~Cap. No.10 ~

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Saint miraba en su dedo un hermoso anillo con pequeños brillantes y no podía dejar de pensar en aquel momento maravilloso que les fue interrumpido.

-Se acerco al pelinegro y le susurro espero que la propuesta aun este en pie.

Saint vio la sonrisa de Zee ampliarse y le dio un tierno beso, el cual se fue intensificado.

Saint empujo a Zee haciéndolo tropezar con el sofá detrás de el, se trepó a su regazo para continuar con el beso y subir la temperatura de sus cuerpos.

Zee le quitó la playera y suéter juntos por encima de la cabeza y aprovechó para besarle la clavícula, y morderle suavemente los pezones. Saint gimió e hizo la cabeza hacia atrás, al tiempo que se apoyaba suavemente las manos en los hombros contrarios. Movió la cadera en pequeños círculos, buscando despertar la erección de su futuro esposo debajo de él. Y cuando la sintió contra sí, pugnando por salir del pantalón, bajó de las piernas de Zee y se arrodilló frente a él. Le quitó el cinturón, se deshizo del botón, abrió la cremallera y liberó de la tela del boxer aquel rico pene erecto, caliente y firme.

-Bebé…

-Ya aprendí - dijo el castaño con una sonrisa pícara en el rostro. Luego, bajó el rostro, rozó con la mejilla el glande y abrió la boca para morder suavemente la raíz, luego suavemente, deslizó su lengua hacia arriba. Sintió los dedos de Zee entrando en su cabello y cerró los ojos cuando alcanzó la punta húmeda y la engulló después; tomó tanto como pudo en su boca, sintió el sabor amargo del pre-semen en su garganta y lengua. Comenzó la succión despacio, moviendo su lengua en círculos, en busca por más. Luego, sólo tomó todo cuando podía, moviendo su cabeza arriba y abajo, sintiendo la presión de los dedos de Zee sobre su cabello. Hasta que, finalmente, se tensó bajo contra sus labios y un torrente tibio se derramó en su boca.

-No lo tragues - le pidió Zee y le tendió la mano, en donde Saint depositó cuanto pudo de su semen.

Saint giró sobre sus talones y se deshizo de su pantalón para, después, inclinarse con las manos apoyadas en la mesa de centro. Sintió el tibio líquido contra su entrada, usado para facilitar la dilatación. Se estremeció cuando sintió los dedos de Zee moviéndose en su interior, buscando ese punto específico, que le hacía gemir y temblar. Zee tiró de su cadera y lo sentó sobre su pene, al tiempo que lo abrazaba por la espalda. Saint se arqueó y apoyó contra su torso. Sintió un beso en su hombro, otro en su cuello y el lóbulo de su oreja, le provocaban estremecimientos, le erizaron la piel y  jadeó por más. Zee le separó las piernas con las rodillas, provocando que la penetración fuera más profunda. Luego, lo inclinó un poco y empujó su cadera contra sus nalgas. Se sentía tan bien que encontró la manera de moverse, se corrieron juntos. Zee rodeó la cintura de Saint y apoyó la mejilla en su hombro. Saint, luchó por recuperar su respiración, cuando lo hizo, dobló su brazo en busca del rostro de Zee, quien levantó la vista para encontrar los hermosos ojos miel de Saint y darse la oportunidad de besarlo una vez más. Su felicidad era inmensa se amaban, se había amado por mucho tiempo.

Se habían esperado por 15 años para poder encontrarse y no iban a permitir que nadie les arrebatara su felicidad. Su amor era puro y sincero amor que empezó con una atracción de dos pequeños Tritón y Humano.
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Fin

SACRIFICIO DE AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora