Verdades

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"Ahh, eso estuvo divertido", le dije a Takashi después de suspirar. 

"Mikey siempre nos termina ganando", habló. "Y yo por supuesto siempre soy quien intenta calmar las cosas por si pelean en serio", soltó una risita.

"Pues Mikey ganó pero eso no quita que le haya dado un almohadazo", reí también. Después de platicar sobre la pandilla y comernos la pizza, Takemichi propuso hacer una pelea de almohadas para que liberemos cualquier tipo de tensión entre nosotros, ya que últimamente el tema de Draken nos tenía tensos a todos, a demás de que ahora sabíamos de la existencia de otra pandilla enemiga.

Acabábamos de llegar a casa de Takashi ya que en unas horas llegaría su madre para invitarme a cenar, bajé de la motocicleta junto a él y dejé el casco encima del asiento. Takashi sacó las llaves y abrió la puerta, de inmediato vimos a Luna y Mana jugando con unos cuantos peluches y demás cosas, voltearon desde antes debido al sonido de las llaves porque cuando ambos entramos ya estaban mirando hacia la puerta. Sus caritas de felicidad al vernos me hizo sonreír, me traían recuerdos de cuando Akiko estaba así de pequeña. 

Fueron corriendo hacia su hermano para abrazarlo, este se agachó para poder recibirlas y poder abrazarlas, primero abrazó a Mana y esta al despegarse de él fue directo a apegarse en mi pierna, es realmente adorable. Me agaché también para abrazar a ambas niñas, para ellas debe ser angustiante tener que quedarse la mayoría del tiempo solas, pero a decir verdad se comportan bastante bien en ausencia de una figura que las cuide. 

"Oye, Takashi, ¿está bien que me quede en tu casa? La cena no es todavía", mencioné acariciando en cabello de Luna. 

"Sobre eso... Quería hablar contigo", se dio la vuelta para verme, estaba un poco avergonzado. 

Mis alertas se encendieron en ese momento. 

"De acuerdo", le respondí y él me hizo una seña con la cabeza para que lo siga. Me llevó a su habitación de nuevo, me hizo recordar a cuando lloré hablando un poco sobre mi destrozada familia, el lado bueno es que ese mismo día me dio la chaqueta. 

"Bien... Quiero hablarte sobre la pandilla y demás cosas...", yo asentí en respuesta, la puerta estaba entreabierta así que la abrió completamente para poder echarle vistazos a sus hermanitas. 

"Te escucho", respondí mirando cada uno de sus actos. 

"Okay, primero que todo quiero felicitarte por estar dentro de la ToMan, sé que eres una chica muy fuerte... Pero quiero que de ahora en adelante tengas el doble de cuidado con lo que haces, las relaciones entre las pandillas y sus miembros se hacen públicas y eso solo hace que otras personas tengan la mira en ti", habló seriamente, su determinación me demostraba que estaba tratando de aconsejarme. 

Yo asentí al final de su palabra. 

"Tienes razón y lo haré, prometí que no haría cosas muy locas", hablé seriamente. "Aunque siento que estar en una pandilla ya es algo loco", reí bajito.

"Heh, a que lo es", me siguió el juego. Al instante pareció recordar algo importante. "Ah y lo otro que tenía que contarte", empezó a jugar con algunas cosas de su escritorio. "Sabes que haré tu uniforme, ¿no?".

"Eso me dijo Mikey, ¿lo harás?", me acerqué a él para verlo mejor.

Sacó de un cajón una cinta métrica junto a un bloc de notas y un bolígrafo. 

"¿Puedo tomar tus medidas?", dijo todo muy rápido por los nervios. 

"¿Nervioso?", lo molesté dando golpecitos en la parte caída de la cinta métrica haciendo que esta se balancee de lado a otro. 

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora