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De pequeño siempre vi muchas historias de amor pasar frente a mis ojos, una tras otra como un simple espectador, las había en todos lados, en aquellos jóvenes que se encontraban en la esquina de la calle y caminaban juntos, en los abrazos y besos ...

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De pequeño siempre vi muchas historias de amor pasar frente a mis ojos, una tras otra como un simple espectador, las había en todos lados, en aquellos jóvenes que se encontraban en la esquina de la calle y caminaban juntos, en los abrazos y besos en el aeropuerto, en las iglesias cuando dos personas decidían unir sus vidas, en la pareja de ancianos que se reunía en el parque a pasar la tarde o en os chicos que se habían enamorado por internet.

También leí unas cuantas historias, y siempre creí que a veces, aunque los libros eran fantásticos, a veces eran demasiado extremistas, poniendo a la persona amada como su centro de atención y su zona de confort.

Nunca lo había entendido, ¿cómo alguien podía sentir tales sentimientos por alguien a tal punto de hacerlo el centro de su universo?

Bueno, ahora lo entiendo.

En este punto de mi vida, donde todo parece gris y que el mundo pesa sobre mis hombros, lo único que me mantiene firme es pensar que no debo defraudar a las personas que quiero. Y a ella, esa chica que incluso a la distancia no deja de apoyarme, quisiera retribuirle sus sentimientos, pero en el estado en que me encuentro, sé bien que no es posible.

Estoy en un punto donde lo único que puedo hacer es continuar sin mirar atrás, pero eso no significa que no me duelan mis decisiones.

-Por favor, regresa...

Me la puedo imaginar diciendo eso, pidiendo por mi bienestar, sabiendo que tal vez sus deseos resulten insignificantes ante lo terco que soy, pero no es así, no quiero parecer egoísta, porque lo que más deseo es que, de entre todas las personas posibles, ella sea capaz de entender mis decisiones, o probablemente ya lo hace y simplemente se preocupa por mí.

Estoy escondido en un callejón de alguna calle del centro de la ciudad, la lluvia no parece detenerse y eso no me da buena espina, hace un rato hablé con los héroes, y aunque soy un gran fanático de ellos, me hubiese gustado que ella estuviera ahí.

Me gustaría que estuviera aquí.

Cuando cierro los ojos, intento imaginar su rostro, en cómo me abrazaría y me tomaría de la mano diciendo que va a apoyarme, el corazón se me acelera de solo pensarlo y aquella imagen mental es la que me ayuda a seguir, aunque ya no quiera hacerlo, a no rendirme, aunque a veces piense que es la única opción que tengo.

Por ella sigo aquí, intentando todo lo que esté a mi alcance para regresar este mundo a la alegría y paz que experimentó un día, y así, ser capaz de verla.

Por ella sigo aquí, intentando todo lo que esté a mi alcance para regresar este mundo a la alegría y paz que experimentó un día, y así, ser capaz de verla

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Quedan 5 capítulos:(

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Un libro sobre ti | [Izuku Midoriya × Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora