Capítulo 1

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Anahí Puente estaba agotada. Le dolían la cabeza y los pies. Había sido un día de mucho trabajo. Y lo que menos le apetecía era ver a Alfonso Herrera.

Lo vio yendo hacia la sala, con su sonrisa lasciva, parándose a hablar con todas las pacientes y arruinando su tensión nerviosa.

Tampoco a ella le hacía ningún bien, pero no tenía nada que ver con su encanto adolescente y sí con el tamaño de su vanidad.

—Si se acerca, juro que lo mataré —murmuró Anahí al ordenador. Oyó un ruido detrás y se volvió sobresaltada.

—¡Oh, Mary, me has dado un susto!

Mary O'Brien, la encantadora jefe de planta y de Anahí, esbozó una sonrisa y apoyó su trasero grande en el borde de la mesa.

—¿Alfonso te está dando problemas, Any?

—No directamente, pero con sólo verlo me pongo nerviosa. ¡Es tan increíblemente alegre!

—Lo sé. Es maravilloso, ¿verdad? Todas lo quieren.

—Va a matarlas, siempre está coqueteando.

—Tonterías, lo adoran.

—Sí, pero no quieren mejorar e irse a casa. Inventan excusas para quedarse.

—Yo pensaba que estabas preocupada por la salud de las enfermas, y te preocupa sólo que las camas se queden vacías —Mary hizo un ruido con la boca y dio un golpecito de consuelo en el hombro de Anahí—. No te preocupes, cielo, enseguida terminas tu turno y podrás marcharte.

Anahí agachó la cabeza para no ver a Alfonso hablando con una le las pacientes, y trató de concentrarse en el ordenador. Aquel canalla estaba decidido a arruinar su vida, pensó, y estaba a punto de tirarle cualquier cosa cuando vio su sombra en la pantalla del ordenador.

—Hola, guapa —dijo el hombre, con una voz baja y seductora. La muchacha apretó los dientes.

—Ahora no creo —contestó ella secamente.

—Claro que sí, estás guapa cuando estás pensando en el asesinato.

—Y tú eres como un crío y nunca sabes cuándo parar. El hombre se echó hacia atrás con la mano en el pecho.

—Me has herido profundamente.

—¡Eso es lo que me encantaría! —murmuró entre dientes.


Alfonso reprimió una risita, y ella lo miró enfadada.

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