Anahí no estaba segura de si quería ver a Alfonso a la mañana siguiente. No sabía si podría mirarlo a los ojos después de aquel beso, que por cierto, la había mantenido despierta casi toda la noche.
No tenía que haberse preocupado: Alfonso estaba en el quirófano operando, y Anahí estaba muy ocupada en la sala. Habían ingresado dos pacientes durante la noche: una mujer mayor que se había caído y se había fracturado la cadera, y una hombre joven que se había chocado yendo en moto contra un árbol, destrozándose las piernas. Le habían operado durante la noche, y ahora estaba en recuperación quejándose continuamente.
Anahí ya no podía soportarlo más, cuando Alfonso apareció a su lado.
—Hola —dijo al hombre joven, apartando las sábanas y examinando las heridas—. Parece que van bien. ¿Te duele?
—Mucho —exclamó—. No creí que esto podía doler tanto.
—Tienes suerte de que sientas dolor. El amigo que llevabas atrás todavía está inconsciente.
A continuación, Alfonso tapó al joven y le aconsejó que permaneciera quieto, que pronto se recuperaría. Luego hizo salir a Anahí de la habitación y la llevó a su despacho.
—No es la primera vez que le ocurre, aunque las otras veces no le pasó nada. Llevaba una moto de setecientos cincuenta centímetros cúbicos sin licencia y la policía quiere hablar con él tan pronto como se recupere. El amigo que iba con él se ha golpeado en la cabeza.
—¡Dios mío! ¿Se pondrá bien?
Alfonso se encogió de hombros. —¿Quién sabe? El escáner de la cabeza parece normal, pero sigue inconsciente. Tiene dos fracturas de poca gravedad, así que por ahora no vamos a operar. Ryan dice que ha tenido suerte de llegar al hospital, su casco ha quedado destrozado.
Ryan era el hombre que había visto a Gordon con aquella chica...
—¿He dicho algo malo? Estás frunciendo el ceño. Anahí miró a Alfonso y al ver la luz de sus ojos le temblaron las piernas. Intentó sonreír.
—Lo siento, no era por ti.
—Gordon —dijo él, sin darle demasiada importancia, aunque Anahí sabía que no le había parecido bien el comportamiento de aquél.
Anahí se rió, aunque se notaba que no era muy sincera. —Lo siento, me he vuelto loca. ¿Cree alguien en la fidelidad hoy en día?
—Yo creo.
—¿Tú? —y esta vez la risa de Anahí fue auténtica—. Alfonso, no seas tonto. Tú eres un seductor, un Casanova de los noventa. No creo que puedas tomarte una relación en serio.
—Puedes intentarlo —dijo, agarrando la barbilla de Anahí.
La muchacha golpeó la mano de él riéndose, confundida por el estremecimiento que recorrió su cuerpo y por la manera en que su boca parecía desear un beso de aquel hombre.
![](https://img.wattpad.com/cover/279269074-288-k489957.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Atrévete a Quererme
RomanceLa enfermera Anahí Puente no confiaba en los hombres. Así que no se sintió impresionada cuando Alfonso Herrera, el nuevo cirujano, llegó al hospital y comenzó a seducir a todas las mujeres, jóvenes o viejas. Aquella actitud la sacaba de quicio, pero...