Tomo un sorbo de té de durazno mientras intento que mi cabeza se concentre en lo que estoy haciendo. Tengo mis tareas en la mesa esparcidas por todas partes y mi cabeza está allá arriba, en las nubes, y no colabora en bajar. Llegue de la universidad hace rato y por más que intento no puedo leer un párrafo seguido.
Suspiro como por cuarta vez en diez minutos y decido dejar los estudios porque no puedo prestrar atención en leerme tantas hojas ahora mismo.
Mi mente está en Agustina y Lautaro. Es un tema que tengo en mente desde... bueno, prácticamente desde que la conocí y supe que estaban en algo. No me molestó al principio, lo tomé con normalidad. Total yo ya había conocido a muchas novias de él y nada había cambiado. Pero ella tiene algo que no me gusta, no me convence y no es sólo por celos, sino intuición. Quiero lo mejor para mi mejor amigo y lo mejor sin dudas no es Agustina. No es algo que tendría que decidir yo, pero no me importaba. Lautaro es mi todo y no quiero por nada del mundo que salga herido. Y menos que menos por una mujer.
El timbre del departamento suena.
—¿Amaia Gomez?—pregunta una voz desconocida por el teléfono.
—Si, ¿quién habla?
—Tengo un paquete para Amaia Gomez. ¿Es usted?
—Si si, ya abro.
¿Un paquete? ¿Ésta no será otra obra maestra de Lautaro? Algo me dice que si.
Abro la puerta y el señor me hace firmar una hoja antes de entregarme una caja no muy grande pero tampoco pequeña. Como una nena corro a mi cama rápido para abrirla.
Lo apoyo en mi colchón y cuando lo destapo ahora lo que tengo que tapar es mi boca.
Es un vestido hermoso de color rojo muy fuerte con unas piedritas en el escote en V. Largo hasta el piso y en la parte de la pierna derecha está abierto. Es de un material muy muy suave y que se ve exageradamente caro. Es precioso y se que ni en mil vidas podría comprarme algo como esto. Viene acompañado de unos tacos altos negros que se ven mortales. Vuelvo a mirar la caja de donde saqué el vestido y ésta tiene una nota.
Ami:
Antes de que te enojes, quiero recordarte que vos me lo pediste. Aunque en broma, no importa, lo hiciste. A mi me gusta complacerte y mimarte, a parte de que claro que te imagino con este vestido puesto en tu cuerpo y sólo puedo decir: amén. Salvenme del mal.
Se que te va a quedar precioso y que te va a encantar y eso es exactamente lo que pensé cuando lo compré. En tu felicidad. Y lo bien que te quedaría.
Te quiero y no te enojes.
Te veo a la noche.Lauti.
Niego con la cabeza, pensando en que nuevamente gastó un dineral en mi.
● ● ●
Lautaro pide por mi porque yo no tengo ni idea lo que sea que sirvan en éste restaurante tan innecesariamente caro. No sé ni pronunciar los platillos asique mucho menos sé lo que son. Asique le dejo a él que se encargue de eso.
Agustina pidió un plato con una excelente pronunciación del italiano y le sonrió a la chica entregandole la carta.
Lautaro ordenó también y aunque conoce los platos y comprende el idioma igual noté que su pronunciación no fue la mejor pero se dió a entender. La camarera asintió y se fue.
Ahora mismo la mesa está en silencio. Tengo mis manos en mi regazo y me doblo los dedos con nerviosismo o aburrimiento. O quizás ambas. No es el hecho de que esté Agustina cerca mio, sino que estoy en un lugar rodeada de personas en las que no siento que encaje. En un lugar tan elegante que nunca en mi vida pensé que iba a estar...y esto no se siente bien.

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Lautaro Martínez
FanfictionLautaro y Amaia fueron mejores amigos de toda la vida, ella siempre estuvo para él, incluso cuando nadie más lo estuvo. En sus momentos más difíciles, ella era la que siempre estaba para que él pudiera apoyar su cabeza en su hombro y llorar por hora...