Como La Primera Vez

Capítulo XIV

—Tenemos que volver. — Adele aún estaba en sus brazos allí en medio de aquel laberinto.

— No quiero... — Después de estar tanto tiempo lejos de él era último que deseaba.

— Sabes que comenzarán a buscarnos, yo tampoco quiero estar lejos de ti. — la estrecho con más fuerza dejando un beso sobre la cabeza de Adele, le parecía mentira tenerla en brazos, sentirla suya en esos breves momentos. — A menos que quieras que hablé hoy mismo con tus padres.—  La pelirroja abrió desorbitadamente sus ojos.

— ¿Qué vas a hablar con mis padres?

— Que tu eres mi novia y quiero seguir saliendo contigo con su autorización.

—primero— se alejó lo suficiente pero sin dejar de estar abrazada a él. — Pareces un abuelito hablando así, yo soy mayor de edad y no necesito pedirle permiso a mis padres para salir contigo.

— Solo quiero que sepan que quiero algo serio contigo, que no eres un juego ni mucho menos, tu eres diferente y quiero hacer las cosas correctamente, estoy seguro que tu padre lo entenderá mejor si lo hacemos de ese modo. — Adele lo pensó un poco y tuvo que admitir que Max tenía razón, su padre había sido educado a la antigua y por mucho que ella tomará sus propias decisiones entendía que en ciertas situaciones era necesario hablar con sus padres.

— Puede ser... Pero y esto me lleva al punto dos; No soy tu novia. — dijo alejándose un poco más. — Ni siquiera me lo has preguntado. — hizo un morrito con sus labios y la miro con ojos llenos de amor, comenzó a caminar hacía ella y la pelirroja también lo hizo alrededor de la fuente, lo miraba con una sonrisa coqueta,  su corazón no podía dejar de palpitar con fuerza, sentía mariposas en su estómago y a medida que el ojiclaro se acercaba su emoción crecía.

— Ven aquí.

— no...— dijo con gesto divertido el contrario camino a pasos acelerados y ella corrió riendo encantada del sutil juego. Max río también y corrió tras ella hasta que la atrapó. Adele paso sus manos por el cuello del rubio sintiendo sus manos cerrarse entorno a su cintura.

— ¿Quieres ser mi novia, niña Bonita?— Adele y Max se observaron por unos instantes, no habían palabras, solo se escuchaba el agua de la fuente. La pelirroja rebosaba de alegría, su miseria parecía estar teniendo fin, su tristeza era reemplazada por amor y esperanza, los sentimientos y emociones se agolparon de repente en su mente y todo lo vivido junto a él cobro vida. Max le hacia sentirse amada, protegida.

— Si, si quiero ser tu novia. — la sonrisa en el ojiazul se hizo amplia y radiante antes de volver a atrapar los tiernos labios ajenos en los suyos, degustando su azucarado sabor, por que si, los besos de Adele eran miel en boca y entonces entendió que nunca sus besos hicieron química, solo con ella, con Adele. Se apartaron lo suficientemente para mimarse un poco entre ellos, no deseaban apartar sus manos del otro, el contacto entre ellos era permanente, la necesidad de sentirse era más grande que nada en ese momento.

***

Ajenos a la realidad el par de novios nunca se dieron cuenta que una persona los observaba, sonriendo al verlos, hacía tanto tiempo que no presenciaba un encuentro de dos almas que no pudo evitar presenciar la escena desplegada ante sus ojos, merecían privacidad pero su corazón no le permitió apartarse de allí. Con cautela se retiró sin ser vista, llevaba dibujada una sutil y cálida sonrisa en su rostro, el amor era sin duda hermoso y nada le agradaba más que ellos los estuvieran viviendo por que el amor no solo se sentía también se vivía.

***

Adele salió primero del laberinto, después de recorrer el camino de regreso entre besos y caricias junto a Max. Llegó a su mesa y sonrió a los presentes, noto la ausencia de Thomas aunque lo vio hablando unas cuantas mesas atrás, esperaba que el rubio saliera pronto y pudiese ubicarse junto a ella.