Tragician |Frerard| Terminado

¿Hijos del hijo? Gerard

Marie, Bob y las enfermeras que cuidaban de Frank en las noches, discutían sobre la paranoia que Frank estaba desarrollando en su cabeza, lo veían masturbarse fácilmente cinco días en la semana siempre con Gerard como protagonista, reírse entre murmullos de discusión con su cabeza sobre la vida, y cuando llegaba el momento de la ducha Frank temblaba sonrojado hasta donde podía, su piel estaba más blanca resaltando sus ojeras. Las medicaciones se le fueron subministradas en pequeñas fases para que no volviera a repetirse el incidente de hace ya, un mes. Frank mejoraba, y recaía. El lavaje de estómago que le habían hecho, lo dejó dormir todo un día entero entre frazadas lo suficientemente calientes para bajar la fiebre somática que según Marie había sido a causa de una sugestión, vaya a saber Dios, y Frank de qué.

-Frank no puede seguir así. - Decía Bryar rascando su crecida barba rubia por debajo de su mentón, estaba realmente preocupado por su último y actualmente único paciente. Frank llevaba casi más de seis meses ahí dentro. - Sus padres tampoco han aparecido, ¿qué hacemos?

El tribunal de psiquiatras entre ellos Marie, se miró entre sí. La agrietada voz de la enfermera rompió el silencio, - Me haré cargo yo.

-¿Estás segura? - Bob la miró a sus penetrantes ojos azules, esa no era un decisión fácil de tomar. Tenían el riesgo de suicidio de Frank, tenían la jodida esquizofrenia leve de Frank, no sabían nada más de Frank. - Marie...

-Va a ser hasta que me muera que voy a cuidarlo, Frank va a ayudarme también. - dijo ella sonriente.

-¿Has visto su historia clínica completa? - preguntó la mujer de largos cabellos negros y ojos grises a su lado.

-Si. Frank ha presentado solo depresión a sus dieciocho años. - dijo ella segura de sí misma, entonces la información del accidente volvió a su cabeza. - Quiero saber más del accidente.

-Vamos a llenar los papeles entonces. - eso bastó para que Frank quedase bajo la tutela de Marie Lee. Ella no tenía una puta idea de lo que estaba apunto de enfrentarse.

                                                                                *

Ultimamente me la paso acostado, hablando una y otra vez con la incansable voz de mi cabeza, una noche mi voz dijo que Gerard era un ser demasiado inteligente para mi propia salud. ¿No es loco? Lo único que me hacía bien era dañiño. ¿No soy yo insano?

Gerard siempre me decía una y otra vez, que somos hijos del hijo. Eso hoy me hace pensar en que todo pasa por algo. Quizás Gerard...

¿Estás justificando tu asesinato Frankie? No me jodas con el 'todo pasa por algo'.

Que todo pasa por algo y mañana somos polvo. ¿Así de fácil es todo?
¿Se habrá enojado mi padre por algo?

                                                                                                                      Primero de Enero, 1998 
                                                                                                                          Belleville, New Jersey

-No me vengas con esas idioteces Mikey, maldita sea. - gritó Gerard furioso através del teléfono, se veía crispado, nervioso pasaba una y otra vez la mano por su pelo grasiento. Gerard había llegado a la plena mayoría de edad, y todo se le había tirado encima, lo veía caminar de un lado a otro, discutiendo con Mikey que estaba en casa de Helena por festividades, como todos los años nosotros decidimos pasarla juntos. - No, no joder Mikey, no es eso, ¡por Cristo mismo! - gritó, el silencio inundó su cuarto y me di el lujo de estirar mis piernas en su cama, escuché muy por lo bajo que Michael respondía, 'algo habrás hecho', entonces Gerard estampó el teléfono contra la pared rompiendolo en calculo, millones de pedazos de tecnología barata.