Los rayos del sol que se colaban por mi ventana me despertaron. La noche anterior había estado hablando hasta tarde con Lauren, era increíble lo rápido que habíamos congeniado. Me gustaba estar cerca de ella, eso era algo que no me ocurría con muchas personas.
Había un problema en la amistad que estaba forjando con Lauren, Johan no lo aceptaría. Desde que me había dicho que eran primos, Lauren dejó la lista de posibles conquistas, si me acercaba y la hacia daño, Johan nunca me lo perdonaría. Y no podía arriesgarme a perderle, era como un hermano para mí.
Me levanté de la cama y me acerqué al desordenado escritorio que tenía en frente, y empecé a buscar mi móvil. Cuando lo encontré la luz que indicaba los mensajes parpadeaba. Al ver que se trataba de Lauren no pude reprimir una sonrisa, que se borró de mi rostro al escuchar unos golpes en mi puerta, acompañados de unos gritos.
-¡Aria! ¡despierta cacho vaga! -gritó mi padre al otro lado de la puerta- ¡despierta!
-¡Deja de dar golpes! ¡Ya estoy despierta! -grité a modo de respuesta.
Abrió la puerta bruscamente, y se acercó con el ceño fruncido.
-¿Dónde está Riley? -preguntó.
-No sé -seguía mirando la pantalla del móvil- estará en su habitación.
-No está, y tengo hambre.
-¿Y qué? -pregunté mirándole.
-Que me prepares el desayuno.
-Ya eres mayorcito, háztelo tú. No soy tu criada.
Agarró con su mano mi nuca, y me hizo bajar la cabeza contra el escritorio, mientras apretaba cada vez más fuerte mi nuca.
-No te he preguntado si podrías preparalo -siguió empujando mi cara contra el escritorio.
Me soltó, al levantar un poco la cabeza, me dio un golpe que hizo que mi frente chocase contra el escritorio.
-Quiero tostadas y zumo -dijo desde la puerta- cuando termine de darme una ducha quiero que esté listo.Cuando salió por la puerta y entró al baño, cogí lo primero que encontré en la mesa, y lo lancé con todas mis fuerzas contra la pared.
Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. El desorden que había en ella hacía que pareciese más pequeña de lo que era, por no decir también que estaba sucísima. A Riley y a mí nos caería una buena reprimenda en cuanto nuestro padre entrase en la cocina. Rápidamente preparé su desayuno.
Me vestí con lo primero que encontré en el armario, entré en el segundo baño que teníamos, donde lavé mi cara y me peiné. Al mirarme en el espejo vi un moratón y un pequeño chichón donde había recibido el golpe contra el escritorio.
Antes de salir de casa busqué en el mueble de la entrada las llaves de la moto, pero en su lugar encontré una nota en la que decía que la había cogido prestada.
Llegué a casa Rusti, por el camino había comprado nuestro desayuno en una cafetería. Cogí la llave que Rusti solía guardar en el felpudo y entré en la casa.
Subí a la buhardilla donde se encontraban Johan y Rusti durmiendo. Johan dormía plácidamente en uno de los dos sillones, mientras que Rusti tenía sus piernas apoyadas en el otro sillón y la cabeza contra el suelo al igual que su espalda.
-¡Buenos días! ¡Es hora de levantarse bellas durmientes! -grité.
Fue gracioso ver el brinco que ambos pegaron y su cara de sorpresa.
-No grites tanto -dijo Johan con una mueca- me va a estallar la cabeza.
-Eso pasa por ser unos borrachos -aparté las botellas de la mesa y coloqué las bolsas que contenían el desayuno- aquí tenéis el desayuno.
Ambos se abalanzaron contra las bolsas.
-¿Dónfe eftá Lauren? -preguntó Johan con la boca llena.
-La llevé anoche a su casa -ese comentario hizo que casi se atragantara.
-¿¡Te la tiraste!? -dijo Rusti.
-No -me miró Johan acusatoriamente- ¿verdad?
-No... -dije dubitativa- que va...
Johan se levantó con dificultad y se acercó seriamente a mí.
-Serás hija de...
-¡Calma, calma! ¿cómo voy a tirarme a tu prima?
-A Aria le gustan con más tetas -dijo Rusti.
-Y las que no tienen novios -dijo Johan.
-Eso es un problema menor -Johan le fulminó con la mirada- era broma, que suptectible estás.
Johan suspiró, me miró y fue entonces cuando se fijó en el golpe de mi frente.
-¿Qué te ha pasado? -dijo seriamente señalando mi frente.
-Nada -aparté la mirada- me choque con una puerta anoche.
-No estabas tan borracha -Rusti se sentó a mí lado- fue tu padre, ¿verdad?
Asentí con la mirada fija en mis pies.
-Me ha dado palizas peores, esto es solo un rasguño -les miré a ambos- no hace falta que hagáis un mundo de esto.
-Es solo un golpe, pero no podemos aguantar como tu padre te agrede, y no hacer nada -Rusti colocó un brazo alrededor de mis hombros.
-Y es mejor que sigáis sin hacer nada -me levanté- sólo empeoraríais las cosas. Me voy, se me hace tarde, prometí a Riley que le ayudaría con unos asuntos.
Recorrí el camino de regreso a casa con la cabeza gacha y tan perdida en mis pensamientos, que me choqué con una persona.
-Mira por donde vas.
-Lo siento, lo siento -dijo una voz familiar.
-¡Lauren! -ella levantó la mirada- ¿estás bien? -pregunté mientras la ayudaba a levantarse.
-Sí -me miró, su rostro adquirió una expresión de preocupación- ¿Qué te ha pasado?
-Nada, un pequeño accidente doméstico, soy gilipollas.
-Yo no creo que lo seas -acercó la mano a mi frente mientras me rozaba con suavidad la marca- ¿te duele?
-Sí, pero no mucho...
-Cuando era pequeña y me daba un golpe, mi hermana mayor se acercaba y me besaba donde me había hecho daño. Entonces me sentía mejor.
Se puso ligeramente de puntillas, dado que yo era un poco más alta, agaché un poco mi cabeza y ella depositó un beso en mi frente.
-¿Mejor? -me miró.
-Sí, mucho mejor -sonreí.
Ella imitó mi gesto. Era tan adorable, parecía una muñeca de porcelana, tan pequeña y delicada.
-Esta mañana no contestaste a mi mensaje.
-Ah si, lo siento. Iba a contestarte, pero surgió una cosa y luego se me pasó.
-Podrías acompañarme a casa para compensar -dijo con una sonrisa pícara.
-Me parece un buen trato -dije mientras empezábamos a caminar.
-Gracias por acompañarme -dijo con una sonrisa cuando llegamos al edificio donde vivía.-No hay de que, no me importa hacerlo.
Lauren abrió a puerta del portal, y se dio la vuelta para cerrarla, mientras yo echaba a andar mirándola. Por un momento nuestras miradas se cruzaron, mientras cada una reemprendía su camino.
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Quédate a mi lado
RomancePertenecen a dos mundos opuestos, nunca imaginarian que se enamorasen la una de la otra. Por un lado está Lauren, una chica guapa que lo tiene todo y cree estar enamorada de su novio. Y por otro Aria, una chica con una vida difícil que cree que el a...