Cap. 18 "Rueda de prensa"

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Gritos. Sirenas de bomberos. Polvo de los escombros. Vidrios rotos. Murmullos y gente lastimada. Mucho ruido, mucho para que una persona no pudiera perder la cabeza y entrara en pánico como las personas en esa conferencia, con solo escuchar los gritos de las personas hacían que le doliera a más de uno la cabeza.

Y después de todo ese escándalo, solo se escuchaba un pitido agudo en el oído izquierdo de Peter. Y no, ese pitido no era por un ataque de pánico o porque simplemente su mente no estaba cooperando con el y le estaba dando una mala jugaba con su perspectiva auditiva. No. Ese pitido era provocado por una granada que había sido lanzada desde el publicó, una granada que habria caído muy cerca del Sr. Stark si no fuera por que el lo apartó. Esa granada cayó cerca de el, pero por suerte la había esquivado. «¿Y el señor Stark?» Se preguntó alarmante, mirando entre el polvo la figura de su tutor. Preocupándose muy poco por su bienestar, o por la herida en su cabeza que ardía al tocarla con las yemas de sus dedos. Su objetivo principal en ese momento era buscar al Señor Stark, y ponerlo a salvó. Pero... ¿Porque todo daba vueltas a su alrededor?

Peter! Peter! —.

¿Qué era eso? Se preguntó al escuchar lo que parecía ser su nombre dicho por otra persona, pero, ¿porque su nombre se escuchaba tan lejano y cerca a la vez?. Apoyo su mano derecha en el suelo, sintiendo el frío escenario y algunos cristales que entraban en su mano. «Eso va doler después» Pensó al mirar como los pequeños cristales se incrustraban en la palma de su mano y la hacia sangrar ligeramente.

Peter! Peter. ¿Estas bien?, ¿Puedes escucharme? —.

Sintió como unas manos calidas lo tomaban de los hombros, levantando lo del suelo y sentandolo en este mismo. Peter miro con los ojos desorbitados a la persona que lo sostenía con preocupación. ¿Quien era esa persona?. El polvo no lo dejaba ver bien alrededor suyo. O talvez era la sangre que excuria de su cabeza y que iba a su ojo lo que no le dejaba ver correctamente. No lo sabemos. Peter soltó un gran quejido cuando aquella persona intento ponerlo de pie otra vez. «Diablos... Me duele una costilla» Se quejó para a sus adentros, teniendo la necesidad de vomitar por el dolor.

Banner! Prepara una camilla hay que curar a Peter!— Gritó la persona que hacía que Peter se mantuviera de pie. —Tranquilo chico. Estarás bien— Aseguró. Teniendo especial cuidado en no lastimar más al adolescente.

Peter asintió sin más. Sin mover un solo dedo al volver a sentir el frío suelo del escenario. Estaba seguro que su curación súper rápida le ayudaría a sanar su costilla rota, o los raspones que tenía en su brazo y pierna, incluso sería capaz de sanar aquella pequeña herida en su mano derecha. Pero no sabía si el golpe en la cabeza era realmente algo grabe, y que su sistema acelerado pudiera curar esa herida en tan solo unos meses, no podía afirmar nada de eso. «Tengo sueño...» Formó un único pensamiento en toda esta situación. No había podido relajarse en todo el día por lo nervioso que estaba, así que su cuerpo y su mente le pedían a gritos que descansará por esta vez. Y eso hizo. Cerro lentamente sus ojos y su cuerpo cedió por un momento, tomando una pequeña siesta mientras esperaba que la ayuda viniese.

«Solo dormiré 5 minutos...»

•••

Ese mismo día, en la mañana

Peter dejó a un lado la última caja que tenía, aquella donde venían las cosas del antiguo apartamento que compartía con su tía May, y algunas cosas de su tía que el Señor Stark recogió para el. Con cuidado colocó una foto de el y May en un restaurante italiano en el escritorio de su nuevo cuarto. Miro por unos momentos la foto sobre el escritorio, específicamente miro la cara sonriente y alegre de su tía May en ella; recuerda que aquella vez había perdido otra mochila por el asunto de ser Spider-Man, y que con vergüenza le pidió a su tía una nueva mochila, ella se enojo un poco ya que era la quinta mochila que había perdido, y Peter, intentando calmar el enojo de su tía, la invito a aquel restaurante italiano para que los dos juntos fueran a cenar esa noche, su tía cambio de actitud enseguida al probar la lasaña de ese restaurante por primera vez.
Peter soltó una pequeña risa por el recuerdo. La muerte de su tía le seguía doliendo de cierta forma, pero, ya no era de manera negativa. Le dolía su muerte, sí, pero su corazón se llenaba de cariño al recordar el porque le dolía su muerte, el porque la extrañaba y el porque nunca quiso que todo fuera diferente. No cambiaría la vida que tuvo con su tía por nada del mundo. Y eso, le daba mucha paz a Peter.

Mi hijo [Irondad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora