Cuando me despierto lo primero que hago es sentir el olor característico que desprende el cuerpo de Lautaro. Seguimos en la misma posición que ayer y su respiración es tranquila, supongo que sigue dormido. Me acomodo mejor en sus brazos y me estremezco cuando siento que suspira en mi cuello.
No quiero levantarme y pensar lo tonta que fui anoche al ponerme a llorar por una discusión con Lautaro, pero tampoco puedo quedarme a hacerme la dormida todo el día hasta que decida irse.
—Ya se que estás despierta—dice su voz ronca en mi oreja. Me encojo en mi lugar.
Me da un beso en la cabeza y se vuelve a apoyar en mi cuello.
—No nos vamos a levantar de acá hasta que me digas que pasa, peque. Asique más te vale ir hablando.
Sus palabras suenan a amenaza, pero sus brazos me siguen abrazando tiernamente por la cintura.
Me remuevo inquieta, pero él no se inmuta.
—Por favor, Ami. Quiero dejar esta estúpida discusión de lado así puedo tener a mi mejor amiga de vuelta, ¿puede ser?
Asiento.
—Sólo me puse histérica, perdón—me disculpo sinceramente. No quiero hablar más del tema.
—Mh, si. Pero no me refiero a eso. No me rehuyas a la pregunta.
Me quedo en silencio por unos segundos.
—Sólo quería hablar con vos y no me gustó que ella atendiera, ¿si? Ya está.
Roza sus labios en mi oreja y contengo un pequeño gemido en el fondo de mi garganta. Me remuevo inquieta. Esta posición ya empieza a incomodarme porque ya no estoy muy segura de ser inmune al encanto de Lautaro.
—¿Y de qué querías hablar?—insiste.
Me apoyo más en él y trato de no enloquecer.
—De un mal rato que había pasado en el bar, nada más—resto importancia.
—¿Qué mal rato?
—Nada Lautaro ya te dije que ya está.
—Bueno pero igual quiero saber.
—Yo no quiero hablar más de eso.
—Peque, por favor. Quiero terminar con esto de una vez.
—Yo también.
—Entonces decime.
—Alguien quiso sobrepasarse conmigo—suelto al final, con un tono que le resta demasiada importancia—. Pero no pasó a mayores asique ya no quiero pensar más en eso.
Siento a Lauti estremecerse atrás mio.
—Sobrepasarse, ¿cómo?—me separo rápido sentándome en el colchón y amago a levantarme antes de que me agarre—. Necesito saber Ami.
—No sé, sobrepasarse. Intentó...no sé. No recuerdo mucho—miento descaradamente. Me rasco el tatuaje detrás de la oreja porque siento que empieza a picar.
—Me estás mintiendo.
—No.
—Si, lo estás haciendo. Y deja de rascarte el cuello.
—Le reventé la copa en la cabeza y después tuve miedo que me persiguiera o que me hiciera algo. Te llamé para que vinieras a buscarme porque no me sentía bien, no sé para que queres saber, esto no cambia nada, igual me la tuve que arreglar sola. Bueno, con unas chicas que me fueron enviadas gracias al cielo para ayudarme. ¿Ya estás feliz de tener la primicia completa? ¿Podés dormir tranquilo?

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Lautaro Martínez
Fiksyen PeminatLautaro y Amaia fueron mejores amigos de toda la vida, ella siempre estuvo para él, incluso cuando nadie más lo estuvo. En sus momentos más difíciles, ella era la que siempre estaba para que él pudiera apoyar su cabeza en su hombro y llorar por hora...