where are my fucking pills?

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Enfermo, sucio, apestoso, maníaco, con un frasco de pastillas antidepresivas y ansiolíticas, Clonazepam y Florexina* sonaba bien en su boca que tenía sed pero sin ganas de tomar nada, se miraba frente al espejo de los jefes,  Frank se sentía perseguido. Él los veía, los ojos rojos mirándolo fijamente en la oscura habitación blanca, los ojos eran peores que toda inyección de calmantes y ansiolíticos de tercera generación que se le estaban dando, entonces se refugiaba en su voz que por primera vez lo tranquilizó, ¿sería que todo su sistema nervioso estaba asustado?

Tranquilo Frank, por favor.

Los dedos de sus pies se doblaban al escuchar de nuevo la voz tan calmada, sus caderas estaban apoyadas contra la pileta blanca del baño reluciente, al igual que sus manos aferradas enfermizamente con sus uñas a la cerámica, ha

ciendo que sus omóplatos se marquen entre la tela blanca de su camisa, estaba cansado de quejarse con Marie, cansado de escribir en ese diario que finalmente tiró a la semana de serle regalado. Frank miraba las gotas rojas que caían desde su nariz golpear contra lo blanco, haciendo un contraste si se podía todavía más enfermo. Su cabello había cambiado drásticamente de castaño a un oscuro negro, los médicos estaban sorprendidos, al parecer el cerebro humano era totalmente un misterio. No solo la voz rió a carcajadas cuando Frank vio la confusión en los médicos, sino que él también estalló en carcajadas frente a Robert Bryar dejando a Marie estuprefacta. Ese realmente no era Frank.

-Mis pastillas cabeza... quiero mis pastillas. - habló Frank en un susurro seguido de un temblor, que lo hizo alzar la cabeza hacia la luz brillante del centro del baño, sintiendo la sangre de su nariz en sus propios labios se relamió y una idea se le pasó por la cabeza, ya no era la voz, ahora era todo él. Llenó su dedo índice con la sangre que caía desde su nariz, y mirándose al espejo escribió en él, una suerte de oración que la voz en su cabeza no paraba de repetirle.

"Jugar a la víctima es una desperdicio de tiempo"

Frank nunca estuvo tan de acuerdo con esa voz que lo maltrató. Frank sonrió enormemente frente a sí mismo, se había dado cuenta de que quizás estaba perdiendo la cabeza. ¿No era ser cuerdo eso?¿O era simplemente hundirse más en su propia locura?

Anhelaba el suicidio, amaba la idea de estar muerto para volver a estar con Gerard. Amaba la valentía que se necesitaba para simplemente dejar de existir por voluntad propia. Robert parecía ya no ser su amigo porque cada vez le daba sus pastillas él salía lo más rápido posible, y Marie no volvió a aparecer para abrazarlo, era de saberse él siempre cansaba a las personas. Lo iban a cambiar de habitación e iban a deribarlo a un psicólogo que tenga más experiencia, el último renunció ante la seducción de Frank al meter las manos en sus propios pantalones. No era como la vez que se masturbó pensando en Gerard, ahora era por el simple hecho de fastidiar a alguien.

Si no sos más que un estorbo Frankie...

-Cerrá la maldita boca. - Frank insultó apretando sus ojos bajando la cabeza. ¿Era como deborarse el alma a sí mismo?¿Cuándo te das cuenta de que tu alma se fue para nunca volver? - Gerard... - Frank susurró su nombre. Hace tanto no lo hacía, que su entrepierna reaccionó, y sin pensarlo dos veces, metió su mano derecha entre sus pantalones que rápidamente tomando su pene erecto, comenzó a moverse de arriba a abajo rápidamente. Para ese entonces Frank estaba respirando agitado, los orgasmos eran cada vez más cortos y promiscuos. Limpió la palma de su mano en la pared dejando su semen en las cerámicas grises, y gritó a sí mismo golpeándose después- ¡mis jodidas pastillas cabeza!

En tu mano izquierda Frank

Los ojos de Frank se abrieron sorprendidos, ¿cuando las había colocado ahí? En vez de asustarse, Frank contempló el baño relajado las tenía en sus manos, ya pronto todo el jodido dolor desaparecería y podría volver a tomar a Gerard, podía hacerlo suyo nuevamente, hacerlo gemir hasta el punto de gritar, Frank quería que Gerard gritase su nombre de nuevo, Frank gimió involuntariamente y miró el espejo estaba escrito de manera descuidada, pequeña, la luz sobre su cabeza era brillante iluminándolo todo, el semen estaba prácticamente goteando de la pared y de su propio pene, miró el techo y encontró unas líneas tachadas horizontalmente. Al parecer no era el único que había logrado distraer a las cámaras de seguridad, nadie entraba al baño de los jefes, excepto Marie. Bendita sea Marie, musitó Frank para sí mismo.

Le gustaba el sonido de las pastillas golpeando todas juntas contra sus dientes. No las contó, simplemente vació el frasco marrón en su boca abriendo el grifo para juntar una basta cantidad de agua entre sus palmas, entonces tragó agua y pastillas juntas. 

Eructó cuando todo había dejado su boca, y rió una vez más, ya estaba hecho ahora faltaba esperar.

Un golpe desde afuera lo hizo saltar sobre sí mismo. Frank sentía como sos movimientos eran cada vez más lentos y le recordó a quella vez en la que probó cocaína que el amigo de Gerard había traído, estaba lleno de energía pero paradójicamente demasiado cansado como para hacer algo. Entonces, la voz de Marie se juntó con la voz de su cabeza. Frank después de caer al suelo y golpear su cabeza contra la pared escuchando los gritos de la anciana, supo que Marie se iba a enojar mucho, que le iban a inyectar sedantes de veinticinco gramos, o si tenía suerte de cincuenta, que si tenía la fuerza de masturbarse iba a durar un poco más, y que alimentarse por sí mismo sería una experiencia que lo llevaría a dar unos cuantos viajes, finalmente si tenía la desgracia Frank saldría vivo.

Sus oídos zumbaron, lo último que vio fue la cara de susto de Marie, lo último que sintió fueron unos largos dedos metidos en su garganta.

*Clonazepam y Florexina, son antidepresivos-ansiolíticos-moderadores de serotonina, que se dan en los casos de depresión grave o moderada. Tus pupilas se dilatan se comen todo, y simplemente flotás con los pies en el suelo. No tengo idea si una sobredosis te puede causar la muerte.

Nos leemos seas quien seas. Buenas vibras.

Tragician |Frerard| TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora