Nuevos caminos

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Reformatorio de Jóvenes, 10:00 am. 

"Eso fue todo lo que ha pasado", concluí de contarle al chico frente a mí, cuya situación, a diferencia de la mía, se basaba en comunicarse con los demás del exterior a través de un vidrio blindado y unos cuantos agujeros en el mismo. Al finalizar la Nochebuena, todos habíamos tomado nuestro camino, mi novio se fue junto a su madre y hermanas de vuelta a casa ya que tenían regalos por abrir. Tardé unos 10 minutos en resumir todo lo acontecido, después de todo las visitas de este tipo eran bastante cortas y... vigiladas. 

Él guardó silencio por unos instantes, su mirada estaba direccionada al suelo o a sus manos atadas, no lo sé, solo sé que el contacto visual no era muy lo suyo. Estar encerrado aquí de alguna manera le habría afectado, aunque no puedo opinar mucho ya que no fui capaz de conocerlo, sin embargo soy buena cuando quiero y no pude evitar sentir empatía por el chico y al menos hacerle saber algunas cosas del exterior, así tenga la oportunidad de pensar en algo más que no sea su encierro. 

"Gracias... Es cordial de tu parte contármelo después de todo", sonrió con nostalgia. "De verdad te lo agradezco, estar aquí solo me está consumiendo, extraño mis pasatiempos, amigos...", suspiró pesadamente. 

"Alguno te vendrá a visitar", respondí con tranquilidad y él asintió. 

"Keisuke y alguien más", su sonrisa se amplió. "Pero él no es de contarme todo lo que pasa, supuestamente para no agobiarme, pero me agobia más no saber nada", se reacomodó en la silla metálica. 

"Baji ahora está lejos de estos asuntos, pero como te conté, intervino cuando tuvo que hacerlo. Los Black Dragons ya son historia, por eso puedes estar tranquilo", miré el reloj de la estancia, ya casi era hora, pero no había nada más por hablar. De pronto la puerta de mi lado se abrió, saliendo un oficial de la misma. Miré al chico de nuevo y asentí, él en respuesta alzó su mano para despedirse. Me levanté de mi asiento. 

"Joven Hanemiya Kazutora, tiene dos visitas más en unos minutos", anunció el oficial haciendo un gesto con su mano para que fuera con él, ya que el tiempo de mi visita había acabado. 

"Adiós, Kazutora", me despedí sin espera su respuesta. Salí junto al oficial de la sala, diría que ronda unos cincuenta por su cabello blanquecino pero bien peinado. Iba detrás de él hasta que una cabellera conocida entró a mi campo de visión. 

Me quedé de pie hasta que él se diese cuenta de que estaba allí, es bastante despistado. Una chica salió detrás de él pero al verme volteó su mirada al suelo, parecía verse ¿apenada?

"Uh, eres tú", el pelinegro saludó a su manera mientras caminaba hacia mí. "¿Qué haces aquí?", sus cejas casi que se juntaron al hacer una cara seria.

"Esos son detalles", evadí su pregunta. Entonces mi teléfono celular comenzó a vibrar en mi bolsillo, Baji giró los ojos y suspiró.

"Ustedes son los siguientes", el oficial llamó la atención de los dos jóvenes frente a mi. La chicha se adelantó sin esperar a Baji, pero le echó una mirada para esperar su aprobación y cuando se la dio, fue corriendo directo a la zona de visitas.

"Lyla, espera", me llamó, en ese momento la llamada se canceló cosa que me molestó pero puse mi atención a Baji.

"¿Qué?", respondí y me hizo una seña rápida, él llevaba un bolso y del mismo sacó un sobre blanco y sencillo. "¿Esto es...?".

No me dejó terminar cuando puso su dedo sobre sus labios en señal de silencio, alcé mis manos para demostrarle que no tengo interés en desobedecer y acepté el sobre.

"Me debes una y esta es la oportunidad de hacerme un favor", me habló sin importarle la imponente figura del oficial esperando con una mirada fulminante al chico. "Cuando tengas oportunidad dáselo a Chifuyu y no la abras", habló detenidamente. Yo asentí.

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora