capítulo XVIII

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Los padres de Adele, Max y la pelirroja estaban sentados en la sala principal de la casa de la joven. Las cosas no habían salido como las habían planeado, se suponia que sus padres no iban a ir esa noche, casi todos los dias los recibia en la noche un rato sin embargo esa noche   la tenía planeada para Max y ella, Grace no iría esa noche a quedarse para darles su espacio pero he aquí que sus padres estaban hablando sobre su primera semana de universidad sin tener intensión de salir pronto de su casa.

— Si, me ha gustado mucho la dinámica en la universidad, los profesores son excelentes, estoy muy entusiasmada.

— La primera semana es bastante relajada pero luego se transforma. — comento con una ligera risa Max.

— No me lo recuerdes. — un puchero se dibujo en la facciones de la joven recostando su cabeza en el hombro de Max.

— Creo que es un poco tarde ¿no crees Max? — Elizabeth codeo a su esposo con el ceño fruncido.

— Derek...

— No se preocupe Elizabeth, Derek tiene razón. — Max miro a Adele que tenía cara de pocos amigos. — Será mejor que me vaya. — el rubio se levantó seguido de la ojiverde quien lo acompaño a la puerta.

— Lo siento mucho Max, mi papá se está comportando como un idiota.

— Tranquila preciosa, mañana te vengo a buscar temprano. — dijo en su oido para que no los escucharán. Mientras en la sala Elizabeth le recriminaba a su esposo.

— ¿Se puede saber que pretendes con todo esto Derek?

—Nada, solo cuido de mi hija, es todo.

— Adele ya es una mujer Derek, tienes que dejarla vivir su vida, no puedes pretender mantenerla en una burbuja.

— Eso lo se, solo quiero que este enfocada en sus estudios por ahora, ya tendrán tiempo.

— Nos vamos ahora mismo nosotros también.

— No, vamos a esperar un rato más.

—Eres imposible, vas a terminar haciendo que tu hija se aleje de ti. — Max y Adele se besaron una vez más antes que el rubio se fuera. No entendía a su papá, la trataba como una niña.

— ¿Porqué le dijiste eso a Max? — cruzo sus brazos y se paro enfrente de su padre.

—por que era hora de marcharse. — el rostro de la joven reflejaba la rabia que estaba sintiendo en esos momentos, sus ojos eran de un verde brillante y tenía las mejillas un poco rojas.

— No que por que lo estás tratando así cuando Max solo me ha ayudado, es un buen hombre y lo amo, estoy enamorada de él hasta los tuétanos y si el se va por tu culpa papá no te lo voy a perdonar. Buenas noches, quedan en su casa. — dicho esto camino a su habitación y se encerró.

— Bien hecho Derek, acabas de ganarte el fastidio de tu hija. — el hombre resoplando se levantó y su esposa lo siguió.

Max había estado dando vueltas por el sector esperando que sus suegros se fueran.  ya había pasado varias veces por allí hasta que los vio salir, se estacionó detrás de un carro esperando hasta que vio el coche arrancar, esperó unos minutos y luego parqueo en frente de la casa de la pelirroja, saco su teléfono y la llamo.

— ¿Ya estás durmiendo preciosa?

—No aun no, estaba leyendo un poco.

— Hmmm... amor tus padres ya se fueron...

—¿como sabes eso?

— ¿por qué no te acercas a la ventana? — La ojiverde así lo hizo sin colgar. Observó el auto y la ventanilla de la parte de arriba del vehículo abriéndose, Max salió por allí y la saludo. — Hola... hasta en pijama te ves linda, como puede ser posible eso. — Adele río bajamente mientras se apoyaba en la ventana. Parecía una ninfa con su cabello suelto y la diminuta bata de seda negra.

Como La Primera VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora