Me froto los ojos intentando aclarar mi visión. No es la primera vez que me pasa que comienzo a ver un poco borroso en las noches. Le echo la culpa a que ya llevo muchas horas frente a la computadora, preparándome para la presentación final de mañana viernes en mi clase de derecho social y económico, y estoy cansado.
Siento unos brazos rodearme por la espalda y por un segundo me sobresalto, pero luego me relajo al sentir la barbilla de Ari apoyándose sobre mi hombro. No lo vi acercarse y como estoy escuchando música tampoco lo escuché. Usa una de sus manos y me quita con cuidado los auriculares.
—Deja eso, Temito bonito, vamos a cenar —me dice.
—Está bien —accedo sin discutir.
Cierro mi laptop y me levanto de la mesa. Me giro hacia mi novio y parpadeo con fuerza un par de veces para conseguir enfocarlo.
—¿Estás bien? —me pregunta.
—Un poco cansado, pero sí —le aseguro.
—Bueno, vamos a cenar fuera y nos paseamos un rato para que te relajes, ¿va? —me propone—. Yo manejo. —Acepto con una sonrisa y me dirijo a la recámara para alistarme para salir.
—Voy a adelantarme para ir sacando el coche, tahi —me avisa Ari un par de minutos después—. Te espero abajo.
—¡Ok, amor, ahorita te alcanzo!
Termino de arreglarme el cabello y salgo del cuarto. Como iré con Ari me siento con confianza de dejar mi celular cargándose en la sala. Me aseguro de llevar conmigo mi cartera y abandono el departamento, apagando la luz detrás de mí.
Tengo que bajar unas escaleras para salir del edificio hacia donde Ari me espera con el auto. No hay iluminación artificial en las escaleras porque siempre entra luz suficiente por una enorme ventana que da directo hacia ellas, pero hoy me resulta imposible distinguir los escalones.
Hace tiempo que me cuesta trabajo ver cuando está demasiado oscuro, cosa de la que culpo a mi vista cansada, pero siempre consigo distinguir los objetos luego de unos momentos. Hoy no es así, por mas que parpadeo intentando acostumbrarme a la oscuridad, no lo consigo.
No es un tramo demasiado largo y ya estoy más que familiarizado con él, así que no le doy más importancia y comienzo a bajar. Todo va bien hasta que casi a media escalera calculo mal el paso. Mi pie se resbala de la orilla del escalón, lo cual me hace desestabilizarme y caigo.
Intento frenar mi caída con mi brazo y recibe casi todo el impacto. Ruedo lo que resta de la escalera. El dolor en mi brazo es insoportable y siento como mi mente también se precipita hacia la oscuridad mientras pierdo la consciencia.
Despierto en una cama de hospital. Hay mucha luz alrededor, y lo primero que veo es a Ari, luchando por no quedarse dormido en la silla contigua a mi cama.
—Hola —susurro, haciéndolo saltar en su lugar.
—Amor, por fin despiertas —me dice en voz baja. Intento incorporarme pero me duele todo y suelto un gruñido—. Tranquilo —pone su mano con delicadeza sobre mi hombro—. Tienes el brazo roto, intenta no moverte mucho.
—Me caí en las escaleras —recuerdo.
—Sí, mi amor —me sonríe apenado—. Me asusté muchísimo, Temo. Regresé a buscarte porque me extrañó que no salieras, y cuando te vi ahí tirado... —niega con su cabeza—. Pensé lo peor, mi vida, pero por fortuna solo fue el brazo y unos cuantos moretones.
—¿Cuánto tiempo llevo aquí?
—Desde anoche, ahorita es como la una de la tarde, creo —me responde.
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OS Aristemo ─ AEFF
FanfictionOne shots Aristemo escritos para el "Aristemo-Emiliaco Fanfic Fest".