Un libro sobre ti | [Izuku Midoriya × Lectora]

Página O7

El dolor es algo que conozco bien, después de que All Might me concediera el honor de heredar su don, el dolor ha sido algo constante en mi vida, los huesos rotos y las cicatrices en mi cuerpo lo pueden comprobar.

Además de la camilla en el hospital que suelo usar.

Siempre he sido débil, eso lo sé bien, no nací con una peculiaridad, tenía un cuerpo escuálido y flacucho que, prácticamente, al más mínimo golpe se provocaba un hematoma, y aunque intento con todas mis fuerzas hacer que este don sea mío y así evitar preocupar a la gente que quiero, simplemente no puedo lograrlo por completo.

Me duele en el alma ver a mi madre angustiada y llorando porque de nuevo terminé en el hospital y una cicatriz nueva me acompaña, me siento incómodo cada vez que despierto y me encuentro con mis amigos preocupados por el tremendo golpe que me di, y me siento terriblemente mal cuando la preocupo a ella sabiendo que, debido a la distancia, no puede cuidarme como le gustaría.

Quiero convertirme en alguien fuerte, no para recibir algún reconocimiento o ser el héroe número uno —aunque eso sería genial—, sino más bien, para que las personas se sientan seguras y protegidas a mi alrededor, quiero ser alguien confiable, ser ese tipo de héroe que alguna vez fue All Might, pero yo no soy tan genial como él, pero lo intento.

Juro que lo intento.

Es cansado, no voy a negarlo, y a veces no sé si mi perseverancia y fuerza de voluntad son una cualidad o un castigo que debo pagar por algo que hice en mi vida pasada, no conozco límites, nunca lo he hecho, es como si, al momento de pelear, esa palabra no existiera en mi cabeza, doy todo incluso si es poco lo que tengo, desde antes de recibir este don, me lanzaba al peligro, como si fuese un inmortal.

Tonto, ¿verdad?

Hay una parte de mí que no me gusta reconocer, y es que muchas veces suelo olvidarme de todo con tal de conseguir lo que quiero en ese momento, por supuesto, cuando termino tendido en una cama de hospital, el arrepentimiento me llega de golpe y duele más que las heridas en mi cuerpo, el saber lo egoísta que soy por cumplir algo me hace odiarme de vez en cuando. He tratado de cambiar eso, pero en la adrenalina del combate lo olvido por completo, y el único pensamiento que se repite en mi cabeza es: sálvalos para ganar.

Soy un tipo raro y obsesivo, aunque me siente mal y se me revuelva el estómago de recordarlo, puedo comprender un poco porque nadie deseaba ser mi amigo, era un friki —bueno, lo sigo siendo— que está obsesionado con las particularidades de las personas porque, no importa que insignificante sean, para mí son geniales, obviamente nadie querría juntarse con un raro como yo, Kacchan se encargó de dejarme en claro eso varios años, y aunque este hecho cambió cuando ingresé a la U.A., me preguntó si mis amigos lo seguirían siendo incluso sabiendo todo eso.

Pero ella... Ella sabe todo, y aun así dice que me quiere, ¿cómo es eso posible? Existiendo tantas personas geniales en el mundo, ¿me escogió a mí?

Además de todo lo que llevo cargando, ella es una de las razones por las cuales quiero ser un mejor hombre, su simple existencia me motiva, porque, aunque ella no se canse de decirme que me quiere, siento que no me merezco nada de eso, pero, así como entrenó cada día para hacer que este don sea mío, también trabajo en mí para ser el hombre que ella merece.

Porque ella se merece más que este manojo de nervios y cicatrices que soy.

E incluso si está conforme con lo que soy, me aseguraré de que siempre se sienta así, de que sus ojos nunca dejen de mirarme y que siempre que escuche mi nombre, se le escape sin querer un te quiero.