Capitulo 1

88 9 0
                                    


El señor Masamichi fue quien me encontró, en el callejón junto a su local, recogiendo comida de un basurero. Tenía apenas 14 años y no tenía a donde ir, no recordaba quien era, ni quienes eran mis padres. Solo recordaba haber despertado en aquel callejón semanas antes de que Masamichi-san me encontrara. Y lo hizo a tiempo, porque ese mismo día supe que asesinaron a un chico que había estado durmiendo en el mismo cartón donde yo dormía.

Masamichi-san me llevó a su local de masaje, que resultó ser un burdel. No me queje, estaba agradecida y tenía miedo. Deje que me prestara el baño, me regaló ropa y comida, cuando se sentó frente a mí en la mesa, fue directo y sincero.

—No hago esto por caridad—confesó pasando una mano por su barba estilizada—todo el que se quede aquí debe trabajar.

Apreté mis labios con miedo y queriendo llorar.

—yo... no quiero prostituirme—susurre.

El solo me miró fijamente antes de chasquear su lengua.

—No iba a pedirte eso—comentó con su rostro de cejas gruesas—eres menor de edad y eso me metería en problemas, necesito una persona de mantenimiento. Puedes trabajar cocinando y limpiando el local, tu pago será la comida, una habitación y también la mitad de un sueldo normal para que compres cosas, y eso.

Los palillos en mis manos temblaron y me di cuenta de que estaba llorando, por eso me levanté rápidamente e hice una reverencia completa, arrodillada en el suelo.

—Muchas gracias—dije con voz temblorosa.

Lo oí suspirar de nuevo.

—levántate, niña—ordenó con tono incomodo—ya te dije que no lo hago por caridad. También hay un chico aquí, él trabaja en seguridad, masaje y hace algo de limpieza... tiene 13 años, ¿y tú?

Me levanté y volví a sentarme, respondiéndole más animada mientras volvía a tener hambre, por lo cual continué comiendo.

—14 años—respondí y saque la única cosa que había en mi bolsillo cuando desperté en aquel callejón, no deje que Masamichi-san lo tirara a la basura cuando me envió a bañarme—según esto, tengo 14 años, y mi apellido es Akashi, y mi nombre Haru.

Masamichi-san dejó de comer y me miró fijamente, note confusión en su mirada y también una tensión en su mandíbula, aquello volvió a tensarme.

—¿Según? —repitió.

—Yo... desperté allí hace un tiempo—susurre sin mirarlo—no recuerdo quien soy, como me llamó o mis padres, o si tengo familia.

El no dijo nada y tomó la tarjeta sucia que yo le extendía. Lo mire por un momento, notando como leía concentrado aquella cosa.

—Creo que eres extranjera—comentó soltando al fin la tarjeta—enviare a un conocido a averiguar, podríamos conseguir a tu familia y ellos pagarían por tu rescate, ¿no?

Asentí esperanzada con la idea de encontrar mi hogar. Masamichi-san solo señaló mi plato y me instó a comer. Después me mostró mi habitación, me extendió ropas que me quedaban algo grandes, al parecer era de alguna de sus empleadas. Habló un poco de mi pago y que trabajaría hasta que encontráramos a mis padres. Acepte porque estaba agradecida y emocionada, y aunque les temía a muchas cosas, porque estar viviendo en ese callejón durante meses me enseñó a temerle a mucho. El señor Masamichi no tenía el mismo aire malévolo que las demás personas que conocí y vi, el solo era indiferente y noté que solo quería salir beneficiado, quizás me ayudó solo por eso... pero estaba agradecida de que lo hiciera.

Diez Encuentros ~ Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora