Algo anda mal

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"¿Entonces hicieron galletas juntas?", le pregunté a mi hermana, hace un rato había llegado a casa después de haber hecho una pijamada con sus amigas de la escuela. Había llegado más feliz que nunca, también mencionó que una de sus amigas tenía que tomar medicamentos al igual que ella, por lo tanto no se sentía tan sola en este mundo. Las enfermedades son algo común y no hay que dejarlas de lado ni satanizarlas. 

"¡Sí! Y mi amiga dice que dibujo bonito, en algún momento te voy a ganar", infló su pecho en señal de superioridad. Por supuesto que sé dibujar bien, hace mucho que había dejado ese pasatiempo de lado, pero podría volver a retomarlo para tatuarme en un futuro cercano, de verdad es algo que me apasiona, pero tampoco como para hacerlo toda mi vida. 

"No te hagas ilusiones", le saqué la lengua. 

"Lylaaa", mamá me regañó, estaba sentada en el sofá mientras leía el periódico. 

"Lo siento", me disculpé y cuando miré a Akiko ella me sacó la lengua. "Pequeño demonio", susurré para mis adentros. 

El ambiente en casa era mucho mejor, a papá le dieron vacaciones de unos días para pasar tiempo en familia debido a las fechas, hoy es 24 de diciembre y sería la celebración de Nochebuena, aunque apenas era de día. Saqué mi teléfono del bolsillo, bastante atenta a la bandeja de entrada, pero nada, no había nada. 

Yuzuha había dejado de contestar hace días, ignoraba mis llamadas y no hacía acto de presencia, definitivamente algo estaba pasando y yo no estaba enterada. Tampoco le diría a Takashi, quien por cierto se fue hace unas horas a su casa; preocuparlo ahora no era mi intención, menos sabiendo que Koko hace poco me tendió una emboscada, su trato con Taiju Shiba estaba vigente y su mejor amigo se había largado de su lugar seguro. 

Sentí remordimiento, preocupación y terror. Decidí escribirle a Emma a cambio, habíamos estado intercambiando uno que otro mensaje últimamente y la idea de visitarla y contarle lo que pasaba me era buena idea. 

"Mamá, voy a salir un momento", le avisé en seguida, fui al piso de arriba para tomar lo importante: dinero, llaves, ¿navaja? dudo que la utilice. Miré mi reflejo en el espejo para verificar que estaba bien vestida, llevaba pantalones holgados negros y una camisa de manga larga color crema ajustada, decidí ponerme las botas del uniforme de ToMan para darle mejor toque. Entre mis cosas busqué el abrigo que mi novio me confeccionó y el gorro de dragón que también hizo para mí. 

Hace frío y antes muerta que resfriada. 

"¿Qué está pasando?", tomé mi cabello con desespero, la razón por la que me siento así me es desconocida. Solo sé que tengo una mala corazonada y no me gusta para nada. "¿Vas a salir?", mi hermana se acercó a mi y se sentó en mi cama. 

"Sí, es importante", respondí seria, tomé el cepillo y desenredé mi cabello. Unos toquecitos gentiles me hicieron salir de mi trance, entonces sentí algo suave colocarse en mi cuello. Miré a Akiko con detenimiento. 

"Hace frío afuera", colocó una bufanda negra sobre mi cuello y la envolvió con cuidado. "Ten cuidado manejando, quebrarse un hueso es doloroso", arrugó su nariz con inocencia y apartó sus manitas de mí, ese gesto me calmó bastante. Necesitaba de ella para sentirme completa y en paz. 

"Gracias, mi vida", la abracé sin chance a que pudiese corresponderme. "Ya casi vuelvo, ¿si?", junté su nariz con la mía y salí de la habitación con el corazón acelerado y las manos frías. 

Tengo poco que hacer, primero ir con Emma y hablarle respecto Yuzuha, probablemente escucharla hablar sobre lo mucho que ama las manos de Draken y de paso si me encuentro a Mikey contarle también. 

"¿Asuntos de pandilla?", preguntó mamá finalmente dejando el periódico de lado. Hoy estaba bastante arreglada, por cierto, su cabello llevaba ondas definidas que me encantaban, desearía tener su cabello ondulado. 

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora