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       La semana transcurre rápidamente, y finalmente ha llegado el viernes. Internamente me encuentro festejando porque ¿Quién no adora los viernes? Es la previa a poder disfrutar de tiempo libre haciendo todo lo que has deseado hacer durante cinco días, y no pudiste porque anduviste como bola sin manija, intentando cumplir con la pila de obligaciones. Pese a que mi niña interior se encuentra aplaudiendo porque está feliz, no puedo evitar dejarle paso a la nostalgia. Nada está saliendo como quiero. Mi vida pende de un hilo por la cantidad de eventos traumáticos que han acontecido en ella durante los últimos meses. Mi rutina consiste prácticamente en dibujar una especie de sonrisa para poder tapar lo trágico, pero lo cierto es que eso solo dura un par de segundos porque luego se desvanece así sin más.

       Estoy segura de que en este momento están preguntándose qué ha pasado con Damiano. Bien, desde esa última vez que me provocó y sacó de mi alma esas risas sinceras, lo he visto muy poco. Han entrado muchas otras urgencias, y por tal motivo no he podido dedicarle tanto tiempo como quisiera. A la par, pese a que conocerlo ha sido un gran favor, ya que me ha evitado volver a esa monotonía, a todo eso que implicaba y abarcaba mi existencia, estaba encariñándome en demasía. De golpe comencé a tener sentimientos que me encontraba incapaz de explicar. Y siendo honesta, no es algo a lo que pretendo volver, o algo que estoy dispuesta a experimentar nuevamente. Es hora de alejarme, porque ni siquiera lo conozco. Esto ha avanzado incontrolablemente y es mejor ponerle punto final ya mismo.

       Aún estoy sentada en mi cama, intentando desperezarme para poder comenzar con mi rutina. Esa que no revisa, ni presume cambio alguno. Esa que me está llevando al borde del hartazgo.

       Hace aproximadamente quince minutos que me he despertado, y aún no logro reunir las fuerzas suficientes para salir de la cama. Lo más lógico a este punto, sería que alguien viniera y me tirara un vaso de agua en la cara para despertarme. Ahí me convertiría en el peor demonio existente, en el enojo hecho persona, en todo eso con lo que no deseas cruzarte jamás en tu vida; y luego de manera natural conseguiría levantarme.

       Aún hundida en la comodidad y en el calor acogedor de mi cama, cojo mi celular y comienzo a revisar mi correo. Vale, no es como si de pronto tuviera mil asuntos o personas por atender. Mi correo es todo lo contrario. Miles de veces este se ve invadido por las publicidades de artículos o servicios que jamás en la vida voy a adquirir. Sí. Así de aburrido

       Reviso una y otra vez, de arriba hacia abajo y nada. Nada nuevo. Todo normal. Todo en orden.

       Tomo fuerzas desde lo más recóndito de mí ser, y finalmente consigo despegarme de mi lecho.

       Luego de emprender y realizar las cosas como de costumbre, voy rumbo a mi trabajo.

        Pese a mis inútiles intentos por querer evitar regresar a la 365, voy a paso largo para poder llegar lo antes posible. Apenas llegué al hospital, me dieron una de las noticias probablemente más lindas. Damiano, solo iba a quedarse allí como por dos días más, y luego podía regresar a su departamento, casa, rancho o donde fuera que él viviera. Desde un principio se notaron a la legua sus ganas de salir huyendo de ahí. Odiaba los hospitales, y era algo que podías percibir a simple vista. No por nada el trato del primer día. ¿No?

       Mantengo una agitada conversación mental conmigo misma, acerca de cómo debo comunicarle tal noticia, hasta que casi sin darme cuenta, me cruzo con la puerta de la habitación. Medito un par de segundos, ejerzo un leve y ejercicio de respiración sin sentido, e ingreso.

       Ahí está él. Volviendo a dejar sobre un mueble un vaso de agua que había cogido segundos antes. Sonrío y sacudo una de mis manos para poder saludarlo. Me siento en la silla de madera que se encuentra al lado de donde él está recostado, y me encuentro incapaz de borrar y aniquilar esa sonrisa boba, que se incrementa aún más, cuando él comienza a hablar.

  -¿Por qué tan sonriente? –comenta entrecerrando los ojos-.

  -Hola, buenos días Damiano. –ruedo los ojos- ¿Cómo estás? Por lo menos salúdame. Aún no he tenido la dicha de dormir contigo.

  -¿Te gustaría no? –responde con una media sonrisa en su rostro-.

  -¿Perdón? –niego con la cabeza- Jamás. Dormir contigo debe ser un dolor de cojones terrible. En fin. Tengo buenas noticias para ti. –menciono dando leves aplausos con mis manos por la emoción-.

  -¿Para mí?

  -¿De verdad crees que hubiera venido hasta aquí si no fueran para ti? –llevo la palma de mi mano derecha a mi frente-.

  -Bien, se ve que realmente son muy buenas noticias, porque desde que has entrado por allí –señala hacia la puerta-, no has dejado de sonreír.

  -Ahora comienzo a tener mis dudas al respecto. Digo, a mi parecer son buenas noticias, a no ser por el hecho de que claro ya no voy a estar al pendiente tuyo para cuidarte ni nada. Seguramente eso puede llegar afectarte.

  -Eso quiere decir que...-mueve una de sus manos para indicarme que prosiga-.

  -En dos días te dan el alta. –indico elevando un poco el tono de mi voz y seguidamente mordiendo mi labio inferior-. ¿Eso no es genial? –sonrío esperando su respuesta-.

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[911 palabras]

Buenas noches. 

¿Cómo andan? Espero que se encuentren disfrutando de su fin de semana.

He tenido un día bastante movido porque he estado haciendo varias cosas, pero en fin, como lo prometido es deuda, vengo a publicar el primer capítulo de esta especie de mini maratón.

¿Qué piensan que va a suceder a continuación? ¿Qué creen que va a pasar?

Por cierto mil gracias por sus votos, sus mensajes brindando tanto cariño y afecto, y por principalmente leer esta historia. Ya ha superado las 200 leídas, y la verdad eso me tiene muy feliz.

Sin más que decir, me despido de ustedes. Cuídense mucho. Nos leemos mañana.

                                                                      ¡Saludos!

                                                                                              Victoria.

LOVE, DON'T BREAK ME || Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora