[8] - Plan de acción

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Conducir aquel monoplaza era una tarea que le estaba costando la mismísima vida.

Los 305 kilómetros por completar parecían cada vez más lejanos, y la sensación térmica por sobre los 48°C comenzaban a sofocar a su apresado cuerpo que podría haber jurado había bajado unos 2 kg de masa muscular en aquellos 90 minutos que llevaba de carrera, pues el habitáculo parecía quedarle ligeramente más holgado de lo que lo hacía al inicio.

Las reacciones del automóvil se volvían más irregulares, y el hombre comenzaba a perder la resistencia en su cuello producto de la absurda fuerza g que él mismo estaba provocando al apretar al 100% el acelerador y llevar casi al límite el uso de su particularidad.

Tenía unas ganas horribles de ir al baño, pero curiosamente, volvió a ingerir aquella solución isotónica que incluía glucosa, vitaminas, y minerales del sistema de hidratación del automóvil que lograba ser aún más desagradable al gusto por la alta temperatura que había adquirido a lo largo de la carrera.

Ya no sabía cuántas condenadas curvas le faltaban, pero su único deseo era que fueran las suficientes como para permitirle superar al sujeto que le llevaba la delantera, pues si no, su jodido caso tardaría quizá cuántos meses más en avanzar, y no estaba en condiciones de fallar ahora que estaba tan cerca de lograr su objetivo.

....Menos ahora que era consciente de que le habían descubierto...

Mucho menos ahora sabiendo que el caso estaba consumiendo emocionalmente a sus amigos...

E incluso a él mismo.

Las chispas que produjo la suspensión del automóvil contra el asfalto en aquella extraña curva que siempre le jodía la existencia le provocaron un nuevo terror por la ya común -pero extrema- sensación de haberse estrellado contra un inexistente muro producto de la barbaridad con la que frenaría el automóvil mientras movía más allá de lo necesario el volante, y sólo pudo agradecerle irracionalmente a su hans el mantener su cabeza lo suficientemente sujeta al cuerpo y no morir desnucado como otros lo habían hecho en el pasado.

Sin embargo, aquella torpe combinación de movimientos sólo consiguió retrasarlo aún más, y entonces el hombre asumiría que su particularidad no lograba adaptarse por completo a las especificaciones técnicas del automóvil, pues la excesiva necesidad de meter cambios al frenar y acelerar nuevamente era algo que lo sacaba de quicio.

...Dárselas de piloto era una tarea que le estaba costando la mismísima vida, y, por Dios, era más complicado de lo que supuestamente le habían dicho.

Esta mierda no se parecía a conducir un auto normal.

Lo asfixiaba.

El caso completo era asfixiante.

Incluso estar dentro del monoplaza detenido era asfixiante.

Su jodido mono y primera capa a prueba del fuego era asfixiante, no importaba si encontró en esas prendas la más útil forma de salvar su trasero la primera vez que su carro se incendió y él aún no tenía la práctica suficiente para salir del habitáculo de mierda en menos de diez segundos.

...El habitáculo era peor que la sensación de estar dentro los casilleros de la UA una vez que él conseguía arruinarle el genio a su amigo y él lo encerrara dentro para que dejara de joder su existencia.

La experiencia era más cercana a estar dentro de un ataúd...

...No es como si él hubiese estado dentro de uno alguna vez, pero cada vez que se metía dentro del coche imaginaba que en realidad entraba a uno...

Aunque quizá sería más agradable entrar realmente a un ataúd.

...Un ataúd parecía ser más blandito... como si simulara ser una nube que lo acompañaría reposadamente de camino al cielo, y en cambio, el habitáculo era un asiento que no conseguía darle comodidad, no importaba si hubiese sido creado especialmente para su esbelto -pero no menos trabajado- cuerpo.

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