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Me despierto cuando suena la alarma de mi celular a las siete de la mañana.

Ya pasaron unos días de que empecé a trabajar y a pesar de que me resultó duro al principio levantarme tan temprano, estoy terminando de acostumbrarme.

También puede que ayude el hecho de que voy motivada porque parece ser que tengo unos dos amigos acá en Italia, los primeros. Mis compañeros que también están a prueba a ver si se quedan con el trabajo o no, pero siendo optimista creo que los tres estamos poniendo todo nuestro empeño en esto.

Apenas llego el primero en saludarme animadamente es Zahir.

—Hey Argentina, ¿como estás?—Zahir tiene familia en España asique sabe hablar español perfectamente.

Nicole llega un segundo después y nos saluda a ambos con un beso:—¿Cómo están?

—Bien, ¿vos?—Los clientes generalmente no llegan hasta después de las nueve de la mañana, pero igual nos hacen venir antes para acomodar todo y que esté todo limpio para cuando comiencen a llegar.

La pasamos hablando un rato en la barra porque todavía no vino nadie.

—Es nuestra primera semana de trabajo y debo admitir que estoy agotada pero agradecida de haberlo conseguido. Peor es no tener plata ni trabajo. Cuando apenas llegué a Italia me costó mucho que me tomaran en serio en cualquier lugar, más que nada porque soy extranjera—cuenta Nicole ordenando las botellas de licor.

—Si, es difícil la adaptación, pero es más llevadero si tenés a personas que estén ahí para apoyarte—con esto último me refiero a Lauti, pero a Nicole parece que mis palabras le llegan al corazón, asique no intento aclarar nada.

—Yo conozco un buen bar que está no muy lejos. Serán unos quince o veinte minutos en auto, las puedo llevar si quieren, digo..para terminar bien la primera semana de trabajo—dice Zahir. Él vivió acá toda su vida y esta zona la conoce como la palma de su mano.

—Si, estaría bueno salir una noche de estas.

—Yo llegué hace poco y no conozco prácticamente nada, asique me parece bien—coincido con Nicole.

—Bueno, puedo llevarlas el jueves a la noche si quieren. Me pasan su dirección por mensaje, las busco y pasamos un rato a ver si les gusta.

Acordamos en ir juntos y después de eso nos separamos porque la gente comienza llegar. Me dedico acomodar los bolos y fijarme que esté todo limpio en la zona de juegos. Después me mandan a limpiar los baños. Ser nueva en el trabajo es una mierda.

•••

Estoy sirviendo unos tragos a unos señores que se reunieron a ver el partido del inter contra fiorentina. De vez en cuando yo miro de reojo para ver a Lautaro jugar. Pongo los vasos en la bandeja y la llevo directo al lugar.

—Muchas gracias hermosa—me sonríe un viejo asqueroso de la mesa.

Mientras ojeo la tele, puedo ver que enfocan a Nico, el chico que conocí en la casa de Lauti hace unos días. Se lo ve serio y concentrado, nada que ver con la otra vez. Por un rato más me distraigo y varias veces me retan mis compañeros poniendo mala cara. En realidad, yo siento que sus malos tratos se deben más que nada porque soy extranjera. Parece ser que eso les molesta bastante.

Bueno, que se la aguanten. Porque yo pienso seguir trabajando por lo menos hasta que me gradúe y pueda conseguir un trabajo mejor, y eso iba a tomar un largo tiempo.

Cuando se hizo la hora de salir y llego a mi casa le envío un mensaje a mi mejor amigo.

Amaia: La rompiste como siempre Lautiii 🙌🏻

Lautaro MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora