𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻

Takashi

El despertador de Mitsuya comenzó a sonar a las siete de la mañana, como es viernes es día de ir al colegio. Lyla suspiró y se sentó al borde de la cama con cuidado de no tocar a Mitsuya, quien acababa de despertar. 

"Buenos días", me dijo el chico desde abajo. Se sentó en su lugar y bostezó, tomó el despertador y lo apagó. 

Me levanté de su cama y acomodé las sábanas lo mejor que pude, si hubiese sido mi cama las dejaría desordenadas, pero esta vez se trata de la cama de Mitsuya y no la dejaría desordenada. 

"Buenos días, Takashi", le respondí terminando de acomodar las almohadas en su sitio. "Siento mucho haber dormido en tu cama... ¿Dormiste bien?", acomodé mi cabello desordenado. Al decir su nombre abrió un poco más sus adormilados ojos y se sobresaltó un poco.

"Dormí bien, no te preocupes. Puedes irte a bañar mientras yo hago el desayuno", contestó tan amable como de costumbre. Tomé mi bolso y lo abrí, el chico me miraba atento. 

"Traje esta comida anoche, no es mucho pero es mi agradecimiento por dejarme quedar aquí", saqué un jugo de naranja grande junto con unas cuantas bolsas con galletas de repostería. Takashi me miró sorprendido.

"Lyla, no era necesario... Pero sería de mala educación no recibirlos", tomó las bolsas con galletas para mirarlas. "¡Ohhh, se ven muy ricas! Gracias, Lyla", expresó su gratitud bastante contento, se me hizo bastante tierna su reacción.

"Oh, no te preocupes. ¡Pensé que talvez a tus hermanas les gustarían estas galletas, a mi hermana le encantaban!", mi emoción cesó cuando recordé los pocos momentos felices con Akiko. 

Takashi al darse cuenta de mi reacción dejó las galletas sobre la cama y puso una mano en mi mejilla, logrando levantar mi rostro para mirarlo a los ojos. Estaba de nuevo con una de sus sonrisas calmadas para darme paz, mi corazón se aceleró cuando se acercó peligrosamente, invadiendo por completo mi espacio personal. Nuestras frentes se tocaron con suavidad.

"Ella está bien, Lyla. Ve a tomarte una ducha para olvidarte de los malos pensamientos, hoy tienes que ir al colegio y necesitas ir feliz", acarició mi mejilla suavemente, de pronto su madre entró a la habitación. Nos apartamos casi en seguida, cada uno con un sonrojo bastante notable. Solo faltaba que su madre pensara mal.

"Oh, ya están despiertos. Chicos, me tengo que ir a trabajar ya, cuídense mucho, y Lyla", me llamó específicamente a mi con una sonrisa. "Me gustaría conocerte mejor, cariño", dicho esto se despidió sacudiendo su mano sin siquiera dejarme terminar. Llevaba prisa.

Takashi suspiró nervioso y rascó su cabeza.

"Tu madre es bastante amable", le dije tratando de disimular el como nos apartamos bruscamente hace unos segundos. 

"Lo es, te enseñaré el baño", asentí y saqué mi uniforme y ropa interior. Los zapatos daban igual ya que en la entrada del colegio me los cambiaría. Saqué una toalla y seguí a Takashi hacia el baño. "Bien, aquí sale caliente y aquí sale fría", su voz hacía eco mientras explicaba como funciona la ducha.

"Gracias", él asintió y salió del baño. Le puse seguro a la puerta y me desvestí para entrar a la ducha, empecé empapando mis manos para lavarme la cara.