D̺͆ • I̺͆ • E̺͆ • Z̺͆

407 49 49
                                    

___________COMENCEMOS___________

Inframundo:

Dos semanas después. 

  
            
Habitación de Diego y Adrián.
             
-¿Qué diablos te paso Diego?-preguntó el morocho de forma exaltada. Sus ojos recorriendo las ropas bañadas en sangre del ojimiel. Y levantándose de forma inmediata de la cama, acercándose a él.
           
-Emilio se puso un poco inquieto- contesto. Mientras intentaba quitarse la húmeda ropa. Tirándola hacia la chimenea que decoraba su habitación.  
                
Lástima de camisa, era de sus favoritas. Puto Emilio inestable, pensó. Una mueca adornando sus labios. 
               
-¿Inquieto?- murmuro Adrián.        
        
-Una puta alma se puso de altanera en su presencia y ya sabes cómo anda ahorita, la mando a la cárcava, pero Cerbero decidió pasearse por allí y Emilio le ordenó que se deshiciera del alma- murmuró entre maldiciones Diego. Mientras caminaba hacia el baño de sus aposentos. Metiéndose a la bañera. Siguiendo el relató desde ahí. Adrián en la puerta escuchándolo con atención.   
               
-Y nada, el puto perro decidió que quizás sería divertirlo hacerlo pedacitos, y ¿Adivina quién estaba cerca en ese momento?, si yo... exacto. Le rompió el cuello y me baño con sangre de la puta yugular.  
            
-Oh dios... jajaja- rio Adrián.  
               
-No te rías, no fue gracioso. Al parecer el puto perro ese también anda de mal humor porque Joaquin se fue. 
               
-Cerbero se enamoró de Joaquin, así como su dueño-murmuro Adrián, una sonrisa suave adornando sus labios. 
               
-Al parecer. En fin... ya los mandé a descansar. Porque los dioses no lo quieran quizás terminen con toda la población del puto infierno-. Gruño Diego. Saliendo de la ducha y secando su cuerpo   
               
-Ahora sí... Ven con papi, bebé- canturreo  con diversión.  
             
-Jajaja, eres un idiota total- le respondió el morocho. Su cara divertida, mientras mordía su labio inferior. Pero no dudo en acercarse a él         
       
-Te amo-susurro Diego contra sus labios.   
               
-Por siempre- le contesto Adrián.
                  
Y se besaron con suavidad. Sus cuerpos tibios encontrándose                  
Tontearon algunos segundos más y decidieron irse a la cama.  
                
-Iré a ver cómo anda Emilio en unas horas más-le dijo, girando su cuerpo y recostándose de lado.    
             
-Ok... espero pueda dormir algo esta vez-contesto Adrián.    
             
-Posiblemente lo hará. 
              
El morocho le dio vuelta a su cuerpo y pego su delgada espalda contra el amplio pecho de su amante. Fundiéndose en un profundo sueño.            




[....]




               
Aposentos de Emilio

               
-Toc toc- se escuchó decir a una voz desde el otro lado de la puerta del estudio de Emilio.  
               
-Pase- contesto con dulzura el ojinegro. Pues tenía la posible certeza de quien se trataba.
                
-Emiiiii- canturreo con suavidad Joaquin. Asomando su rostro por la puerta, sus ojos luciendo unas pequeñas arrugas a sus costados, producto de la enorme sonrisa que adornaba su angelical aspecto. Mejillas color borgoña completaban su hermosa cara.   
             
-Hola gatito, ven aquí-murmuro Emilio sonriendo hacia el ojimiel. Haciendo señas con su mano para que pasara.   

              
Joaquin abrió la puerta por completo dejando a la vista su figura, entonces Emilio perdió la respiración. Su aliento enganchado a su pecho y sus pupilas más negras que nunca. Apretó ambas manos a los costados de su asiento.   
        
-Dios- susurro embelesado el rizado. Podía sentir una gota de sudor resbalando por su tensa espalda.
El ojimiel portaba una bata transparente que definitivamente no dejaba nada a la imaginación. La luz de los ventanales solo hacía que la exquisita figura del castaño se trasluciera por la delgada tela

Inferno's Garden || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora