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—¿Qué habéis hecho qué? —exclamó un furioso Salinas desde el otro lado de la línea telefónica.
—Lo que has escuchado Salinas, esa chica es muy lista y nos tenía cogido por los huevos —hablaba Toni, tenía puesto el manos libres para que su hermano también pudiera participar en la conversación.
Cuándo Carlo le hizo la propuesta a la muchacha, esta se quedó reflexionando un buen rato, hasta que decidió hablar, sin embargo, no les dió una respuesta concluyente, por lo que los hermanos prefirieron darle su tiempo para que pudiera pensarlo mejor, confiaban en que su secreto estaría bien guardado, a pesar de no pertenecer oficialmente a la mafia, era parte de su familia, por lo que sabían que no los iba a traicionar.
—Además Salinas, esto era parte de la misión, un día u otro se iba a enterar de todo, y tampoco nos ha dejado otra opción —le explicó Carlo.
—Ya lo sé, Gambino, pero no teníais por que decirle que yo trabajo en limpiaros vuestro sucio dinero —Salinas seguía extremadamente enfadado, en su interior tenía miedo de que su ''hija'', cómo él la llamaba, dejara de hablarle por cometer tales actos.
—Escúchame, abogado de mierda —Toni estaba a punto de salirse de sus casillas, —no podíamos mentirle más, bastantes mentiras y engaños se ha tragado, y dudo que ninguna de esas mierdas se las llegó a creer, sino no habría deducido de que había gato encerrado.
—Eso es, teníamos que contarle todo de una vez por todas —Carlo también estaba empezando a alzar la voz, —y no sé porque te enfadas Salinas, si tú también estás metido en el ajo, y consentiste que esta misión se llevara a cabo.
—A punto de pistola cualquiera aceptaría, estúpido —insultó Raúl alterado, al minuto se escuchó un suspiro. —Está bien, discúlpenme, tienen razón, es parte de la misión, además por un lado es bueno que se haya enterado porque así podrá contar con más protección —se le escuchó algo arrepentido por sus gritos.
—No te preocupes, Salinas —lo calmó el Gambino mayor, entendía la necesidad del abogado por encontrar protección para aquella chica, pues él también compartía ese mismo sentimiento. —A mí tampoco me gusta el hecho de que Jayden esté involucrada en todo esto, pero creo que es lo mejor para ella y para todos nosotros —el abogado concordó con el rubio mostaza.
—Sí, pero entonces, ¿ahora qué?, ¿qué le deparará a Jayden? —el tono preocupado de Salinas se hizo de notar.
—Creemos que lo primero será mejor explicarle el trabajo que requiere nuestro negocio, la venta de pirulas, la compra de mercancía, el lavado de dinero —siguió enumerando Carlo, —y en cuanto ella le haya cogido el truquillo a esto, entonces llamaremos al chino para que nos dé el siguiente paso de la misión —terminó su explicación el Gambino menor.
