No existía la posibilidad de realizar otro cambio de marcha, pues Eijirō ya conducía su automóvil a una velocidad que estaba lejos de ser la máxima permitida legalmente, y aunque era consciente de su imprudencia al volante, él aceptaría cualquier multa o castigo que las autoridades pudieran aplicar sobre él si con eso conseguía llegar prontamente al departamento de su amigo.
Keiko, por su parte, había conseguido romperse el labio inferior de tanto morderlo, con su mente estando en una dimensión lejana mientras observaba en su teléfono el último mensaje que le había enviado al héroe durante la tarde anterior.
"¿Tienes planes para esta noche?"
Ella estaba más nerviosa que el conductor, pero una parte de su ser se negaba a reconocerlo, por lo que sólo se limitó a marcar el número del rubio una tercera vez como respuesta a la petición de su compañero, aunque ni siquiera consiguió obtener un tono de llamada.
-Sólo dice que el número no está disponible.
El pelirrojo fruncía el ceño mientras estrechaba con más fuerza el volante y presionaba aún más el acelerador como consecuencia de la creciente ansiedad que le generaba la extraña ausencia de su amigo en la agencia y su repentina desconexión con el mundo.
Algo no andaba bien, y el caso en el que estaban involucrados era lo suficientemente peligroso como para alarmar a quien quiera que estuviera involucrado en él.
-Cálmate, Eijirō. No quiero morir en este maldito auto... Katsuki sólo debe haberse quedado dormido.
-Mierda, Kei. Estás hablando de Bakugō... -interrumpió molesto mientras le dirigía una mirada reprobatoria, y luego volvía a mirar al frente en aquel día lluvioso que lo obligaba a accionar el limpiaparabrisas a velocidad alta- Los únicos días que ha faltado han sido cuando ha terminado en una sala de hospital después de que le partieran la madre.
Keiko sabía que aquello era cierto, y eso sólo hacía incrementar su nerviosismo frente a la situación que enfrentaba, empeorando aún más una vez que se encontraba en medio del pasillo del edificio y frente a la puerta del rubio.
Su vestimenta estaba húmeda por el agua que la había cubierto en el mismo instante en que bajó del auto sin esperar que su compañero aparcara correctamente, siendo sumamente desagradable la diferencia de temperatura que le otorgaba su ajustado chaleco antibalas con respecto a su delgada chaqueta, y ahora, con su cabello estilando y sus manos tiritando debido a la mezcla de frío y ansiedad, golpeó la puerta con rudeza casi al mismo ritmo que su desenfrenado latir del corazón.
-¡Bakugō! ¡Abre la maldita puerta! -insistió luego de unos segundos en los que sólo le respondió el silencio del pasillo.
"¿Debería llamar a Midoriya?"
"¿Y si sólo fue a casa de sus padres?"La impotencia comenzó a crecer en aquella mujer que se negaba a admitir que algo tan simple como la repentina ausencia del rubio al trabajo había trastocado su estabilidad emocional a un nivel que sólo podía comparar a la situación de ver amenazada su familia, por lo que en la soledad de aquel largo pasillo del edificio, sólo pudo apoyar la cabeza en la puerta intentando absurdamente abrir la puerta que obviamente se encontraría cerrada.
Ahora sólo podía concentrarse en visualizar cómo caían lentamente desde su cabello gotas de agua que formaban un pequeño charco en aquella losa radiante, lamentándose de no haberle arrebatado las llaves de emergencia al pelirrojo que subía al noveno piso para llegar tras ella.
Esos minutos de espera se hicieron eternos, pero pronto el ascensor se hizo notar al emitir el característico sonido que también poseía el ascensor de la agencia, dejando ver al pelirrojo que salía de él con una urgencia forzosamente controlada para acercarse con velocidad.
ESTÁS LEYENDO
Direct to you [Katsuki Bakugō X OC]
FanfictionKatsuki Bakugō interfiere en una misión de encubierto y el resultado termina siendo fatídico. Keiko Satō pareciera ser la más afectada, pero su caso trae de regreso conflictos sin resolver que vuelcan por completo la estabilidad del héroe. Ahora amb...