II

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       Me genera una ansiedad enorme tener que tratar o conocer a gente nueva. Cualquiera diría que debido a mi trabajo, ya tengo que estar más que acostumbrada a lidiar con ello, pero lo cierto es que yo nunca he logrado superar este tipo de situaciones. Las manos comienzan a sudarme de manera descontrolada y mi respiración suele agitarse bastante, pero claro, tengo que actuar normal. Ahora como muchas otras tantas ocasiones, tengo que concentrarme en mi objetivo y ya. Tengo que actuar normal.

       Asiento levemente con la cabeza, y apretando mis labios, moldeo un intento de sonrisa. Y no, no cualquier tipo de sonrisa. Sino que una de esas con las que intentas indicar que "todo va bien" y que nada te asusta, cuando en realidad sucede lo contrario.

       Finalmente luego de tantos rodeos, ingreso a la habitación, y allí está él. La cara de pocos amigos que trae parece sacada de una película de terror o de incluso la peor de tus pesadillas. Tiene ese tipo de mirada que puede calar en lo más profundo de tu alma, aunque no lo quiras.

  -Buenos días, David. –pronuncio mientras me paro a uno de los costados de la cama en donde él se encuentra, y dejo los regalos de los fans en el suelo-.

  -Damiano- corrige, a lo que yo no puedo evitar rodar los ojos-.

  -¿Cómo se encuentra?

  -¿Cómo se supone que debería encontrarme? ¿Por algo estoy en un hospital no? –clava su mirada en mí. Y ahí justo ahí, yo me percato de que este hombre tenía una clara arrogancia con la que iba a ser muy difícil trabajar.-

  -Bien, tiene razón supongo. –confundida-. ¿Qué le ha sucedido David?

  -Damiano. –corrige nuevamente-. Bebí en exceso y al parecer me desmayé dándome un fuerte golpe en la cabeza.

  -Damiano –menciono haciendo comillas con los dedos de mi mano-, deberías cuidar de tu salud.

  -¿Eres consciente de que ni siquiera me conoces no? –pregunta-. No puedes darme consejos si no sabes nada de mí.

  -Mire. Estudié bastantes años como para ser capaz de aconsejar a mis pacientes de que cuiden su salud. No necesito que nadie como usted venga a decirme cómo hacer mi trabajo.-elevo un poco el tono de voz. Realmente este tipo estaba hartándome-.

  -Vaya, sí que tienes carácter – señala divertido.

  -¿Esto es una broma no? A este punto comienzo a pensar que lo único que quiere es hacerme enojar.-lo apunto con uno de mis dedos- Desde que entré por esa puerta, no hace más que demostrarme que es el ser humano más insoportable con el que podría haberme cruzado. ¿Pero sabe qué? Ese tipo de cosas se curan con am...

  -¿En serio? –interrumpe- ¿De verdad vas a decir amor? ¿Tantas películas románticas has consumido a lo largo de tu vida como para creer eso?

  -Está bien Damiano. Es imposible tratar con usted. Ahora entiendo porqué está solo en esta habitación. Su estúpida arrogancia cansa a las personas.–suspiro- Supongo que por eso nadie te quiere cerca. 

       Durante un par de segundos permanecimos en silencio. Él se encuentra perdido en sus pensamientos mientras miraba a un punto fijo de la habitación. Por otro lado, estoy yo, maldiciéndome internamente por haber dicho esa mierda que comenté a lo último. Por lo visto toda la pedagogía que aprendí en la universidad cuando estudié la carrera, ha quedado en el olvido. Ni siquiera tengo idea acerca de qué estaba pasando con su vida y sin embargo, yo me tomo el gran atrevimiento de decirle que nadie lo apreciaba. Pese a que muy en el fondo odio su forma de ser o al menos me genera rechazo lo que me ha mostrado en un par de minutos, me siento culpable. De ese tipo de culpa que hace que sientas que el corazón se te encoja. Pero no. Aunque la culpa esté comiéndome viva, no iba a pedir perdón. ¿Por qué habría de hacerlo? Seguro él tampoco va a disculparse por llevarme la contra o buscar pelea ante cualquier cosa que yo diga. ¿No?

       Me acomodo un poco en mi lugar y me limito a recoger la bolsa que he dejado previamente en el suelo. Llevo varios segundos pensando en cómo salir de allí. No sé qué decir y tampoco qué hacer. Todas las posibles respuestas que tengo en mente, se esfuman y termino por decir algo que no quería.

  -Perdón –comento mientras él levanta su mirada y la dirige hacia la mía, haciendo contacto por primera vez-. Por cierto, te han traído un par de cosas algunos de tus fans. – proseguí pasándole la bolsa.

       Luego de haber hecho lo anterior, salgo casi corriendo de aquel lugar.

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[773 palabras]

Buenas noches. 

¿Cómo están? Espero que se encuentren bien. 

Quiero comenzar diciendo que me agrada mucho tener finalmente la aparición de Damiano en este capítulo. Ya lo anhelaba.

No sabía muy bien cómo encarar esta parte porque no estaba muy inspirada pero luego de tantas idas y vueltas quedó esto. Me siento bastante conforme con el resultado, porque la historia comienza de una forma distinta. No es ese típico comienzo en donde todo parece ser de color rosa. Aún así, me gustaría que dejaran sus opiniones en los comentarios. 

Intentaré subir capítulos los miércoles y los domingos, al menos por ahora. Si llega a surgir algún otro cambio, se los comentaré.

Muchas gracias por leer lo que escribo y por votar también.

Nos leemos pronto.

                                                                                                                ¡Saludos!

                                                                                                                      Victoria.

LOVE, DON'T BREAK ME || Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora