VI

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  -Damiano –digo mientras pongo una de mis manos agarrando su brazo para sacudirlo un poco-.

  -¿Eh? –menciona sobresaltado- ¿Perdón?

  -¿Estás bien? –asintiendo-.

  -Perdón. ¿Qué decías?

  -En dos días vas a salir de aquí, –comento sonriendo-. ¿No te agrada la noticia? No me digas que ahora deseas quedarte aquí.

  -¿Qué? – pregunta mientras abre sus ojos como platos- ¿Estás loca? Lo que más anhelo es salir cuanto antes. Solo me tomaste por sorpresa.

  -¿Por?

  -Llegué a pensar que iba a tener una estadía mucho más larga en este hospital. -asume encogiéndose de hombros- Solo eso.

  -Te has dado un golpe en la cabeza nada más.

  -¿Acaso estás minimizando lo que me sucedió? –indaga firmemente-.

  Oh, aquí vamos de nuevo.

  -No, Damiano –respondo negando con mi cabeza-, te confundes. Solo me refería a que los exámenes que te han hecho, han salido bien. Ha sido como eso que llaman como "desgracia con suerte" –enfatizo simulando una especie de comillas con dos dedos de cada una de mis manos-.

  -Bien. –responde de manera seca-.

  -¿Bien? –repito confundida-.

       Mi celular comienza a sonar intermitentemente. Deslizo una de mis manos hacia los bolsillos de mi delantal y cojo el teléfono para poder atender la llamada.

  -¿Sí? –contento mientras me volteo a ver una de las pinturas que se encontraba decorando esa habitación-. ¿Una urgencia? Bien, en un minuto estoy allí –afirmo y luego seguidamente procedo a cortar la llamada-.

       Vuelvo a voltearme para verlo a Damiano, ya que desde hace unos segundos había quedado de espaldas a él. Ha cogido su celular también y se encuentra sumergido en vaya a saber qué. Comienzo a hablar para captar su atención, y luego de un par de milésimas, él me observa.

  -Damiano, tengo que irme.

  -Bien. –asiente- ¿Vuelves más tarde?

  -No creo. Tengo que ocuparme de otras personas que han ingresado al hospital. –proseguí- Luego me voy a casa.

  -Ah sí, cierto que debes continuar con tu trabajo. –dijo regresando su mirada al teléfono que tenía entre sus manos y mostrando desinterés-.

  -Mañana vuelvo. –susurro-.

  -¿De verdad? –cuestiona y cuando vuelve a observarme soy capaz de apreciar un leve brillo en sus ojos-.

  -Lo prometo. –sonrío-.

       Comienzo a caminar apresuradamente hacia la puerta, para poder ir al lugar al que me habían indicado, y justo cuando estoy por tomar el picaporte de la misma, mi acción se ve interrumpida por su voz.

  -¿Podemos tomarnos la foto?

  -¿Qué foto? –pregunto con fastidio, mientras doy la vuelta para poder mirarlo-.

  ¿Acaso no entiende que debo irme ya mismo? Seguro se cree que el mundo corre con los tiempos que a él se le antojan.

  -La foto para Instagram. –sugiere-. Lo prometiste.

  -Damiano, tengo que continuar cumpliendo con mis responsabilidades. –ruedo los ojos y coloco mis manos sobre mi cintura-.

  -Son solo dos segundos. Mira, tengo el teléfono aquí.-asegura mientras levanta el artefacto para que pueda observarlo-.

  -Mañana vuelvo y nos tomamos la foto. En serio.

  -Bien, mientras tú sigues discutiendo conmigo, hay pacientes que están esperando que los atiendas. Yo que tú, dejo de protestar y me tomo la foto.

  -Agradezco enormemente que en dos días te vas, te juro que no te tolero. –digo mientras me coloco a su lado para sacar la fotografía-.

       Sonrío levemente y trato de colocar una cara decente, mientras que él por su parte, comienza a lucir como el mismísimo dios griego. Enseñando esa dentadura perfecta que parece como salida de una publicidad del mejor dentífrico del mundo, mientras que sus ojos se achinan suavemente al compás de la misma, para generar un rostro digno de apreciar. Nunca he estado tan cerca de él, y me encuentro totalmente disconforme con el sentirme así. Nuestros rostros se encuentran a escasos centímetros de distancia, y es justo acá, cuando comienzo a desear que para un futuro creen celulares con cámara que sean capaces de captar un ángulo mucho mayor. Intento concentrarme en la idea de salir "linda" o "aceptable" mientras por otra parte, lidio fuertemente con evitar los miles de pensamientos que se acumulan en mi cabeza. Lo que debería durar tan solo segundos, se ha transformado de golpe en algo de diez minutos de duración. Mi respiración ha comenzado a ir un poco acelerada, pero trato de disimular para que él no se percate de ello. Después de un par de segundos, que para mí significaron alrededor de una hora, toma la fotografía con su celular. Me aparto rápidamente de él, y comienzo a caminar nuevamente hacia la entrada, no sin antes decirle algo, claro.

  -Espero que estés contento Damiano. –sujeto el picaporte nuevamente-.

  -Mucho –asiente-. Ya puedes irte.

  ¿Por qué de pronto tengo esa sensación de que él está ordenándome hacer algo? Este hombre definitivamente es capaz de generarme una especie de cariño-odio, con la cual no sé como luchar.

  -Sí, mejor. –menciono abriendo la puerta-.

  -Nunca me dijiste tu nombre.

  -Adivínalo. –respondo mientras salgo de la habitación, cerrando detrás mío la puerta-.

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[819 palabras]

Buenas noches.

Espero que hayan tenido un lindo día. 

Sé que prometí hace un par de días que iba a subir dos capítulos el fin de semana, pero no llegué porque tenía que estudiar. Sabía que les debía un capítulo, así que decidí venir a publicarlo hoy día. Mañana retomo la rutina habitual, así que también va a haber capítulo.

Me ha gustado bastante este capítulo, porque el afecto de nuestros personajes va apareciendo en escena y eso hace que todo se vuelva bastante más interesante. ¿Ustedes qué opinan?

Por cierto, el libro ya ha superado las 200 leídas y me encuentro muy feliz por eso. Las leídas, los votos y principalmente los comentarios que dejan en cada parte de esta historia, me ponen muy contenta. Perdón si a veces no respondo a la brevedad, pero algunos días estoy un poco ocupada y no me dan los tiempos. Aún así, siempre intento tomarme unos minutos para venir a responder.

Nos leemos mañana. 

                                                                                                     ¡Saludos!

                                                                                                                                   Victoria.

LOVE, DON'T BREAK ME || Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora