Dijo Damiano y me tomó por la cintura, me cargó sobre sus hombros, mis pechos estaban desnudos pero al presionarse con su espalda me tapaban lo suficiente.
–¡¡Suéltame!! Si quieres striper privado tendrás que tomar número...¡Y conste que mis senos si son relaes! ¡No la silicona de la Perreigh! –Grité.

NIÑA MAL [Damiano David]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora